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En la Fitur comenzó a parirse el cambio

Fitur

El desarme de las distorsiones acumuladas y el explicar la compleja coyuntura posdevaluación dominaron el escenario comercial durante la Fitur. De todos modos, los operadores notaron el optimismo del mundo de los negocios, que vive el cambio político como una suerte de relanzamiento de Argentina. Por eso la ansiedad de soluciones de fondo que le devuelvan competitividad al destino –léase corregir estructura de costos y mochila fiscal- fue uno de los sentimientos predominantes en la nutrida delegación empresaria argentina.

Del 20 al 25 de enero la concentración de empresarios, funcionarios, dirigentes y compradores internacionales en el stand argentino en la Fitur actuó como catalizador de una radiografía de broncas, expectativas y pensamientos estratégicos que deberán encontrar un equilibrio en el cortísimo plazo si el destino quiere aspirar a cambios profundos en el largo plazo.

LA BABEL ARGENTINA.

A saber, es indudable el optimismo respecto al cambio político en el país percibido por los operadores receptivos argentinos de parte de sus clientes o potenciales compradores. El mundo de los negocios tiene la sensación de una suerte de relanzamiento de Argentina. Sin embargo, la muralla de distorsiones económicas levantadas en los últimos años continúa inhibiendo la concreción de acuerdos comerciales. “Se notó mucho interés por Sudamérica y, en particular, por el nuevo tiempo político que se abre en Argentina”, le relató a este medio un importante operador receptivo, que seguidamente reconoció que el país está caro y que por eso “les aconsejamos que esperen a que bajen las tarifas, porque estoy seguro de que van a hacerlo”.

Escritorio mediante, otro operador contaba que durante los días que pasó en Madrid le informaron desde Buenos Aires algunas rebajas en hoteles 4 y 5 estrellas y de varios prestadores que empezaron a negociar ofertas o cotizaciones diferenciales del tipo de cambio (noches extras o dólar a $ 12 son dos de los esquemas preferidos). Pero todos saben que eso, con suerte, resuelve la coyuntura, pero es insuficiente para hablar de recuperación del mercado receptivo.

ANSIEDAD, ANSIEDAD.

Y el tema es que no hay tiempo para resolver el largo plazo.

“El 30% de mis ventas anuales de Sudamérica las concreto en las ferias europeas del primer trimestre”, explicaba un comprador español a este medio, marcando la necesidad de contar con tarifarios estables y competitivos. Una combinación de adjetivos que en la Fitur fue un oxímoron.

Por eso la ansiedad de soluciones de fondo fue uno de los sentimientos dominantes en la delegación argentina. “El problema de las tarifas no lo generamos nosotros. Por eso nos da bronca que nos señalen como responsables del encarecimiento del país. El problema es que hay que revisar toda la estructura de costos”, se defendía un dirigente hotelero. Minutos antes un receptivo local le había dicho a este medio: “La verdad es que vengo a ver cómo le echan la bronca los españoles a los hoteleros por el manejo de las tarifas después de la devaluación”.

Es que la variedad de estrategias comerciales que generaron las distorsiones cambiarias pre y “pos unificación cambiaria” (como gustan llamarle los funcionarios a la reciente devaluación) abrió una grieta profunda entre unos y otros. En Madrid, los dirigentes de ambas actividades aprovecharon la convivencia para tratar de cerrar filas y empujar juntos una concreción de la invitación del ministro de Turismo, Gustavo Santos, para firmar un gran acuerdo productivo sectorial.

Claro que para los empresarios esa construcción de competitividad sólo es posible con una amplia revisión de alícuotas impositivas, exenciones, modificaciones de regímenes de adelantos tributarios, acceso a créditos… y la lista sigue. “De acá a la ITB de Berlín (segunda semana de marzo) los canales de diálogos abiertos tienen que empezar a demostrar resultados”, afirmó un dirigente, que a renglón seguido reconoció que la situación llegó a un punto de deterioro tal que hace imposible dominar la ansiedad de ver cambios de fondo y no sólo de estilo.

“Estoy convencido de que tenemos que armar un gran acuerdo sectorial, donde aquellas demandas tan importantes del sector sean parte de una estrategia global que le podamos presentar al Presidente de la Nación. Pero como una propuesta de progreso y no como una compulsa sectorial, sino algo integral, que demuestre disposición a participar de este desarrollo de país”, le explicó Santos a este medio, sobre la respuesta favorable de los privados.

EMISIVOS A LO SUYO.

Los operadores emisivos argentinos que estuvieron en la Fitur vienen de vivir un 2015 muy distinto al de los receptivos. Pero el desarme de las distorsiones cambiarias también les trajo dolores de cabeza, de varios ceros en algunos casos. El problema es que el fin del cepo a las transferencias dejó a varios con dólares retenidos y con inconvenientes de empalme en los pagos. Por eso hubo quienes en Madrid hicieron un intento de renegociar deudas con sus prestadores. Pero también hay casos judicializados (uno de ellos con una flamante cautelar a favor) entre aquellos que se resguardaron comprando dólar futuro y hoy sobre la marcha les han cambiado las condiciones.

En definitiva, cada segmento y rol comercial adivinan que hay un bosque atrás del enorme árbol de distorsiones acumuladas, aunque hoy la coyuntura manda y acelera los tiempos. La devaluación para los empresarios pasó hace una eternidad, para el Gobierno fue ayer. Compensar ansiedades y capacidades de respuesta pareciera ser el

Fuente: Ladevi
29/01/2016

 

El desarme de las distorsiones acumuladas y el explicar la compleja coyuntura posdevaluación dominaron el escenario comercial durante la Fitur. De todos modos, los operadores notaron el optimismo del mundo de los negocios, que vive el cambio político como una suerte de relanzamiento de Argentina. Por eso la ansiedad de soluciones de fondo que le devuelvan competitividad al destino –léase corregir estructura de costos y mochila fiscal- fue uno de los sentimientos predominantes en la nutrida delegación empresaria argentina.

Del 20 al 25 de enero la concentración de empresarios, funcionarios, dirigentes y compradores internacionales en el stand argentino en la Fitur actuó como catalizador de una radiografía de broncas, expectativas y pensamientos estratégicos que deberán encontrar un equilibrio en el cortísimo plazo si el destino quiere aspirar a cambios profundos en el largo plazo.

LA BABEL ARGENTINA.

A saber, es indudable el optimismo respecto al cambio político en el país percibido por los operadores receptivos argentinos de parte de sus clientes o potenciales compradores. El mundo de los negocios tiene la sensación de una suerte de relanzamiento de Argentina. Sin embargo, la muralla de distorsiones económicas levantadas en los últimos años continúa inhibiendo la concreción de acuerdos comerciales. “Se notó mucho interés por Sudamérica y, en particular, por el nuevo tiempo político que se abre en Argentina”, le relató a este medio un importante operador receptivo, que seguidamente reconoció que el país está caro y que por eso “les aconsejamos que esperen a que bajen las tarifas, porque estoy seguro de que van a hacerlo”.

Escritorio mediante, otro operador contaba que durante los días que pasó en Madrid le informaron desde Buenos Aires algunas rebajas en hoteles 4 y 5 estrellas y de varios prestadores que empezaron a negociar ofertas o cotizaciones diferenciales del tipo de cambio (noches extras o dólar a $ 12 son dos de los esquemas preferidos). Pero todos saben que eso, con suerte, resuelve la coyuntura, pero es insuficiente para hablar de recuperación del mercado receptivo.

ANSIEDAD, ANSIEDAD.

Y el tema es que no hay tiempo para resolver el largo plazo.

“El 30% de mis ventas anuales de Sudamérica las concreto en las ferias europeas del primer trimestre”, explicaba un comprador español a este medio, marcando la necesidad de contar con tarifarios estables y competitivos. Una combinación de adjetivos que en la Fitur fue un oxímoron.

Por eso la ansiedad de soluciones de fondo fue uno de los sentimientos dominantes en la delegación argentina. “El problema de las tarifas no lo generamos nosotros. Por eso nos da bronca que nos señalen como responsables del encarecimiento del país. El problema es que hay que revisar toda la estructura de costos”, se defendía un dirigente hotelero. Minutos antes un receptivo local le había dicho a este medio: “La verdad es que vengo a ver cómo le echan la bronca los españoles a los hoteleros por el manejo de las tarifas después de la devaluación”.

Es que la variedad de estrategias comerciales que generaron las distorsiones cambiarias pre y “pos unificación cambiaria” (como gustan llamarle los funcionarios a la reciente devaluación) abrió una grieta profunda entre unos y otros. En Madrid, los dirigentes de ambas actividades aprovecharon la convivencia para tratar de cerrar filas y empujar juntos una concreción de la invitación del ministro de Turismo, Gustavo Santos, para firmar un gran acuerdo productivo sectorial.

Claro que para los empresarios esa construcción de competitividad sólo es posible con una amplia revisión de alícuotas impositivas, exenciones, modificaciones de regímenes de adelantos tributarios, acceso a créditos… y la lista sigue. “De acá a la ITB de Berlín (segunda semana de marzo) los canales de diálogos abiertos tienen que empezar a demostrar resultados”, afirmó un dirigente, que a renglón seguido reconoció que la situación llegó a un punto de deterioro tal que hace imposible dominar la ansiedad de ver cambios de fondo y no sólo de estilo.

“Estoy convencido de que tenemos que armar un gran acuerdo sectorial, donde aquellas demandas tan importantes del sector sean parte de una estrategia global que le podamos presentar al Presidente de la Nación. Pero como una propuesta de progreso y no como una compulsa sectorial, sino algo integral, que demuestre disposición a participar de este desarrollo de país”, le explicó Santos a este medio, sobre la respuesta favorable de los privados.

EMISIVOS A LO SUYO.

Los operadores emisivos argentinos que estuvieron en la Fitur vienen de vivir un 2015 muy distinto al de los receptivos. Pero el desarme de las distorsiones cambiarias también les trajo dolores de cabeza, de varios ceros en algunos casos. El problema es que el fin del cepo a las transferencias dejó a varios con dólares retenidos y con inconvenientes de empalme en los pagos. Por eso hubo quienes en Madrid hicieron un intento de renegociar deudas con sus prestadores. Pero también hay casos judicializados (uno de ellos con una flamante cautelar a favor) entre aquellos que se resguardaron comprando dólar futuro y hoy sobre la marcha les han cambiado las condiciones.

En definitiva, cada segmento y rol comercial adivinan que hay un bosque atrás del enorme árbol de distorsiones acumuladas, aunque hoy la coyuntura manda y acelera los tiempos. La devaluación para los empresarios pasó hace una eternidad, para el Gobierno fue ayer. Compensar ansiedades y capacidades de respuesta pareciera ser el

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