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Circuito de Alta Montaña, historias y paisajes para deleitarse

Circuito de Alta Montaña, una excursión recomendada hacia los Andes, para recorrer Uspallata y las cercanías del Aconcagua.

Esta tradicional excursión de día completo comprende todo el camino hacia la frontera con Chile, acompañando el río Mendoza en ascenso constante y siempre bajo la custodia del cerro Aconcagua, el más alto de Sudamérica con sus 6962 metros de altura. Una excursión que tiene por condimento la posibilidad de vivir en carne propia, las historias de José de San Martín, cuando recorrió, allá por 1817, estos paisajes tan duros como impactantes para seguir su ruta libertadora.

Después de pasar la zona vitivinícola de Luján de Cuyo y el dique Potrerillos, a unos 100 km de Mendoza se llega a Uspallata, la última ciudad antes del cruce de los Andes.

 

Fue un importante asentamiento huarpe en la época prehispánica; luego fue un enclave minero, y hoy es una villa agrícola con buenas facilidades turísticas y, como siempre, una posta en el camino trasandino. 

 

Su gran atractivo histórico son Las Bóvedas (hoy Monumento Histórico Nacional), hornos de fundición hechos de adobe y muy bien conservados en las que Fray Luis Beltrán, a las órdenes de San Martín, fundió los cañones y las armas del Ejército de los Andes.

El camino continúa atravesando una serie de túneles cavados en la montaña. Se pasan las villas de Picheuta, Polvaredas y Punta de Vacas, desde donde se accede al centro invernal Los Penitentes, a 165 km de Mendoza. De junio a agosto recibe esquiadores, y el resto del año funciona como un centro de turismo aventura.

 

Poco más adelante (y más arriba) se pasa el Cementerio de los Andinistas, donde descansan aquellos que perdieron la vida tratando de escalar el Aconcagua.

 

Dos kilómetros después se llega a la formación conocida como Puente del Inca, a 2.720 metros sobre el nivel del mar. El río Las Cuevas ha horadado la montaña formando un puente natural de un extraño color amarillo, debido a las aguas sulfurosas. 

 

En el lugar brotan aguas termales, que fueron motivo de la construcción de un hotel de lujo, en 1925; el lugar fue destruido por un alud en 1965, y hoy sólo quedan sus ruinas.

 

Su majestad el Aconcagua. Unos kilómetros más allá, el Aconcagua sorprende: un mirador permite apreciarlo en toda su imponencia. Un camino de ripio entra en el Parque Provincial Aconcagua y llega hasta la bellísima laguna Horcones, de un verde turquesa; allí comienzan los ascensos al coloso. 

 

Es posible visitarlo con trekkings a la medida de cada uno: desde excursiones de sólo un día, a expediciones más importantes a los campamentos de Plaza Francia y Plaza de Mulas. Su ascenso queda reservado para los andinistas en serio, y requiere excelente estado físico, meses de entrenamiento y preparación, un guía acreditado y el pago de un canon.

Siguiendo por la Ruta Internacional, se encuentra el complejo aduanero de Horcones y unos kilómetros más adelante, ya en el límite con Chile, la localidad fronteriza de Las Cuevas, a 3.200 metros sobre el nivel del mar.

 

Entre este paraje y el túnel internacional que lleva a Chile hay una ruta que, si las condiciones climáticas son favorables, permite ascender hacia el monumento del Cristo Redentor, emplazado a 4.200 metros de altura, que simboliza la fraternidad entre argentinos y chilenos.

 

La Ciudad Fantasma y los caracoles de Villavicencio.

El regreso puede hacerse por otro camino, recorriendo la antigua ruta vía Villavicencio, hoy RP N°52. El camino no es tan bueno, pero a cambio es mucho más panorámica.

 

Se recorre la senda por la que pasó Charles Darwin registrando fósiles; por un sendero sinuoso se sube hasta los 3000 metros de altura, donde se encuentra la Cruz de Paramillo y su ciudad fantasma: las ruinas de la antigua explotación minera. Es posible visitar las minas con un guía. Afuera se extiende la mejor vista del Aconcagua. 

 

Luego comienza la llamada “ruta del año”, ya que, según dicen, tiene 365 curvas. El camino desciende en pronunciados caracoles hacia Villavicencio, una reserva natural, manantial de aguas termales, y origen de la afamada agua mineral. Allí se encuentra el histórico Hotel Villavicencio, hoy cerrado. Es un lugar perfecto para una caminata; desde los miradores, se puede comprobar con sorpresa que el hotel es tal como se lo ve en las etiquetas de las botellas.

Volviendo se pasa por Canota, el histórico punto donde San Martín dividió a su ejército en dos columnas antes de cruzar los Andes.

 

Fuente: destinosdeamerica