El Hotel & Resort Termas Cacheuta ofrece un entorno único para desconectarse de la rutina. El complejo cuenta con piscinas con aguas que llegan a los 42°C, y un completo spa.
Con los picos nevados de la Cordillera de los Andes como telón de fondo en invierno, el sol como gran testigo en verano o las flores en primavera, Cacheuta, una pequeña localidad de pasado petrolero de Mendoza, ofrece un hotel con aguas termales y un parque de aventura que pueden disfrutarse todo el año.
Ubicado en el departamento de Luján de Cuyo y muy cerca de Potrerillos, este centro de aguas humeantes está a sólo 38 kilómetros de la ciudad capital y cuenta con una historia muy rica que merece ser conocida.
En medio de un paisaje de arbustos y cactus se abren varias piletas de piedra con temperaturas que oscilan entre los 32ºC y 42ºC, sobre la quebrada del río Mendoza, este complejo tiene la particularidad que sus aguas provienen de deshielo, se infiltran a grandes profundidades, elevan su temperatura y chocan con la roca granítica de Cacheuta para volver a la superficie.
La absorción de todos los minerales en este proceso, le genera características únicas en el país. Las aguas termales, ricas en bicarbonato, sulfato, calcio y cloruro de sodio, despertaron el interés a principios del siglo pasado de las élites europeas, que en la Belle Epoque llegaban hasta este rincón del mundo para recibir sus efectos benefactores.
Cuando en 1910 se inauguró el viejo Hotel Termas de Cacheuta, contaba con 152 habitaciones cada una con su baño termal, y hasta tenía dos torres con ascensores, uno que comunicaba un andén de un tren exclusivo para el lugar, y el otro trasladaba a los pasajeros desde el hotel hacia los baños termales. Muestra de su vínculo con la alta sociedad era, por ejemplo, que en sus instalaciones existían un salón de baile, un casino y dos restaurantes (uno para mayores y otro para niños) a los que se debía ingresar con saco de traje propio o prestado.
Pero en 1934 un aluvión destrozó el trazado ferroviario y dañó los baños termales, reabiertos recién en 1936. Otro aluvión más feroz forzó, en 1954, al cierre y abandono del hotel, que resurgió recién en 1986.
Hoy, más modesto, se conserva parte del hotel como patrimonio histórico y cambia tanta pompa por un spa con todas las comodidades en hidroterapia. Los jardines floridos y la antigua torre de acceso al edificio original todavía siguen allí, como un faro que guía hacia la historia del lugar.
Aunque lo importante, para el viajero que llega hasta este rincón, es disfrutar del relax y desenchufarse por completo, ya que no hay señal de celular, whatsapp ni televisión en ninguno de los 16 cuartos que ahora tiene el establecimiento.
Según explica un médico del complejo, lo recomendable es comenzar a tomar baños de diez minutos desde las piletas tibias que están al aire libre hacia las más calientes. Más allá de la temporada del año que uno visite el complejo, lo cierto es que permanecer en sus aguas tibias al aire libre se convierte en una experiencia única. Y sobre todo, después de tomar un “baño” de fango y descender hasta una gruta descubierta en 1915 que hasta hoy funciona como sauna natural.
Pero a los tratamientos de descanso, su suman actividades guiadas de trekking, rapel, una tirolesa que cruza el río Mendoza -el cual rodea todo el complejo y finaliza en una cascada-, cabalgatas, bicicletas y rafting.
Y como si esto fuera poco, muy cerca del hotel, se encuentra el Parque de Agua, una opción para pasar el día en verano para toda la familia, ya que cuenta con piscinas a distinta temperatura y con instalaciones para hacer picnic. También tiene almacén, restaurán y fábrica de cerveza artesanal. Aunque si tanta actividad no despertó las ganas de comer, el complejo cuenta con un restaurán con el ya tradicional almuerzo buffet criollo, con variedad carnes, verduras y hortalizas de Mendoza.
Cacheuta es una opción única para disfrutar aguas termales y spa en un paisaje deslumbrante…contactanos, te contamos más y, si querés también te podemos llevar!
Fuente: Deviajevoy