El Foro Económico Mundial (DAVOS) publicó el índice 2017 de competitividad en Turismo, donde Argentina subió siete lugares respecto a 2015, ubicándose el puesto 50° a nivel global y 6° en Latinoamérica. De todos modos, señalaron que el ambiente de negocios sigue estando entre los cinco peores de los 136 países medidos, y marcaron la contradicción entre una baja inversión pública en el sector y los altos impuestos con que se grava a la actividad.
La semana pasada Buenos Aires fue sede del Foro Económico Mundial de Latinoamérica y escenario para la presentación de su estudio bianual “Índice de Competitividad de Viajes y Turismo”. En términos globales mejoró la visión que tienen los “capitanes de la industria” respecto del país, permitiéndole a Argentina ubicarse en el puesto 50° de las 136 naciones medidas. Esto significa que la imagen subió siete peldaños en el ranking respecto a 2015, colocándose como uno de los que más mejoró la percepción por parte de la élite empresaria trasnacional (muchos de los indicadores se construyen a partir de encuestas a líderes de cada mercado).
No casualmente el área donde más avanzó Argentina en la particular mirada de Davos es en la del mercado de trabajo: “Gracias a un aumento en la matrícula de alumnos, una mayor flexibilidad para contratar y despedir trabajadores y mejoras en las facilidades para tomar personal capacitado”. A lo cual se suman ciertos avances en la caída de costos para iniciar un negocio.
Por lo demás, la mirada sobre la competitividad turística de Argentina por parte del Foro Económico Mundial (conformada por las multinacionales, bancos y consultoras más influyentes a nivel internacional) reproduce criterios de arrastre: medallas y abrazos por los recursos naturales y culturales, pero pulgar abajo respecto al clima de negocios, los costos y la infraestructura en nuestro territorio. Lo cual resulta preocupante teniendo en cuenta que el informe no apunta a ser una guía de viajes, sino una especie de vademecum para empresarios e inversores que los oriente a través de información comparativa sobre dónde proyectar sus emprendimientos.
EL CAMBIO NO LLEGÓ.
Hasta hace un par de años, los socios locales del Foro en la recolección de datos justificaban el pésimo desempeño de Argentina en los índices de competitividad, señalando que había una sobrerrepresentación del pesimismo de los líderes empresarios locales respecto a lo que mostraban los datos duros. “Esta es una encuesta que mide el clima de negocios, que sin dudas está enrarecido por Moreno (Guillermo), las licencias para la importación, los precios y las mentiras de los datos de inflación, las prohibiciones, la crisis del campo, la pelea con los medios. Ese es un ambiente no favorable al empresariado”, explicaban a este medio desde la Universidad Austral. Todos esos factores dejaron de ser justificativos para la catarsis y, sin embargo, Argentina sigue siendo muy mal calificada respecto a su clima de negocios (132° de 136 naciones).
Por ejemplo, se ubicó como el país donde los impuestos y tasas se quedan con el mayor porcentaje de los ingresos de una empresa mediana promedio, y es la tercera peor economía en cuanto al desaliento que generan los tributos a la hora de pensar en invertir o trabajar. A lo cual se suman los altos costos sobre las empresas para protegerse del crimen y la violencia (113°) y la percibida falta de relación entre salarios y productividad (103°).
Aunque hasta acá esa mirada podría decirse que solo involucra indirectamente al turismo, lo cierto es que las críticas hacia el ambiente institucional también apuntan al riñón de la actividad. “Actualmente menos del 2,5% del presupuesto está destinado a la actividad, mientras que los impuestos y otras cargas sobre los tickets aéreos y los servicios aeroportuarios están entre los más grandes a nivel global (130°)”, apunta el estudio.Vale recordar que este año la ley de Presupuesto promulgada por el Ejecutivo estableció una suba del impuesto de los pasajes al exterior, que pasó del 5% del precio total al 7%, para financiar al Ministerio de Turismo, pese a que ese organismo junto al Inprotur apenas ejecutaron el 60% del presupuesto de 2016.
En este sentido, también llama la atención las modestas calificaciones –bastante por debajo de la mitad de la tabla– respecto a la prioridad que le da el Gobierno argentino al turismo (77°), lo que invierte (90°) y la efectividad de las campañas de marketing para atraer turistas (79°).
Durante su exposición en el Foro, Gustavo Santos dio una versión completamente distinta: “Para Argentina el turismo es una actividad prioritaria, al punto que el presidente Macri decidió incorporarlo al Gabinete económico (…) Por eso hemos desregulado el mercado aerocomercial, para superar un retraso de 15 años que teníamos respecto a los otros países de la región.
También hemos tomado decisiones importantes en materia de facilitación de visas, tasas portuarias y aeroportuarias y la devolución del 21% del IVA en alojamiento”.
Pero tal vez el indicador que más se ha desplomado en el Índice con el correr de los años es la competitividad en precios del destino (119°), siendo que hasta 2009 fue uno de los fuertes de Argentina. Entre las 136 naciones medidas respecto del poder de compra del dólar en Estados Unidos, nuestro país es la economía 109° donde menos bienes o servicios se pueden adquirir.
LA MITAD LLENA.
Como dijimos, la competitividad de Argentina pasa por dos pilares: recursos naturales (25° entre 136 naciones) y culturales (14°). Ambas dimensiones incluyen altas valoraciones de la cantidad de sitios declarados como Patrimonio Mundial, lo atractivo que resultan nuestros activos en ambos planos y la alta demanda que generan en las búsquedas online.
Ahora bien, cuando esos recursos son medidos desde el rol institucional, las calificaciones se reducen drásticamente. Es decir, Argentina está entre los 10 países con peores políticas de protección ambiental, tanto desde el nivel regulatorio como el fiscalizador. Incluso, ocupa el puesto 109 en cuanto a protección de áreas naturales respecto del territorio total. No fue casual que en la conferencia de prensa de presentación del informe, el ministro Santos insistiera en señalar que la idea del Gobierno es “convertirnos en una reserva de naturaleza para el mundo, proyectando crear 14 nuevos parques nacionales con una visión ecoturística”.
Otros ejes donde Argentina obtiene aceptables indicadores de competitividad son en tarifas hoteleras (43°) e infraestructura de alojamiento (54°) y transporte aéreo (66°), aunque cuando lo que se mide es la calidad vuelven a caer de la mitad de la tabla para abajo.
“A pesar del reciente progreso, la competitividad de América latina necesita seguir achicando brechas en términos de calidad y eficiencia en el transporte, y encontrar un mejor equilibrio entre el desarrollo del sector y la protección de su ambiente”, resumió Roberto Crotti, economista de Competitividad y Riesgo del Foro.
Fuente: Ladevi
08/04/2017