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Apasionante y “leberíntico” circuito por San Rafael

Un interesante y completo recorrido para no perderse nada en San Rafael.

La ciudad de San Rafael se divide en dos zonas de gran interés para el visitante: el microcentro y el boulevard de la rotonda de Acceso Oeste a San Rafael, es a su vez, un destino que posee todos los servicios que un turista necesita, desde el Aeropuerto Internacional hasta todo tipo de alojamiento y espacios gastronómicos. Es el punto de partida a los principales circuitos turísticos del Sur de Mendoza.

 

La vida cívica se organiza en torno a la Plaza San Martín, el Municipio de San Rafael y la bella Catedral de San Rafael Arcángel, se pueden visitar la Biblioteca Mariano Moreno, y el Museo de Bellas Artes, que exhibe a prestigiosos artistas como Castagnino, Fader, Spilimbergo.

Otra visita obligada es la Casa de Helena y Fausto Burgos, escritores que dejaron un legado de más de 3000 volúmenes, y colecciones de la cultura incaica, artesanías en plata e instrumentos musicales.

Tres parques importantes proponen la recreación y el solaz: el Parque Hipólito Irigoyen, con su famoso Teatro Griego Chacho Santa Cruz y el Polideportivo, se transforma en escenario tradicional de espectáculos artísticos, culturales y deportivos; el Parque Juan Domingo Perón acoge al nuevo Centro de Congresos y Exposiciones de San Rafael; la casa del Ing. Ballofet, Chateau de Iselín y el Parque Mariano Moreno, en la isla del Río Diamante, alberga el Museo Historia Natural San Rafael, con ponderadas muestras de las ciencias naturales.

 

En las afueras de la ciudad, son los caminos del vino y el olivo uno de los circuitos predilectos para los visitantes, destacando importantes bodegas y aceiteras que se encuentran en el departamento sureño.

En dirección a General Alvear podemos encontrar el Museo Militar, la Estancia Los Álamos con el Laberinto de Borges y la Villa Atuel, sitio histórico productivo provincial y de Olivares de alta calidad.

 

El Laberinto de Borges

El Laberinto de Borges es una obra maravillosa, ubicado en el distrito de Cuadro Nacional en la finca Los Alamos, de la familia Aldao Bombal, a unos diez kilómetros del centro de San Rafael. Y es una visita obligada si están por el sur de la provincia de Mendoza, hay aire puro y espacio suficiente para relajarse. Estacionamiento y un parque con juegos para niños.

Gestado hace muchos años pero recientemente abierto a mendocinos y turistas, el enorme laberinto de arbustos plantados en 2003 en honor a Jorge Luis Borges crece en el sur de Mendoza, en la antigua finca Los Alamos, construida en 1830.

 

Un enorme recorrido de casi dos hectáreas hecho con 8.000 arbustos Boj (cerco ingleses siempre verde) sorprende a los visitantes tanto por el diseño de sus senderos como de toda la historia y belleza natural que lo rodea.

Ignacio Aldao, uno de los dueños y encargados de la finca donde se ubica el laberinto borgeano, dijo sentirse más que conforme por este primer año de apertura al público donde se aprecia «una gran recepción por parte de turistas y sanrafaelinos», y por «haber logrado lo que queríamos: ser una nueva opción cultural en San Rafael».

«Hemos involucrado un paseo casi obligado para todos los ciudadanos y turistas que nos visitan. Y ahora empezamos la etapa de añadir contenido con folletos y cartelería que explique porqué este laberinto está en San Rafael y que este sitio sea sede y trampolín para muchos eventos culturales», dijo Aldao.

El laberinto fue diseñado por el inglés Randoll Coate y forma, con sus ya altos arbustos, un gigantesco libro abierto con senderos que dibujan dos veces el nombre completo del escritor, algunos de sus símbolos preferidos como el bastón y el reloj de arena, y las iniciales de su ex mujer, María Kodama, quien también apoyó su construcción desde un principio.

Este laberinto surgió gracias al empuje de Camilo Aldao, que supo recuperar el diseño y sueño de Coate y hacer realidad el paseo y sellar allí la amistad que su tía abuela también fallecida, Susana Bombal, tenía con el escritor.

La historia de su creación es también laberíntica y mágica dado que Coate (amigo de Susana Bombal y de Borges) soñó en Londres en 1979 que Borges había muerto, y que su amiga en común le pedía diseñar un laberinto en homenaje al escritor, lo que más tarde durante la vigilia hizo.

Este diseño fue donado por Coate a la Fundación Internacional Jorge Luis Borges y llegó a manos de María Kodama a través de Camilo Aldao, hasta que el paisajista Carlos Thays lo plasmó con arbustos que fueron plantados en el 2003 en San Rafael.

 

Hoy esas plantas miden 1.80 metros y la gente puede jugar y perderse allí mientras observa el magnífico diseño desde una gran torre de hierro, espacio aéreo del lugar a modo de moderno mangrullo que permite contemplar los senderos de 100 por 70 metros y disfrutar del magnífico diseño desde sus 18 metros de altura.

 

El lugar, de la familia Aldao, ubicado a 10 kilómetros del centro de San Rafael, es una de las fincas más antiguas de Mendoza, en ella vivió Susana Bombal, la escritora que transformó la estancia en un refugio de poetas y artistas en los años ’40. Durante esos años, el autor de Ficciones junto a Manuel Mujica Láinez, Raúl Soldi y Héctor Basaldúa, entre otras personalidades pasaron sus veranos dejando pinturas, manuscritos y versos inspirados en la finca y en su dueña.

 

En 2016, en conmemoración por el 30º aniversario de la muerte del gran escritor argentino se filmó, en este lugar una serie documental “Conversaciones en el laberinto“, donde la afamada escritora Claudia Piñeiro se da cita con distintos referentes de la cultura para profundizar en la vida y la obra de Jorge Luis Borges.

Este programa, una coproducción del canal Acequia con Encuentro, propone conocer y explorar en la literatura del autor de El Aleph de la mano de la autora Claudia Piñeiro mediante entrevistas a reconocidos escritores argentinos como Liliana Bodoc, Jorge Aulicino, Carlos Gamerro, Guillermo Martínez, Gonzalo Aguilar, Vlady Kociancich, Juan Sasturain y Martin Kohan.

El ciclo, de ocho capítulos de media hora, va en busca de las huellas de Borges en la finca Los Álamos, donde el escritor pasó allí varios veranos.

 

Fuentes: El Sol y Emetur