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Cumbres de paz y relax en Mendoza

Relax

A medida que nos alejábamos de la ciudad de Mendoza y nos acercábamos a la pre-cordillera, el paisaje se modificaba cada vez con más velocidad.

Aquellas montañas que observaba junto a mi marido desde el mirador del Hotel Mendoza, estaban ahora recibiéndonos en su seno, a medida que ingresábamos en la Ruta Provincial N° 82. Las colinas que, vistas desde el décimo piso en pleno corazón de Mendoza Capital, aparecían estáticas, inmóviles, ahora parecían tener vida, mostrar sus distintas caras, sus laderas pronunciadas, sus distintos matices de colores infinitos, su vegetación, los ríos y arroyos que las surcan… No se trataba de meras paredes de piedra, sino de un complejo ecosistema de montaña.

Los 38 kilómetros de nuestro viaje se pasaron entre la admiración del paisaje y la intriga por cómo se desarrollaría el día…

Nuestro destino era el Spa Termas de Cacheuta, al que decidimos visitar por recomendación de nuestros amigos, pero no conocíamos ningunas termas hasta ese momento. Nuestros preconceptos nos hacían suponer que el lugar no sería demasiado divertido, pero aún así decidimos a abrirnos a la experiencia termal.

El Hotel y Spa Termas de Cacheuta está ubicado en la zona termal del valle que le da nombre. El día de spa debe reservarse con anticipación ya que tiene una capacidad limitada de 200 personas. El lugar es sumamente agradable, el hotel está construido en madera y piedra, con la típica calidez de ambiente de los hoteles de montaña. Se encuentra emplazado a orillas del rio Mendoza, y protegido por la imponente cordillera de los Andes.

Este paisaje de la pre-cordillera se caracteriza por montañas que presentan vegetación, dado que la altura promedio de los picos ronda los 3000 metros. Esto se diferencia del paseo de Alta Montaña, la excursión por excelencia de la tierra mendocina. En ella se atraviesa la Cordillera hasta llegar al paso a Chile donde se erige el monumento a la paz del Cristo Redentor. Allí los picos alcanzan alturas promedio de entre 5000 y 6000 metros, ¡incluso puede verse el Aconcagua desde lejos! Es debido a estas alturas que las montañas no presentan vegetación en esa zona.

La excursión a la Alta Montaña combina naturaleza e historia, avistando paisajes de sorprendente belleza y características únicas, y lugares como el valle de Uspallata que ha sido testigo de los asentamientos Huarpes; Puente del Inca, una curiosa formación rocosa que recibe su nombre por formar un puente natural sobre el rio Las Cuevas, famoso por sus aguas termales y los restos del lujoso Hotel Puente del Inca, que una seguidilla de aludes destruyó en 1965. 

Además, el gran valor histórico de este recorrido, pasa por haber sido la misma ruta que el Ejército de los Andes utilizara en su paso a Chile en 1817.  Al final de este trayecto, se arriba a la villa fronteriza de Las Cuevas, “¡el último pedacito de tierra Argentina antes de la frontera con Chile!” gritaba emocionado Mario, el guía que nos acompañó, mientras el micro salía del túnel y divisábamos esta pequeña villa situada a 3200 metros sobre el nivel del mar. “¡Viva Mendoza, viva Argentina, Viva la Patria porque esto es Patria!” lograba conmovernos a todos. Si el clima acompaña, se puede seguir camino hasta el Monumento del Cristo Redentor, que se encuentra a 9 kilómetros de Las Cuevas, y al que sólo se accede al subir por un camino sinuoso y empinado, que era parte del antiguo paso a Chile. Se emplaza sobre la línea fronteriza entre Chile y Argentina, a 3.854 metros sobre el nivel del mar. Este monumento emociona no sólo por el paisaje que ostenta, sino por lo que su mensaje reza: “Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor.”

El ingreso al Spa de Cacheuta fue sumamente cálido. Llegamos a media mañana, una de las recepcionistas, muy cordial, nos dio la bienvenida y nos llevó a recorrer el predio, para que pudiéramos luego sentirnos como en casa, y disfrutar de los servicios al máximo. No demoramos mucho en ponernos la malla y disponernos a pasar por todas y cada una de las piletas termales.

Comenzamos por las piscinas de agua más tibia para ir pasando gradualmente a aquellas de temperaturas más altas (oscilan entre los 30° y 40°). Las piletas no sólo sorprenden por sus aguas cálidas que invitan al relax, sino también por su estructura hecha a base de piedras coloridas. Además, cuentan con cascadas, hidromasaje natural, etc. Las hay cubiertas y descubiertas. Nos parecía increíble estar tomando sol en plena cordillera. 

Más inverosímil aún me resultó que mi marido accediera a pasar por la fangoterapia, ¡pero se animó! Nos cubrimos íntegramente de fango termal y luego nos secamos en el deck del spa disfrutando de la vista de las distintas piscinas de agua termal, el suave arrullo del rio Mendoza, las altas colinas protegiéndonos del viento… Luego de que nos secamos (¡y nos sacamos varias fotos!) nos quitamos el fango con las diferentes duchas de agua bien caliente.

Mendoza es considerada la tierra del sol y del buen vino. Pues bien, nada de ello es falso. De los diez días que duró nuestra estadía, en ninguno de ellos el sol estuvo ausente. El cielo mendocino es claro y límpido. Las precipitaciones son muy escasas, apenas alcanzan los 250 milímetros anuales. Por otra parte, Mendoza ha recibido inmigrantes italianos que traían sus costumbres de trabajar la tierra, así nacen los primeros viñedos y plantas olivícolas. Se trata de un trabajo progresivo, que ha implicado un cuidadoso tratamiento del agua para riego, y años de paciencia y mucho esfuerzo en los cultivos. Son tantas las bodegas que esta provincia alberga, que se cuentan de a cientos.

Hay bodegas industriales como Bodegas López, semi industriales como Baudrón, y artesanales como Cecchin. Esta última, es un negocio familiar, legado de Don Santiago Cecchin, un inmigrante italiano que llegó a las tierras mendocinas en 1910 e inculcó a sus hijos la vocación por el cultivo de las tierras. La finca también tiene árboles frutales y olivos. Ahora bien, ¿por qué los mejores vinos son mendocinos?

Porque Mendoza es una tierra ideal para el cultivo vitivinícola, ya que las mejores uvas son las que han recibido largas horas de exposición al sol diariamente. Así el sol y el vino forman parte de la idiosincrasia mendocina.

Pese a nuestras suposiciones de que ir a las termas era una experiencia “poco divertida”, enseguida  llegó el mediodía y tuvimos que dejar el agua para concurrir al salón principal donde se sirve el almuerzo. Todo está perfectamente organizado, cada huésped tiene su mesa asignada, el sistema buffet ofrece variadas opciones de entrada, plato principal  y postre, y el sol se cuela por los inmensos ventanales que se empapan de verde con el escenario de la montaña. El placer y el relax se instalan definitivamente. Luego, hay que esperar una hora para volver a las piscinas, lo cual constituye una excelente oportunidad para recorrer el predio, tomar sol y sacar unas fotos maravillosas aprovechando el brillo del sol sobre las aguas termales.

Planificábamos, mientras tanto, nuestra salida de la noche. Iríamos a cenar a la peatonal Sarmiento, que se caracteriza por estar poblada de las mesas de los distintos restaurantes, bares y pizzerías que brindan una propuesta sabrosa y económica. Además, la noche mendocina nos invitaba a recorrer la Plaza Independencia con su bella feria artesanal, que continua en la Avenida Bartolomé Mitre, y a dar una vuelta por el casino.

La ciudad de Mendoza es ideal para recorrerla caminando y nunca aburrirse. La avenida Las Heras constituye el paso obligado de los turistas que quieren llevar recuerdos. La avenida Emilio Civit es la opción más refinada, con una arquitectura de lujo y confiterías muy paquetas. La avenida San Martín es la más comercial y concurrida.

La tarde pasó muy rápido y cuando quisimos acordarnos teníamos que disponernos para volver a la ciudad. El sol bajaba lentamente y nacía en nosotros una sensación de nostalgia por comenzar a extrañar ese pequeño oasis de paz del que todavía no nos habíamos ido.

Pasear y relajarse es posible en la cordillera mendocina…venite unos días a comprobarlo vos también…

Fuente: Blog Camino al andar