image

Emilio Civit, la avenida de los chalets más tradicionales de Mendoza

Casas señoriales de la Av. Emilio Civit

Casas señoriales de la Av. Emilio Civit

La avenida Emilio Civit es una de las más tradicionales de Mendoza. Se creó en 1896 por iniciativa de don Emilio Civit, quien durante aquellos años era el ministro de Hacienda del Gobierno de Mendoza.

Originalmente, su nombre era Prolongación Sarmiento, pero años más tarde, en 1932, recibió el nombre que lleva hoy. En sus casi 10 cuadras de extensión alberga algunos cafes, pero su principal atractivo son los chalets. La mayoría de ellos, arquitectónicamente son eclécticos, de estilo Milan Liberty o Art Noveau. Algunos, se construyeron para las familias de las élites locales mientras que otros conformaron distintas instituciones pertenecientes al Estado. Muchos de ellos, también, fueron construidos o habitados por inmigrantes italianos.

Se recorre de comienzo a fin en 20 minutos a buen paso, como máximo, y en el tiempo que uno desee si la intención es deleitarse con las casas señoriales que supieron pertenecer a reconocidas familias mendocinas.

La calle Emilio Civit se extiende desde las vías del metrotranvía, en calle Belgrano, hasta los mismísimos portones del pulmón verde de Mendoza, el Parque General San Martín. Es una de las avenidas más representativas de nuestra provincia y está compuesta por siete cuadras decoradas de frondosas arboledas y sus respectivas y típicas acequias.

Sin embargo, con el paso de los años ha ido mutando y la imagen que tuvo en el pasado no se corresponde con la de nuestros días.

 

Los orígenes

La Emilio Civit fue creada en 1896 por iniciativa del entonces ministro de Hacienda del gobierno de Mendoza, don Emilio Civit, y es considerada en la actualidad una de las avenidas con mayor tránsito de peatones y automotores de la provincia.

Desde su nacimiento fue la avenida más coqueta y señorial de la Quinta Sección que a principios de siglo era habitada por la aristocracia mendocina. El trazado de la bella avenida coronada por los fastuosos portones traídos desde Inglaterra comenzó en 1863. Sus casas son parte de la historia provincial y presentan gran valor arquitectónico.

“Era una calle de tierra pero fue una de las primeras en ser pavimentadas. Fue parte de una reforma urbana importante, ya que allí vivía toda la burguesía local”, informó la historiadora Adriana Micale.

Además, numerosas viviendas de la avenida Emilio Civit fueron edificadas en las primeras décadas de 1900 para vivienda de reconocidas familias. En la actualidad varias de estas casas poseen declaratoria como bien integrante del Patrimonio Cultural de la Ciudad de Mendoza, según Ord.3037/91. Estas son, entre otras, la Casa Pelliciari Casa Pelliciari (actualmente funciona el Instituto Zaldívar, Av. Emilio Civit 719), la Casa Arenas (Av. Emilio Civit 765-779, esq. Boulogne Sur Mer), la Ex Casa Stopell, El Torreón -Ex Casa Forti (actual edificio el Torreón), Casa Graffigna, Casa López Frugoni. Los estilos de sus construcciones van desde el italianizante, barco a la arquitectura racionalista, neocolonial y pintoresquista. Entre las edificaciones más destacadas se encuentra la mansión de la familia Arenas, en la esquina norte de Boulogne Sur Mer. La de los Huespe, ubicada en la esquina sur y la de los Graffigna, que es la más antigua y una de las únicas en la que viven los descendientes de la familia que la construyó. También la Asociación Mutual Suboficiales FF.AA. (actualmente funciona el Instituto Zaldívar)

Avenida Emilio Civit 709.

En esta nota, hacemos un recorrido por los más llamativos, esos que con su sola presencia nos cautivan desde el primer instante.

 

El chalet Graffigna, una de las casas más enigmáticas de la Emilio Civit

Sobre Emilio Civit 692/698 se encuentra el chalet Graffigna, cuya falsa cúpula es una de las más llamativas de la avenida. Romualdo Gobbi, un arquitecto italiano, fue quien se encargó de diseñar y construir sus espacios en 1910. Originalmente fue la casa de la familia Regueira de Suárez, pero en 1927 la compró Santiago Graffigna, un empresario bodeguero italiano. El estilo de la casa es una mezcla entre Liberty y Modernista, con detalles ornamentales de Art Nouveau. Las rejas, modernistas y de hierro, tienen en el medio un círculo de mármol blanco decorado. Por eso, popularmente a este chalet también se lo conoce como “La Casa de las Aspirinas”. Gracias a que fue construido con perfiles metálicos y cemento importado, el chalet Graffigna resistió los sismos de los últimos siglos. Desde la década del 90 es patrimonio cultural de la Ciudad de Mendoza.

 

La Mansión Stoppel, hoy Museo Carlos Alonso

Luis Stoppel fue un terrateniente chileno de origen alemán. Tras pasar varios años en Europa, decidió volver a Mendoza, donde había vivido durante su niñez. Cuando retornó al país, le encargó al arquitecto genovés Víctor Barabino que construyera en la ciudad de Mendoza su nueva casa. La Mansión Stoppel está ubicada sobre la avenida Emilio Civit al 379 y es única en su estilo arquitectónico italiano. Su creación comenzó en 1910 y terminó en 1912. Allí, Luis Stoppel vivió hasta que falleció. Luego, la mansión fue sede del Patronato de Menores hasta que un terremoto la dejó inhabitable. Durante varias décadas estuvo desocupada, pero hoy alberga al Museo Carlos Alonso, donde se homenajea al emblemático artista tunuyanino. Se dice que dentro de la casa habita el fantasma de un niño que vivió allí y que por eso, algunas noches las luces se prenden y se apagan sin razón alguna.

 

La casa López Frugoni y la casa Arenas

Ambas construcciones son obra del arquitecto Daniel Ramos Correas y el ingeniero Emilio López Frugoni. La casa Arenas se ubica frente a los portones del Parque General San Martín en la esquina de Emilio Civit y Boulogne Sur Mer. Su propietario, Angelino Arenas, era un comerciante y su esposa fue la encargada de planificar la casa que finalmente quedó construida en 1928. Es una de las primeras que en su interior posee un ascensor y, así como la mansión Stoppel y otras construcciones, en torno a ella giran leyendas sobrenaturales. La casa López Frugoni, cuyo estilo es neorrenacentista español, está en la esquina de Emilio Civit y Paso de Los Andes. Como su nombre lo indica, perteneció a Emilio López Frugoni y su mujer Fanny Arenas Raffo. Ambas casas son parte del patrimonio cultural de la provincia desde 1991.

 

Los consulados de “la Emilio Civit”

Sobre la esquina de Emilio Civit y Boulogne Sur Mer, en la vereda sur, se encuentra emplazada la casa Huespe. Fue construida por el arquitecto Mario Day Arenas en 1943 y debe su nombre a que pertenecía a Antonio Huespe, un inmigrante de origen libanés. En 1998, los herederos de Huespe vendieron la propiedad a la bodega Salentein que la utilizó para diferentes eventos y presentaciones. Además, del lado de la avenida Boulogne Sur Mer, en el primer piso, funciona el Consulado de los Países Bajos. En esa misma vereda, pero algunas cuadras más abajo, sobre Emilio Civit y Olascoaga, está la casa Moyano. Este chalet de estilo vasco, que también fue obra de Daniel Ramos Correas, albergó durante varios años al Consulado de Chile, que hoy funciona sobre avenida Belgrano.

 

Edificios sobre la calle Emilio Civit: el caso de la ex casa Forti

A mediados del siglo pasado, se autorizó la construcción de edificios en la avenida y muchos se alternaban entre las grandes casonas. La ex casa Forti (Av. Emilio Civit 514, entre Paso de Los Andes y Granaderos) había sido construida en 1910 y en el exterior tenía un torreón octogonal con adornos de cabezas femeninas, la única pieza que se conserva de la construcción original. En 1992, un grupo inmobiliario compró la propiedad y comenzó a construir un edificio. Sin embargo, fueron los mismos vecinos de la zona quienes pidieron que se conservase su estructura. Por eso, los arquitectos encargados de la construcción reforzaron y restauraron el torreón del frente. Actualmente, dicho torreón se utiliza como un salón de usos múltiples en la planta baja, una sala de estar para los primeros dos pisos y una terraza para el tercero.

 

Fuente: mendoza.italiani.it, por Victoria Bibiloni y Los Andes por Federico Fayad