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Ahora todos apoyan la vuelta de los feriados turísticos

Los feriados turísticos parecen haberse quedado sin enemigos (ni en el Senado hubo debate) y todos celebraron la aprobación de la ley que faculta al Ejecutivo a fijar hasta tres fines de semana XL. Sin embargo, el ministro Santos ya anticipó que en 2018 solo se elegiría uno y sería el último día del año.

Literalmente sin debate (ver recuadro) y por abrumadora mayoría (59 votos a favor, una abstención) el Senado sancionó el miércoles pasado la ley de feriados del diputado Maurice Closs.

La norma, que ahora debe ser promulgada por el Ejecutivo, mantiene el esquema vigente en cuanto a la cantidad y el criterio de traslado de los días festivos. Los trasladables (ver recuadro) que coincidan con los martes y miércoles se moverán al lunes anterior, y los que caigan los jueves y viernes serán movidos al lunes siguiente.

El verdadero cambio es que faculta al Poder Ejecutivo a establecer hasta tres días feriados o no laborables por año, que deberán aplicarse los lunes o viernes. Por ejemplo, como explicó el propio autor de la medida, en 2018 el 1° de mayo será martes, de manera que el Ejecutivo podría fijar como feriado turístico el 30 de abril y así obtener un finde XL de cuatro días.

Si bien esto implica retomar el criterio de los puentes turísticos vigentes desde 2011 hasta enero de 2017, en la práctica son varias las diferencias respecto al régimen desechado por un decreto por el actual Gobierno (el cual a su vez había sido rechazado por el Congreso y ahora quedó derogado).

¿GATOPARDISMO DE FERIADOS?

Por un lado, la ley aprobada la semana pasada no implica per se la vuelta de los feriados XL, sino que deja a discreción del Ejecutivo determinar tres, dos, uno, o directamente ninguno. Y aunque el espíritu de todos los que apoyaron el proyecto –desde Cambiemos hasta el Frente para la Victoria- es que haya dos o tres, lo cierto es que todo indica que el Gobierno no está pensando en aprovechar con holgura lo que la ley habilita.

De hecho, fue el propio ministro de Turismo, Gustavo Santos, quien planteó que solo el último día de 2018 sería declarado como puente: “Se utilizarán más en aquellos años con pocos fines de semanas largos. El año que viene el 31 de diciembre es lunes y podríamos utilizarlo como fin de semana largo para que se adelante la temporada de verano”, sostuvo el funcionario a Clarín. O sea, de confirmarse lo que dijo Santos de que los puentes volverían recién en 2019 (cuando si no habría sólo cuatro fines de semana largos), las corridas para aprobar el proyecto sobre tablas en ambas Cámaras fueron en vano. Aunque es cierto que en 2018, sin agregar puentes, ya habría 9 fines de semana largos, porque cuatro de los feriados caen un lunes, tres un viernes y otros dos son trasladables.

El otro cambio medula ren el que nadie repara es en que el esquema implementado por el decreto de la expresidenta Cristina Kirchner le daba a los dos días turísticos el tratamiento remunerativo de los feriados, mientras que el sancionado la semana pasada le da la flexibilidad al Ejecutivo de determinar la naturaleza de feriado o día no laborable. Esto dista de ser un juego de palabras y bien puede ayudar a limar las asperezas con el empresariado no turístico, que tan reacio fue al esquema anterior. Es que mientras que los días feriados son de cumplimiento obligatorio y aquellos que cumplen funciones perciben el doble de remuneración de un día normal; en los no laborales la decisión es facultativa del empleador. Además, en caso de prestar servicios en esas jornadas los trabajadores perciben un 50% más.

Y el tercer y último cambio considerable es que mientras con el decreto de 2010 los feriados turísticos se fijaban trianualmente, con la nueva ley el Ejecutivo tiene hasta 50 días antes del comienzo de cada nuevo año para determinar si dará cero, uno, dos o tres días puente.

Con lo cual, no habrá que esperar más que 45 días para saber si el Gobierno –al que nunca le gustaron los feriados turísticos- hace uso de la facultad en 2018 y cómo (feriado o no laborable).

APOYOS NUEVOS Y LOS DE SIEMPRE.

A excepción de las muecas porteñas (ver recuadro), hoy parecieran haber desaparecido los detractores de los feriados y crecieron como hongos sus defensores. Aunque no siempre fue así.

Las defensas más fuertes siempre provinieron de las provincias. Eso explica que en el Congreso no se haya aprobado el decreto del Gobierno que los eliminaba, tanto como el intento de que la ley de Closs no sólo diera la facultad de nombrar hasta tres al año, sino que fueran obligatorios. También fue en el marco del Consejo Federal de Turismo –con el acompañamiento de la Cámara Argentina de Turismo– donde en las semanas previas a la eliminación se firmó una Declaración ratificando la importancia de los denominados findes XL.

Por eso mismo, aunque cuando efectivamente se eliminaron eligieron la resignación, tampoco llama la atención que las entidades privadas del sector hayan salido ahora en fila a celebrar la sanción de la ley de Closs. “El Poder Legislativo nacional hizo un enorme aporte al desarrollo turístico en cada rincón del país. Los feriados y fines de semana largos ordenados en forma adecuada permitirán generar un alto impacto en la economía del país”, señaló el titular de la CAT, Oscar Ghezzi.

Un poco más de ruido generan los festejos de la CAME, donde el régimen anterior era más tolerado que apoyado (de hecho protagonizó cruces con la CAT frente a pedidos de que se limitaran). También es cierto que la posibilidad de declarar los puentes como no laborables era justamente uno de sus reclamos. “La CAME fue la primera y única entidad en poner en valor el impacto de los feriados largos sobre las economías regionales”, remarcó su presidente, Fabián Tarrío, quien recordó que “desde 2012 propusimos la idea de ‘día no laborable’ como término medio para no afectar al sector industrial”.

No sucede lo mismo con la postura en las filas oficialistas. Desde antes de asumir, el actual Gobierno ya tenía entre ceja y ceja los feriados turísticos. Sin ir más lejos, en el proyecto que había enviado a fines de 2016 al Congreso (antes de que decidiera salteárselo y avanzar por Decreto) manifestaba su inflexibilidad: “Los resultados no han sido los esperados. Los viajes por turismo en el país no se han visto incrementados desde su dictado y, además, han afectado a gran cantidad de pequeños y medianos comerciantes que sufrieron pérdidas económicas y competitivas de significativa importancia, viéndose impedidos de cubrir sus costos”. El funcionario tampoco dudaba en hacer resurgir la falacia del duelo entre educación y turismo.

El propio Santos decía hace 10 meses que los feriados puente eran arbitrarios e “impactaban en la competitividad de nuestros sector industrial y comercial porque generaban gastos extra”. Dicho esto, lo más razonable es analizar que el Gobierno usará conservadoramente las facultades que le da la nueva ley.

Fuente: Ladevi
03/10/2017