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4 bodegas mendocinas para ir a comer

Entre copas, cerca de los viñedos y con vista a la Cordillera, alta gastronomía entre Maipú y el Valle de Uco.

Si viajás a Mendoza, no dejes de reservar en estos restaurantes con lo mejor que la región tiene para ofrecer.

 

ENRICO: La novedad del Valle de Uco

El menú de tres pasos es prometedor: crema de queso picante con cherry y aceitunas griegas; ensalada fresca de camarones y brie en colchón de rúcula, con almendras y tomates secos; para terminar, rectángulo húmedo de chocolate, crema ácida de cerezas y frambuesas con helado de mascarpone y frutos del bosque.

 

Es apenas una muestra de lo que el chef Jonathan Romeo diseña en este flamante espacio de la bodega Casa Petrini de Tupungato (inaugurado hace sólo tres meses), una combinación de productos locales con otros de influencia mediterránea. 

 

Los dueños del restó -la familia de Eduardo Petrini, de Buenos Aires- querían que se notara en los platos cierto ADN italiano, y el chef supo plasmar ese deseo, después de internalizar ese tipo de cocina durante sus años de formación en distintas ciudades europeas. En la carta figuran exponentes como la focaccia de oliva, una ensalada estilo tabule con verduras asadas y un carpaccio de zucchini, entre otros.

La experiencia incluye el maridaje con los Malbec, Tannat y Pinot Noir de la bodega (se la puede recorrer antes o después de comer), elaborados in situ, que también se degustan en la versión ampliada del menú, de cinco pasos.

 

La sólida construcción de líneas rectas, espacios amplios, enormes ventanales y detalles en madera se levanta en un entorno donde dominan los viñedos y el río Las Tunas, que llega en forma de laguna hasta la mismísima galería, casi una compilación perfecta de toda la belleza que guarda el Valle de Uco. 

 

Enrico / Casa Petrini: Ruta 89 Km 11 I Villa Tupungato I (0261) 487-7083.

Viernes a lunes, al mediodía.

 

CASA VIGIL: El hogar hecho bodega y restó

Alejandro Vigil es el alma de este proyecto surgido hace tres años, cuando se le ocurrió recibir amigos para comer en su casa de Chachingo, Maipú. En la misma propiedad funciona la bodega El Enemigo, que este enólogo de la bodega Catena Zapata montó junto a su socia, Adrianna Catena, hija de Nicolás Catena, el dueño de dicho imperio vitivinícola.

 

Restaurante y bodega son complementarios, con una arquitectura y una puesta en escena de gran belleza. Lo más recomendable es hacer la visita guiada primero, y dejar la degustación de vinos para la comida.

 

Los chefs Santiago Maestre y Sergio Caro están a cargo de la cocina, donde se elaboran platos sabrosos con fuerte presencia de los productos de la zona. Por ejemplo, las empanadas las prepara Doña Viviana, una vecina, y los quesos los aporta un productor que vive a 200 metros.

Para empezar, se puede optar entre la mousse de queso de oveja en gazpacho de tomates y remolacha con galletas de olivas o la deliciosa empanada mendocina con salsa criolla y conserva de aceitunas y naranjas. De los principales, son imperdibles la trucha a la plancha con estofado de apio, puerro y manzanas en crema de zanahoria y un tian de vegetales al rescoldo con confituras de tomates. La carta se renueva seguido y tiene a la carne, los pescados y el cerdo como protagonistas, además de vegetales de la propia huerta en distintos tipos de cocción.

Entre los postres se destaca, por originalidad y sabor, el tiradito de frutas con sopa de pomelo. La degustación de los vinos no está orientada como en otros casos, sino que es a libre albedrío. Puede ser un Bonarda (elaborado en Rivadavia), un Cabernet Franc o un increíble Chardonnay de Gualtallary, en Tupungato. Cambia el terroir, pero el sello siempre es de El Enemigo.

El ambiente es cálido, hogareño y muy elegante a la vez, ideal para estirar la sobremesa, siempre con buen vino y el reflejo del sol que entra por los ventanales.

 

Casa Vigil: Videla Aranda 7008 I Maipú I (0261) 413-9178.

Lunes a sábados, de 9.30 a 17.30.

 

PAN Y OLIVA: Culto al aceite de la casa

Así como la familia Zuccardi abrió un restaurante – Casa del Visitante, en 2005- lindero a su bodega y a sus viñedos, el segundo espacio gourmet nació junto a la plantación de 80 hectáreas de olivares y la planta de aceites Zuelo, su otro orgullo. La idea la importaron Julia Zuccardi (la nieta menor del fundador del emporio bodeguero) y su mamá desde Sudáfrica, donde estuvieron haciendo enoturismo. Allá descubrieron que las bodegas que ya tenían un restaurante exclusivo, sumaron otros espacios gastronómicos más sencillos, y quizás más encantadores. «Quisimos abrir un lugar adonde pueda venir el mendocino. La propuesta y los precios de Casa del Visitante están más orientados a los extranjeros que hacen la ruta del vino; por eso, con mi hermano Miguel (a cargo del proyecto aceites y olivares), decidimos abrir Pan y Oliva», cuenta la propia Julia.

La cocina está en manos del mexicano Diego Rodríguez. Sencilla y desestructurada, está diseñada en base a la huerta orgánica que prospera al lado y, como es de esperarse, el aceite de oliva se destaca sin excepción. Hay tapeos, pastas y ensaladas de impronta muy casera y minuciosa preparación, por estética, aroma y combinación de ingredientes. Se puede empezar con el crocante de maíz, con vegetales, queso manchego y ketchup casero, la pizzeta de calabaza con queso brie, zucchini, tomates, flores de zapallo y paico, o el kebab de lentejas y hongos acompañados de relish. Los tagliatelle con tomate, albahaca y ajo son imbatibles. El capítulo dulce también está plagado de delicadezas: trío de paletas heladas (de melón y mejorana, sandía y lemon grass, pepino limón y tomillo), helado de leche de cabra con pasas al ron, brownie de chocolate y pistacho.

 

El restó es pequeño, de servicio relajado, informal y desestructurado, al igual que la carta. Y los precios son acordes con ese concepto. 

 

Pan y Oliva: RP 33, Km 7.5 I Fray Luis Beltrán I Maipú I (0261) 441-0000.

Martes a domingos, sólo mediodía.

 

CLUB TAPIZ: Con el sello de Soledad Nardelli

De 1890 data la propiedad que alberga a este restaurante, que también es hotel y bodega, en medio de las viñas y la tranquilidad de Maipú, enmarcada por los parrales y la Cordillera, a lo lejos.

En ese contexto, Soledad Nardelli -primera argentina reconocida como Chef de L’Avenir por la Academia Internacional de Gastronomía en París- se luce como directora gastronómica y artífice de una propuesta que hace hincapié en productos de la huerta y la granja orgánica propias, para recrear recetas mendocinas tradicionales. Es ella quien marca el rumbo del menú que va cambiando cada estación, maridado con vinos propios y de otras bodegas selectas. El chef mendocino Carlos Hernández la asiste en la cocina y aporta la nota justa de ese sabor típicamente local. En lugar de entradas, principales y postres, las secciones se llaman Arrancamos, Seguimos y No nos queremos ir. Entre esas opciones aparecen platos de cocción en apariencia sencilla, que respetan la frescura de los ingredientes y los enuncian como tal, sin adornos. Chaucha, calabacín e hinojo. Chivo, calabaza y naranja. Queso de cabra, huevo y vegetales. O mollejita, brócoli y criolla. La sorpresa y los detalles aparecen cuando llegan a la mesa, como una exquisita trucha curada en eneldo, con rábano picante y pepino, o una humita de conejo rostizado con tomates de la huerta y calabaza.

El borrachito Wapisa (Sauvignon Blanc elaborado con uvas de su finca patagónica) con frutas y helado de almendras, o las frutillas frescas con peperina, pavlova y chocolate blanco helado, justifican el capítulo No nos queremos ir de la carta.

 

Club Tapiz Hotel & Resto: Pedro Molina s/n I Ruta 60 Km 2.5 I Maipú I

(0261) 496-0131. Todos los días de 7.30 a 23.

 

Fuente: La Nación, por Verónica Pagés