Destino secreto del sur cuyano, es un embalse escondido en la precordillera, ideal para los amantes del sosiego y los deportes.
Escondido entre suaves montañas de tonos grises y rojizos, que anteceden a los grandes picos de la cercana cordillera de los Andes, se encuentra el dique Los Reyunos, uno de los grandes secretos del sur mendocino. Mucho menos frecuentado que otros atractivos de la zona, como el cañón del río Atuel o el dique Valle Grande, Los Reyunos se encuentra a sólo 35 km de la ciudad de San Rafael y constituye un destino ideal para viajeros que buscan tranquilidad, paisajes imponentes y la posibilidad de disfrutar de actividades al aire libre.
Los Reyunos es un embalse de casi 750 hectáreas, que conforma un lago artificial de aguas tibias y cristalinas. Alimentado por el río Diamante, el embalse aparece como un oasis azul en medio de un paisaje casi “lunar”, típicamente cuyano. Al encontrarse bien cobijado por las montañas, los incandescentes soplidos del zonda (que muchas veces hacen imposible pasear por la zona) prácticamente no lo afectan. Por eso es el lugar elegido por muchas familias de San Rafael, que tienen allí casas de fin de semana.
El epicentro turístico de Los Reyunos es el Club de Pesca y Náutica, un complejo con aires a pueblo de montaña, que alberga residencias particulares (muchas de las cuales se alquilan), un apart hotel, restaurantes, proveduría y varios campings situados sobre la orilla del embalse. Uno de los grandes atractivos del complejo es la armonía de su arquitectura, ya que se ha evitado la masividad y las aglomeraciones, y por eso los visitantes tienen allí una permanente sensación de calma y conexión con los rumores de la naturaleza.
Los Reyunos es un escenario de ensueño para los amantes de la pesca y de los deportes náuticos. Sus aguas se siembran periódicamente de alevinos de salmónidos y pejerreyes, por lo que las capturas están prácticamente aseguradas. Por otra parte, en los amarraderos del club se alquilan botes para pescar o pasear y tablas de windsurf, que es uno de los deportes preferidos por los sanrafaelinos que tienen allí sus casas de fin de semana. Además, para los días sin sol hay infinidad de opciones como cabalgatas, excursiones de trekking y travesías de mountain bike por senderos que recorren magníficos escenarios de la precordillera cuyana. Y, durante el atardecer, no hay mejor espectáculo que sentarse en la orilla del embalse a contemplar las laderas de piedra de la Sierra Pintada, que cambian de color según el movimiento del sol.
Otro imperdible es la visita a las imponentes “paredes” del embalse, que alcanzan los 134 metros de altura. Es un paseo que se puede combinar con un recorrido por los embalses vecinos a Los Reyunos: El Tigre y Agua del Toro, que son aún más solitarios y virginales.
Finalmente, uno de los mayores atractivos de Los Reyunos es su cercanía con San Rafael, una ciudad encantadora, llena de buenos restaurantes y sede de varias de las mejores bodegas mendocinas, que sería un verdadero pecado no visitar. Entre el final del verano y el comienzo del otoño, es el momento ideal para visitar la zona, ya que se encuentra en plena vendimia, cuando las bodegas están en su momento de mayor actividad y brindan un espectáculo que sólo puede disfrutarse en esta parte del año.
Fuente: Clarín viajes