image

Ciudad de Mendoza, postales de acequias y arboledas

Acequias y arboledas

Los encantos culturales conviven con la naturaleza en la metrópolis de la ciudad mendocina, donde una escapada o unas vacaciones son la excusa para recorrer sus sabores, arquitectura, plazas y parques.

Mendoza encanta a cualquier visitante por sus variados atractivos. Con días soleados gran parte del año y frondosas arboledas, el abanico de propuestas culturales está siempre al alcance para acompañar un paisaje que cambia de tonos y colores de la mano de las cuatro estaciones.

Con la hospitalidad de los pobladores locales como garantía para disfrutar de una buena estadía, una escapada o unas vacaciones en esta urbe cuyana aseguran el descanso, la diversión y la rica experiencia que se da al saborear un buen vino, al visitar el atelier de un artista, conocer la historia sanmartiniana en un museo, admirar la arquitectura moderna y de baja altura y, siempre presente, la impronta de la cordillera.

El circuito histórico cobija tesoros como el Memorial de la Bandera de los Andes, que conserva la auténtica bandera del Ejército Libertador, bordada por las patricias mendocinas.

La variedad de posibilidades satisface a todos e invita a quedarse varios días. Y para coronar una tarde está la Terraza de la Municipalidad de la Capital, donde un mirador regala vistas de casi toda la ciudad y hasta las primeras estribaciones precordilleranas.

El disfrute va de la mano con las veredas anchas y acequias abiertas que aportan el sonido del agua corriendo. Cubiertas de impresionantes arboledas, brillan de verde en primavera y verano y se tiñen de ocres que alfombran las calles y crujen durante el otoño, generando nuevos paisajes.

La innumerable cantidad de espacios verdes oxigena las calles. Los parques y las plazas son cercanos y continuos entre sí y el viajero que los transita no pierde el contacto con la naturaleza. A la noche, cansados pero contentos de tanta caminata, es hora de entregarse a la gastronomía de sabores regionales y a vivir la variada actividad nocturna, con los Andes como guía.

Rutas gastronómicas de Mendoza

Con sus variantes autóctonas y modernas basadas en productos locales, la gastronomía mendocina y sus prestigiosos vinos invitan a un recorrido gourmet que se da enmarcado por ríos y montañas.

Mientras unas truchas y un chivito se cocinan lentamente, un especialista recomienda un vino, el sonido del descorche se fusiona con el de las charlas amenas que se dan entre amigos, con la pareja o con un grupo de recién conocidos viajeros, todos con las mismas ganas de compartir. Así son los momentos gourmet en Mendoza: en la previa del almuerzo o cena los comensales mojan un pancito en aceite de oliva de primera prensada con hierbas cordilleranas o saborean un queso de cabra y con cada ingrediente se hace el encuentro. Hay quienes comen en medio de las vides de una bodega, de cara a la cordillera o en un restaurante de la ciudad. Con su amplia paleta de sabores esta provincia cuyana logra satisfacer a todos, en una escapada o unas vacaciones, en cualquier momento del año.

En la cocina, a la parrilla o al horno de barro, los elementos autóctonos son las estrellas a la hora de cocinar tal como lo hacían los antiguos inmigrantes. Los chef se sirven de los favoritos de la zona –el vino y los olivos-, pero también de los frutos. Peras, duraznos, ciruelas y uvas hacen su aporte a la cocina de autor, que se da en un marco escenográfico de película. Por suerte, los protagonistas podemos ser nosotros, meternos dentro de la pantalla y sentir en vivo los gustos y los aromas.

Existe un circuito gastronómico armado, una aplicación para celular y una web que facilitan el recorrido por todos los restaurantes locales. Así, se elige entre hacer una degustación en una bodega, maridar olivas y quesos de cabra o pasear en bicicleta. Y a la hora de dormir, hay hostels, posadas o incluso bodegas y hoteles cinco estrellas.

Hay pescados, aves y carnes rojas, conservas, compotas y dulces regionales. El saborear membrillo o alcayota conecta los paladares con la cultura local y surge la historia de las montañas, maridada con los mejores vinos. Como el tomillo, el orégano y otras hierbas cordilleranas, el aroma de la jarilla mojada viaja de la tierra al plato y el círculo se cierra para dejarnos un recuerdo imborrable.

Y nosotros, como postre, te proponemos un menú que reúne lo mejor de Mendoza, contactanos y te contamos la propuesta.

Fuente: argentina.tur.ar