image

El cerro Arco, un clásico en Mendoza

Para correr, caminar o andar en bici. Para observar la ciudad de Mendoza o para hacer un pic nic en la montaña. El cerro Arco está abierto para todos.

 

Todos los mendocinos fuimos, por lo menos una vez, al cerro Arco. Para hacer actividad física, para pasear y conocerlo, para cumplir alguna promesa. Todos lo subimos alguna vez. O bueno, quizás algunos quedaron en el intento. Es un clásico circuito de trekking que, en un fin de semana de buen tiempo, puede llegar a recibir entre 500 y 1.000 senderistas.

Centinela de la Ciudad, el cerro Arco, que se eleva 1.870 metros sobre el nivel del mar, se ha convertido en un clásico para los amantes del trekking de montaña, que recorren sus 9 kilómetros rodeados de fauna autóctona, trepadas desgastantes, intenso sol mendocino y también en noches de luna llena.

Se trata de un cerro ubicado en el departamento de Las Heras, a 14 kilómetros de la Ciudad de Mendoza. Por lo tanto, hablamos del cerro más cercano. Además, su altura no es lo que lo destaca. Si se quiere comparar para tomar dimensión, el cerro Aconcagua tiene 6962 metros.

Pero hablamos de un cerro “familiar”, de pasatiempos. No es un cerro que escalen aquellos andinistas que tengan aspiraciones más osadas como el mencionado Aconcagua o alguna cumbre arriba de los 4 mil metros. Para nada.

 

Es un atractivo para quienes desean hacer ejercicio sin tener que desplazarse grandes distancias. De hecho, está a 14 kilómetros de la ciudad de Mendoza y se accede fácilmente tras recorrer una huella de tierra. 

 

Dificultad

Es un cerro a cuya cumbre se accede caminando. E inclusive es apto para todas las edades, siempre que se tenga un estado físico, al menos, aceptable. El camino, trazado artificialmente, se extiende desde la base hasta la cima por 4,5 kilómetros. Con una diferencia de altitud de 580 metros. Por lo que se puede decir que es una actividad de dificultad media-baja. Aunque, en algunos sectores, el camino se hace muy empinado.

Es muy común ver equipos de cualquier deporte de Mendoza realizando la puesta a punto en lo físico. También nos topamos con corredores de montaña o ciclistas de senderos practicando para alguna competencia. Sin embargo, como se ha explicado, al cerro también lo frecuentan niños, embarazadas y adultos mayores. Inclusive, muchos ascienden con sus mascotas.

 

La cumbre

Desde lo alto del cerro Arce se tiene una vista panorámica de la Ciudad de Mendoza y sus alrededores. Es muy común que los locales intenten ubicar sus casas, el parque o los edificios más emblemáticos. 

 

No obstante, en la cumbre también se encuentran algunas particularidades, tales como antenas de televisión. Puesto que es un punto muy alto pero también cercano a la Ciudad, los canales de televisión locales envían su señal a las antenas del cerro y desde allí la emiten para toda la provincia. Por eso, para algún mantenimiento, muchas veces debemos ceder el paso a camionetas que ascienden por temas técnicos.

 

A la luz de la luna

Cada vez que se anuncia luna llena se arma el plan. Por lo general, los viernes de luna llena el cerro es muy frecuentado. Cientos de personas suben hasta la cumbre, contemplan la majestuosidad de la noche entre las montañas y, al regresar, un banquete los espera. Es que en la base o en el ingreso al cerro Arco hay un puesto. Este funciona de manera permanente, abasteciendo de agua y minutas a los deportistas. Pero, además, en los viernes de luna llena, ofrece una parrillada exquisita, para coronar una noche soñada.

 

Campamento base

El gran impulso turístico y deportivo del cerro llegó de la mano del emprendimiento del montañista Domingo Álvarez, dueño de Puerta de la Quebrada, ubicado en el punto de partida hacia la cumbre.

“Empezamos en 2004. Imaginamos este lugar como un sitio para reunirse, pensando fundamentalmente en el desarrollo personal. Por eso hicimos capacitaciones, montamos un telescopio, charlas de montañismo, competencias.

 

Después seguimos con la gastronomía y tenemos un pequeño museo y diferentes puntos de acceso a la montaña”, señala agregando que en carpeta está la posibilidad de hacer una zona de interpretación de la cultura andina.

También hay un reloj solar, las distancias con las principales montañas del mundo y uno con los principales pueblos incaicos argentinos. “La idea es que la gente se lleve algo más que conocer la montaña”, dice Domingo. 

 

El lugar cuenta con un baño químico y otros sanitarios dentro del local gastronómico. También poseen agua natural que viene de la vertiente de las tres quebradas, lo que les da mayor cantidad de agua que cuando se surtían del agua del medio. El cerro Arco es ideal para quienes quieran subir el Aconcagua. Tiene 1.870 metros aproximadamente con un desnivel desde la base de 543 metros. Además, permite conectarse con el cerro Gateado, que tiene un desnivel de 900 metros. “Es una zona muy completa para entrenar. Además, presenta aire más seco, que  ayuda con la aclimatación”, finalizó Domingo.

 

 

 

 

Imprudencia

Hace apenas dos meses, dos hombres se perdieron en la zona del cerro Arco. Ascendieron a las 11 de la mañana y fueron hallados recién a la madrugada del día siguiente. Lamentablemente, este es un hecho común, que no siempre termina con la patrulla de rescate como protagonista como sucedió en el caso citado.

Vale aclarar que en Puerta de la Quebrada hay un registro de andinistas -incluye un seguro rural- que eligen los caminos alternativos al cerro Arco (para subir al Arco no hay que registrarse) como el que se dirige a la piedra Isidris o al Santo Tomás, para evitar que sucedan este tipo de situaciones.

“Está de moda subir la foto en el cerro, pero va mucha gente que no tiene idea. Por eso después quieren hacer otro circuito que no conocen y se pierden”, cuenta Mario.

 

Un cerro para volar

Inclusive el Cerro Arco es punto de partida para poder realizar vuelos en parapente, una experiencia única que permitirá sentir el placer de despegar los pies de la tierra y sentir la libertad de volar sobre la precordillera, disfrutando de una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad de Mendoza, en compañía de pilotos profesionales apasionados por el vuelo.

 

¿Porqué “Arco”?

Según los relatos, el nombre del cerro se debe a un comandante de campo del General San Martín llamado Antonio Arcos (hay un mirador que lleva su nombre).

Los relatos afirman que el militar se paraba en la cima del cerro porque desde allí podía observar diferentes puntos de acceso a la ciudad de Mendoza.

De hecho, en los días de buena visibilidad se podía observar en detalle si se aproximaba una tropilla por el polvo que se levantaba a su paso.

 

 

Fuentes: Los Andes, por Federico Fayad y SerArgentino.com, por Exequiel Nacevich