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Acostarse y levantarse entre viñedos

En los últimos años la propuesta de hospedaje entre viñas ha crecido exponencialmente: la naturaleza, los Andes y los viñedos, proponen un entorno natural tan diferente como inolvidable.

Cavas Wine Lodge fue pionero en ofrecer despertar entre viñedos. Miembro de la lujosa cadena Relais & Chateaux, propone vivir entre viñas literalmente, y cada habitación cuenta con jacuzzi en la terraza o pileta privada. El spa y su restaurante son de los más frecuentados, tanto por turistas internacionales como por habitantes locales. Sin duda, uno de los lugares más impactantes que ofrece el vino argentino.

 

Casa Terrazas, rodeada de un jardín con árboles centenarios, posee seis habitaciones de alto nivel. La experiencia gastronómica comienza al pie de la parrilla, copa en mano. Allí, la chef se inspira en la rica gastronomía de la región, basada en el uso de ingredientes frescos y de origen local, logra comidas impregnadas de aromas, texturas y sabores que se complementan muy bien con los vinos de la bodega Terrazas de los Andes. También en Luján de Cuyo se encuentra Rosell Boher Lodge, uno de los emprendimientos más nuevos. Se trata de un complejo en Alto Agrelo que cuenta con Casas de Viñas (simples y dobles), con servicios de excelencia, grandes ventanales para admirar el paisaje en todo momento, pérgolas, y fogones que invitan a la relajación y el encuentro. Además de los amplios Interiores con modernos equipamientos de lujo, cuentan con una cava propia que permite descubrir la extensa carta de vinos especialmente seleccionada por Alejandro “Pepe” Martínez, el reconocido enólogo de la bodega. El Guest House ofrece alta gastronomía a toda hora, y cuenta con una gran pileta panorámica; y próximamente un sofisticado spa. En la gran cava subterránea se ofrecen a diario degustaciones de vinos y espumosos a cargo del sommelier.

 

En Entre Cielos (Vistalba) se degusta, se come y se duerme entre viñas. Pero, además, posee el primer y auténtico hamam spa de Latinoamérica, que invita a descubrir las antiguas tradiciones turcas de relajación y bienestar.

 

Para los que buscan algo más tradicional está Finca Adalgisa, un pequeño paraíso situado en un antiguo viñedo de Malbec con más de 100 años de historia, en Chacras de Coria; a solo veinte minutos de la ciudad, ofreciendo una combinación entre la apacible existencia rural y la vida en un pequeño y encantador pueblo dedicado al vino.

 

Camino al Manzano Histórico, Casa de Uco se ha convertido en uno de los hoteles más modernos de la Argentina, con un diseño que respeta el paisaje. La estructura de materiales nobles emerge entre viñedos privados y lagos, con los Andes de fondo. Allí se puede visitar la bodega en desniveles. También optar por un exclusivo almuerzo entre las viñas y bajo un gazebo especialmente armado, con el mismo servicio que en el restaurante. Allí, todo el año se puede disfrutar de alta gastronomía, no solo acompañada con los vinos de la bodega, sino también con los mejores exponentes de la región de Uco. El hotel, que cuenta además con cancha de tenis, spa y piscina climatizada, se ha convertido en uno de los lugares más sofisticados de la provincia.

 

Muy cerca de allí se encuentra Alpasión Lodge, un pequeño complejo con cinco habitaciones, pileta descubierta y jazuzzi, y un jardín rodeado de olivos, con vista a la montaña, que invita al relax. En la cava se pueden degustar los vinos de la casa que elabora el winemaker Karim Mussi. Además, desde la terraza se puede disfrutar del atardecer, copa en mano.

 

A pocos kilómetros de allí está The Vines Resort & Spa, elegido en 2014 entre los mejores hoteles del mundo (puesto 33, revista Condé Nast).

En su restaurante Siete Fuegos, el aclamado Chef Francis Mallmann crea inspiradores platos regionales a base de carne e ingredientes locales de estación provenientes de sus jardines. Además, se pueden disfrutar platos saludables, copas de vinos y tragos en el bar y la cava. El exclusivo lodge cuenta con espaciosas áreas de relax en el interior y al aire libre, hogueras, y servicio completo de spa. Bañarse en la piscina de 100 metros cuadrados, en el jacuzzi al aire libre, o en la piscina privada junto a la cabaña con vista a la imponente cordillera de los Andes, puede ser inolvidable. Imperdible la visita a la bodega donde se elaboran los diversos vinos de los distintos propietarios de las viñas.

 

Para una estadía más tranquila La Morada de los Andes puede ser el lugar indicado. Es un pequeño boutique lodge situado en medio de 270 hectáreas de viñedos propios, y con una vista imponente de los Andes. Todos los años en febrero hacen “El Cruce Gourmet de los Andes” a caballo (a Chile por el Portillo Argentino); aseguran que es una experiencia única y transformadora.

 

La Posada Salentein es quizás el lugar con más experiencia turística del valle. Ubicada muy cerca de la bodega, y del museo y restaurante Killka, propone un lugar calmo y confortable, con amplias habitaciones. Un quincho equipado con diferentes fuegos y una gran piscina. Esta pequeña y exclusiva estancia está rodeada por los viñedos de Bodegas Salentein y enclavada al pie de la cordillera de los Andes. Posee 16 confortables habitaciones, distribuidas en tres casas, entre jardines, viñedos, finca de frutales y huerta orgánica. Algunas de las actividades que se pueden realizar son: visita a la bodega, al museo y a la capilla, paseos en bicicletas por las fincas, y cabalgata en la Finca San Pablo.

 

 

Tupungato Divino es otro de los pequeños lodge para disfrutar de la majestuosidad de Los Andes, con habitaciones amplias y confortables, rodeadas de viñedos. El restaurante, dirigido por la chef Jennifer Sosa, complementa la atención de los comensales sirviendo y explicando los platos. No posee una carta, pero tampoco es un menú fijo. Ella, de acuerdo a la estación y a los productos que la huerta le brinda, elige los vegetales para la entrada, que combina con mousses, cazuelitas y panes rellenos recién horneados. Para el plato principal propone opciones de carnes salseadas de cerdo, aves o vacunas.

 

Fuente: Infobae, Por Fabricio Portelli