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Enoturismo: 6 claves para llegar al éxito

Personalmente trabajo en y para bodegas desde el 2005, y en los últimos años el enoturismo viene ocupando un espacio fundamental en cada establecimiento vitivinícola.

Si bien desde el 2012 comencé a interiorizarme un poco más en apreciar y entender al enoturismo como pié fundamental en la cultura del vino local, cuando me coloco en el lugar de turista noto algunas aristas que, por falta de conocimiento o apuro en que todo funcione redituablemente, aún restan pulir.

Después de algunas semanas de consultas particulares a distintas bodegas, allegados al turismo y análisis de los resultados, humildemente les enumero algunos puntos que seguramente ayudarán a que los servicios logren no solo captar nuevo público, sino fidelizar a aquellos turistas para que nos visiten más de una vez al año.

1. Sistema de reservas

En su mayoría piden reserva previa, más aún cuando se trata de gastronomía. En algunos casos se utilizan sistemas informáticos de gestión turística lo que ayuda a tener mayor control, pero en otros simplemente apelan a tablas de excel o agendas escritas a mano. ¿Cuál es el inconveniente de estos dos últimos puntos? En el caso de las tablas de excel pueden cerrarse y no guardar los cambios, entonces las últimas reservas cargas pudieran no estar presentes cuando el archivo sea abierto nuevamente. En el caso de las agendas, depende de la caligrafía de quién anota. Si los números no se entienden no quedará claro si son 3 u 8 los que nos visitan.

Posible solución: si no poseemos la estructura para contratar un servicio de gestión informática, podemos utilizar los calendarios de GDrive, en este caso, al estar vinculadas en tiempo real por más de una persona de la bodega, podremos chequear incluso desde nuestro celular las reservas que se van cargando.

Realizar un trabajo de reservas ordenado y prolijo es fundamental para el orden interno y el éxito de cada visita.

2. Contar historias

Todos alguna vez recordamos algún profesor que en plena clase nos contó alguna historia o anécdota respecto a algún tema en particular. Y eso es porque tendemos a memorizar aquellos relatos que a medida que son contados podemos ir recreándolos en nuestra mente.

En las bodegas pasa igual. Por ejemplo si en el momento de explicar un vino le sumamos alguna historia que lo envuelva o que tenga que ver son su elaboración, nombre o añada, el visitante guardará en su memoria y recordará de manera sencilla lo que le contamos para que después lo traiga a la memoria, lo relacione con el vino y se convierta en un embajador externo replicando la misma historia a otros que, quizás, visiten la bodega en busca de esa anécdota contada por los propios actores.

3. Ofrecer experiencias

Ofrecer una simple degustación para ver si luego compran esos vinos es una tarea fácil pero no efectiva. Los turistas visitan bodegas buscando nuevas experiencias, y a esto se refiere con vivenciar en persona aromas a roble de la sala de barricas, tocar las camisas frías de los tanques en fermentación, saborear el mosto antes que sea vino.

Quienes estamos involucrados en el mundo del vino, seguramente nos resulte habitual ver un riego por goteo en algún viñedo, o palpar la textura del suelo de donde nace una vid, hasta incluso apreciar el paisaje de la montaña de fondo con los picos nevados; pero para muchos es una experiencia inolvidable, entonces tenemos que situarnos en el lugar de alguien que por primera vez convive con esas sensaciones y explotarlas al máximo.

4. Si a los niños

Más allá de lo que significa el cuidado y responsabilidad de recibir a menores en las instalaciones, tengamos en cuenta que muchas veces el plan familiar es visitar una bodega (y eso lo tenemos que celebrar).

En Marzo de este año nos invitaron a festejar el comienzo de la cosecha 2017 con toda la familia, y más allá de las actividades que habían preparado para los más chicos, ver cómo se divertían entre las viñas o cómo ayudaban a cosechar algunos racimos nos hacía entender que son actividades que suman mucho para su capacidad cognitiva y la de seguir descubriendo todo lo que envuelve este maravilloso mundo del vino. Es así que al día de hoy, Indira (4 años) todavía se acuerda el sonido que hacía la despalilladora cuando recibía los racimos de uva.

5. No insistir todo el tiempo con la compra de productos

Obviamente que para el funcionamiento del negocio son necesarios los ingresos por venta de productos, pero no pequemos de insistidores compulsivos. Busquemos el espacio y momento adecuado. No está bueno que mientras estén degustando, recorriendo la bodega o almorzando nosotros estemos a cada instante ofreciéndoles la lista de precios para que compren.

6. Crear una base de datos

Es importante llevar un registro de quienes nos visitan, esto es para saber internamente si el turismo va creciendo o decreciendo a medida que pasa el tiempo.

Además, tomar algunos datos como el e-mail nos ayuda en un futuro a contactarlos para anunciar nuevos lanzamientos, productos o actividades en la bodega. Por ejemplo, quizás a un turista en particular le gustó mucho un vino que probó cuando visitó la bodega y al no poder comprarlo en ese momento perdimos una venta. Pero si nosotros lo contactamos nuevamente después de un tiempo y le hacemos saber los canales de distribución de dónde los puede comprar o hasta quizás enviárselos desde la bodega, fidelizamos a un cliente que si no lo hacemos nosotros, lo captará otra bodega.

Pablo Ponce

Fuente: Mdz Online