El ajuste en el cepo obliga a una cantidad ampliada de operadores a negociar tiempo con sus prestadores en el exterior para acomodar las transferencias. Mientras, las empresas acumulan pesos para pagar deuda en dólares, en tanto se enciende la alarma frente al riesgo de una devaluación. Por ahora, fracasó el intento de adoptar una contramedida en común. La demanda de las transferencias sigue firme, pero las condiciones de financiación empiezan a retroceder, aumentan los pasajes aéreos y se enfriaría la oferta a largo plazo.
En un escenario con variables profundamente desajustadas, la decisión del Banco Central de reducir nuevamente a la mitad (de US$ 150 mil a US$ 75 mil) el cupo diario de transferencias que los operadores pueden comprar sin una autorización especial para transferir al exterior generó fuertes cimbronazos en las distintas estanterías del negocio emisivo. La oferta, la financiación, el riesgo (sobran pesos, faltan dólares mientras sobrevuela el fantasma de la devaluación), la demanda y las relaciones con los proveedores quedaron de un día para el otro expuestos a nuevas reglas de las transferencias. Obviamente, no son anuncios que corran por los canales oficiales de comunicación, ni mucho menos es factible decir si su vigencia se extenderá por días, semanas o meses. La ausencia de formalidad, los alarmantes titulares en medios masivos, los lacónicos mensajes de los bancos a sus clientes y los empresarios convertidos en forzados voceros de una medida no escrita marcaron el déjà vu de la semana pasada.
La confusión obliga a una primera desintoxicación a partir de los hechos.
BIENVENIDOS AL BAILE.
¿Qué significa en la práctica el tope de US$ 75 mil diarios impuesto a los bancos para venderle a los operadores que quieran transferirlos al exterior? Básicamente, que si hasta ahora se podían cubrir un promedio de US$ 36,6 millones anuales con proveedores foráneos sin necesidad sumió un operador acostumbrado a esta dinámica.
“Nosotros estimamos que el anterior techo afectaba a los 11 productores líderes en volumen, mientras que ahora podría alcanzar a 40 empresas”, señaló el titular de la Faevyt, Fabricio Di Giambattista.
Breve paréntesis. Eso del límite permitido “sin autorización previa” es una entelequia. Quienes han intentado obtener permisos que excedan los montos diarios previstos han chocado contra la pared. Es que en tiempos de escasez de dólares las chances de un guiño se vuelven remo- tas. “Si pedís más, te llaman para decirte que retires la orden o directamente al otro día te cae una inspección”, recordó un empresario.
También es cierto que algunos recelan de otros colegas que en tiempos más holgados consiguieron que su tope sea levemente superior al resto.
MALABARES DE VARIABLES.
Dicho esto, ¿cuál es el primer problema con que se encuentran los operadores? Aunque no sea el fondo de la cuestión, lo primero es intentar explicar la situación a los proveedores. “Tenemos que hablar con ellos y pedirles que te esperen con los pagos hasta que se vayan concretando las transferencias”, explicó Juan Carlos Chervatin, vicepresidente de la Aaovyt. Pero conseguir ese crédito está lejos de ser el principal desvelo de los operadores. De hecho, es el inicio de otro problema. “Si alguien necesita girar US$ 150 mil, pero sólo le permiten transferir la mitad (como a partir de ahora), te quedan US$ 75 mil en pesos en el banco. Billetes que tal vez mañana valgan mucho menos en tu capacidad de comprar divisas para girar al extranjero”, graficó el CEO de Ola, Guillermo Cedaro. Dicho de otro modo, “si conseguís crédito, el problema siguiente es cómo resguardarte de la deuda en dólares con la que te quedaste”, apuntó Chervatin. Más concreto aún, “esta última medida lo que hace es dilatar el tiempo para transferir, lo cual a su vez aumenta el riesgo de encontrarte con una devaluación en el camino”, afirmó el director de Eurovips, Horacio Méndez Broz.
El escenario está tan desajustado que lo que normalmente es una bendición, hoy es visto como una espada de Damocles. Hablamos del acalorado ritmo de ventas de cara al verano y más allá, alentado por la percepción doble de que el dólar turista está barato y que en poco tiempo más viajar al exterior ya no será para cualquiera.“Seguimos vendiendo mucho y es porque la gente entiende que es posible. Hay agencias que están despachando viajes para 2017. Eso hace que tengamos muchos pesos, en un contexto donde el banco no te vende dólares”, resumió el ejecutivo de Ola. En la misma línea, el director de Eurovips añadió que confluyen dos factores: la percepción de que el dólar y los viajes son una reserva de valor y la “necesidad” de desprenderse de los pesos. “Además, estamos frente a la mejor operatoria consolidada al Caribe y para 2016 la oferta aérea tiene un incremento previsto del 80%, fundamentalmente en rutas turísticas. Por otro lado, el poder de transferencia al exterior bajó un 75% en los últimos dos años. O sea, hay un embudo a la hora de sacar la plata para los hoteles que participan de la operación. Estamos como una hamburguesa entre dos panes”, explicó Méndez Broz. El empresario fue más allá y describió la situación con la siguiente metáfora: “Es como ir al médico porque te duele el corazón y tenés alto el colesterol. Que el doctor te diga que dejes de comer achuras. Y al do- mingo siguiente te invite a comer un asado para festejar que estás vivo”.
LA REACCIÓN DEL MERCADO.
Con ese corsé condicionando el negocio, la respuesta del mercado aún no es clara. El miércoles hubo una reunión de los principales jugadores para tratar de consensuar una respuesta común. Pero, detrás de la “democratización del quilombo” que impuso la medida, las realidades son lo suficientemente dispares como para que no se haya acordado nada. Quedó en el plano de la utopía el mantra de que “uno debería operar sólo lo que puede transferir”. Incluso, uno de los asistentes planteó resignado: “Hoy para que nos escuchen o las cosas cambien deberíamos hacer una movida común y muy fuerte. Cortar la 9 de Julio y decir que no cobramos más hasta que no se aclare el panorama”.
De todos modos, las ideas que se barajan en el mercado van mucho más al llano. Incluso algunas respuestas ya se empiezan a sentir en las pantallas. Por ejemplo, fuentes de Despegar le dijeron a este medio que el recorte del cupo llega en un momento en el cual inevitablemente la operación se verá afectada. “Seguramente se va a limitar la oferta de producto emisivo, posiblemente a partir de un recorte de las ventajas existentes”, señalaron. Traducción: habrá un deterioro en las condiciones de financiación, en principio de hoteles.
Por el lado de las aerolíneas la preocupación es igual o más grande, ya que también están expuestas a la pérdida de valor en el tiempo entre que reciben el dinero y lo giran. No casualmente varios operadores empezaron a marcar que la semana pasada se hizo evidente una suba de las tarifas a futuro, mientras que paralela- mente otras compañías ya limitan las reservas a más de 90 días. “El tipo que reservaba un vuelo a Miami para marzo lo pagaba $ 15 mil, hoy lo abona $ 26 mil”, reveló uno de los consultados.
Otras empresas, como Ola, optaron por cubrirse con contratos de dólar a futuro, que hasta hace poco ubicaban a la divisa en $ 10,50 para marzo próximo. “Nosotros tomamos esa decisión hace meses para empezar a cubrirnos frente a lo que fuera a pasar. El tema es que no todos tienen la capacidad o el volumen de ventas para hacerlo”, analizó Cedaro.
Nada extraordinario, este mecanismo utilizado por el Banco Central está de moda y es aprovechado por todos los sectores. Por su parte el Gobierno lo utiliza como fórmula para perder menos reservas y derivar parte de la demanda a más largo plazo. Por eso mismo, el titular del BCRA, Alejandro Vanoli, acaba de ser denunciado por el macrismo por “defraudación contra la administración pública”.
ALARMAS ACTIVADAS.
En el plano institucional, la Faevyt dijo que ha gestionado “una reunión con gente de Economía” para ver si obtiene algún tipo de flexibilización en la medida del Central y que se amplíen los montos. “Nosotros vamos a acompañar a las empresas no sólo en la búsqueda de una solución, sino también en la decisión que tomen”, señalo Di Giambattista, quien dijo que “en la medida que no se pueda transferir va a haber problemas para todos, grandes y chicos. Porque cuando surgen este tipo de inconvenientes en la cadena comercial los perjudicados somos las mayoristas tanto como las minoristas. Hay una situación de distorsión de mercado que debería resolverse pronto”. Por su parte el vicepresidente de la Aaovyt dijo que hay que poner en contexto la decisión de bajar el cupo a las transferencias. “El tema es que ahora nos encontramos frente a una situación que ya ha provocado una reducción del empleo argentino en otros sectores. Porque esta medida lleva a que la comercialización se direccione a través de las plataformas radicadas en el exterior. Esto nos afecta a nosotros y pone en riesgo 35 mil empleos, pero también al propio Estado que se priva de recaudar impuestos y ve cómo se destruye trabajo argentino”. Ahora bien, todo este des- ajuste de variables para muchos podría empezar a corregirse a partir de la asunción de un nuevo Gobierno el 10 de diciembre, ya que con mayor o menor premura las posiciones en disputa coinciden en que hay que ir hacia un tipo de cambio único. El tema es cuándo, cómo y a cuánto. “Si lleva a haber una devaluación brutal y lo que se termina es un modelo de negocio basado en un dólar financiado, ya no vamos a tener el problema de la divisa, sino el de la falta de venta. Y ahí habrá que ver cómo adaptamos las estructuras”, confesó un operador.
Fuente: Ladevi
06/11/2015