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El fantasma de los expedientes instalado en el MinTur

El mantra “los expedientes están en orden” es toda la respuesta que desde el MinTur dan a cualquiera que consulte por las dos irregulares contrataciones de campañas por un total de más de $ 25 millones, a través del Inprotur y el CFT, reveladas por este medio. ¿Quién presentó al afortunado ganador de los contratos?, ¿quién lo convenció de que habría impunidad para amañar una compulsa de precios?, ¿quién contrata y descontrata sociedades uruguayas?, ¿quién aparece y desaparece expedientes?, ¿quién irma actas por personas no presentes? Un fantasma campea por Suipacha 1111.

Pocas, insuficientes y paridas con fórceps son las respuestas que amagan a ensayar los funcionarios a la hora de explicar las irregularidades en los contratos para promoción y publicidad revelados por este medio en las dos ediciones anteriores.

Peor aún, con el correr de los días el silencio se va imponiendo y ante la palmaria ausencia de argumentos tampoco los defensores de siempre se atreven a poner las manos en el fuego por sus socios del sector público.

A un par de semanas de iniciadas las investigaciones nadie se atreve a responder quién dio la orden de hacer lo imposible para darle a una misma agencia más de $ 25 millones en contratos de publicidad con el Consejo Federal de Turismo (fraguando burdamente una compulsa de precios) y de promoción en Estados Unidos con el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur).

EL GRAN BONETE

Desde el MinTur alzan los hombros y se escudan en que esas respuestas deben venir del propio CFT o del Inprotur como entidades contratantes. De hecho, hasta se muestran extrañados de que insistamos en hablar con el ministro Gustavo Santos, quien curiosamente asumió diciendo “el jefe del Inprotur voy a ser yo”. Llamativo silencio. Ni el amago de culpar de las desprolijidades al apuro por lanzar la campaña en Estados Unidos, a alguna infidelidad técnico-administrativa o a la dificultad de armar una nueva cartera de proveedores. Nada.

Por su parte, desde el Consejo y el Instituto apuntan con el dedo hacia Suipacha 1111. La semana pasada el titular del órgano que reúne a todas las carteras provinciales, Mariano Ovejero, reiteró que “la contratación se tramitó desde la Coordinación (dependiente del MinTur) e intervinieron las áreas que deben intervenir en una contratación directa”. Pero al querer profundizar (¿Quién presentó a la agencia ganadora?, ¿para qué se simuló una compulsa de ofertas entre tres empresas directísimamente ligadas?), otra vez se activa el cono del silencio.

Lo propio sucede desde el Inprotur. Recordemos que uno de sus directores, Marcelo Costa, dijo que para obtener detalles sobre la acción en Estados Unidos debíamos comunicarnos con el Ministerio, que es “por dónde salió la campaña”. Después desapareció de la escena y fue reemplazado por el cassette grabado por el secretario ejecutivo, Roberto Palais: “Hay un expediente basado en normas y procedimientos administrativos a los cuales la contratación se ajusta completamente”. ¿Cuál es la empresa contratada?, ¿quién la propuso?, ¿por qué se hizo aparecer –y luego desaparecer– a una ignota sociedad uruguaya?… “Hay un expediente basado en normas y procedimientos administrativos…”.

Ni un papel para presentar,  ya que siguen trabajando en elrearmado de los expedientes (a esta altura tiene tantos cambios como dificultades para justificarlos en los plazos previstos por el contrato). Ni una respuesta seria que explique el insólito conflicto entre los directores del Inprotur que responden al MinTur, quienes dicen que se firmó un acta aprobando la campaña en Estados Unidos, y los representantes de las provincias y del sector privado, quienes lo desmienten.

Y el malestar va tomando cuerpo en el sector, donde además la crisis que se vive está poniendo nerviosos a los empresarios. Aunque el presidente de la Cámara Argentina de Turismo, Oscar Ghezzi, lo haya negado (“no se habló porque no estaba en el orden del día”), en el Consejo Directivo de la semana pasada la cuestión de los contratos también irrumpió en la mesa. El titular de la entidad atinó a decir que el ministro le había dicho que todos los papeles estaban en orden, pero algún dirigente se animó a plantear si acaso alcanzaba sólo con una declaración para quedarse tranquilos. Y otra vez el cono del silencio

PREGUNTALE AL FANTASMA

“Preguntale al fantasma, él está detrás de todo lo que no se puede explicar”, sugirió una fuente acostumbrada a transitar los pasillos de Suipacha 1111.

O sea, hay un fantasma en el MinTur que hoy trabaja horas extras. Un espectro que acerca empresas al organismo para entregarles suculentas contrataciones directas (aunque después deban subcontratar a otra compañía) o les sugiere conseguirse dos sellos más para simular una compulsa de precios. Un aparecido que desaparece expedientes que ya no pasan desapercibidos y los reemplaza casi sin dejar huellas (casi). Un fantasma que firma por gente que luego dice no recordar haberlo hecho.

Fuente: Ladevi
03/06/2016