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De pesca en el dique Potrerillos

Se trata de un ámbito ideal para la pesca deportiva de grandes truchas arcoiris y marrones, algo impensado en otras épocas. Para los amantes de la pesca con mosca, un paraíso mendocino que llegó para quedarse.

 

Desde hace tiempo se escucha en el ambiente de la pesca, y más aun entre los fanáticos de la pesca con mosca, que el dique Potrerillos (ubicado en las afueras de la ciudad de Mendoza y camino al paso con Chile) resulta ideal para pescar grandes truchas.

Se realiza allí desde hace varios años un certamen de pesca llamada one fly (una mosca), que sirve de excusa para que fanáticos de esta modalidad se acerquen de todos los rincones de la provincia mendocina y también de todo el país para comprobar las bondades de este nuevo ámbito de pesca que cada día gana más seguidores y que merece también ser destino en la agenda a la hora de planificar unas agradables vacaciones.

El dique Potrerillos es el espacio de agua más grande que hay en el Gran Mendoza. Y, como ya se ha explicado en contadas ocasiones, el agua es un bien muy preciado en este árido suelo. Por eso el dique Potrerillos es el destino elegido por cientos de personas en un día de calor, a puro sol. Sin embargo, por su ubicación, al costado de la ruta 7, también es un destino elegido por cientos de turistas.

El sol y el calor, las actividades acuáticas y un buen asado son la atracción perfecta para todos. 

 

El dique se ubica a escasos 50 kilómetros de la ciudad. Aunque, dependiendo de la ruta que se toma para llegar, en ocasiones puede ser un poco más corto el viaje. Es que tenemos la opción de ir por la conocida e internacional ruta 7. Por donde, generalmente, se va más rápido, pero con muchos camiones y poco tiempo para apreciar el paisaje. O tenemos la opción de ir por la ruta provincial 82. Por donde el trayecto es un poco más corto, pero vale la pena por su paisaje, ritmo de paseo y porque desemboca en el camino que va costeando el dique, conocido localmente como “perilago”.

De cualquier manera, se llega a este espejo de agua que muestra dos caras dependiendo el nivel de nevadas y deshielo que se haya producido y, también, la cantidad de agua que se haya liberado para el consumo de la población.

Pero, por lo general, la postal es la de un embalse grande, entre montañas nevadas y con pescadores, nadadores y deportistas adornando la escena. Escena que se completa con los turistas en la costa. Aquí la práctica común es sentarse a tomar unos mates o bien prender el fuego y hacer un asadito, cuando la intensidad del viento lo permite. 

 

No es solo para pasarla bien un rato

Como su nombre lo indica, esto es un dique. Es juntar y reservar agua a propósito, no como el caso de un lago. Por eso cabe destacar que el dique, más allá de su uso turístico, tiene también otras grandes funciones. Produce energía hidroeléctrica y, también, reserva agua que es liberada a criterio de las autoridades para que los mendocinos la utilicen para el riego de cultivos y, a veces, para el consumo personal. Esto explica que este terminantemente prohibido el uso de embarcaciones con motos fuera de borda ya que éstos contaminan el agua.

El dique Potrerillos es el resultado de una obra de ingeniería majestuosa que logró encausar en una gran presa a las aguas del río Mendoza, el cual poseía una gran población de truchas arcoiris que rápidamente se adaptaron al nuevo embalse e incluso alcanzaron pesos impensados para esta especie en este ámbito mendocino. 

 

Además, muchas veces el dique ha sido utilizado como sede de importantes campeonatos de windsurf debido a su geografía y el nivel de vientos, que son los necesarios para la práctica de este deporte.

Al revés de lo que sucedió en otros ámbitos, donde fue necesario realizar un exhaustivo trabajo de siembra de alevinos de truchas y de pscicultura, en el dique Potrerillos la naturaleza hizo la suyo y gracias a su obra hoy es posible salir a pescar (la modalidad que más se ve son los waders, que permiten desplazarse y castear desde el agua) grandes truchas.

Desde hace años, el lugar tiene el visto bueno y el seguimiento de la Asociación Mendocina de Pesca con Mosca (AMPM), que además del famoso concurso “One Fly” se encarga de desarrollar una labor intensiva de cuidado e investigación de este ambiente de pesca.

Una de las características del dique Potrerillos son sus aguas celestes y cristalinas. A la hora de pescar, llama la atención que la pesca se realiza en sus bahías, donde las truchas suben a comer y los pescadores, deambulando en sus flotadores, se encuentran casteando sus moscas.

 

One fly, una mosca

En las últimas competencias que se llevaron a cabo, hay dos categorías: pesca de costa y pesca embarcadas. En ambas, cada pescador debe elegir una mosca y pescar con ella, con la “suerte” en un solo señuelo.

El lago, que generalmente se encuentra hecho un espejo sin viento (lo ayuda la geografía de su alrededor), comienza a llenarse de pescadores que salpican su superficie y que concentrados en lo suyo buscan la gran trucha de su vida para ganar la competencia.

En las últimas ediciones, cerca de 100 los fanáticos se dieron cita junto a sus familias que desde la costa ayudaban a ponerle color y alegría a esta singular competencia que comienza a tener fecha en la agenda de la pesca deportiva de Mendoza.

Marrones (porque también las hay y en qué tamaños) y arcoiris fueron las truchas que eligieron las moscas de los afortunados pescadores. Más es la suerte que tienen los mendocinos, que pueden pescar a lo largo de esta provincia durante todo el año en diferentes ambientes entre los que se destacan ríos y lagos.

Potrerillos es hoy un destino ideal para pescar en familia y, por los techos que están alcanzando sus truchas, muy pronto se convertirá en una verdadera cuna de trofeos, como lo fueron en algún momento muchos ámbitos patagónicos.

Hoy, Potrerillos está viviendo sus horas. Y hay que cuidarlas (pescar y devolver) para seguir pescando para siempre.

 

Fuentes: WelcomeArgentina; Pablo Etchevers/ Gentileza Elpatowebsite.com y Serargentino.com