Un recorrido por las bellezas turísticas de San Carlos.
Esta parte de la provincia mendocina, que fue territorio donde se fusionaron las culturas pehuenches y mapuches, tiene, no sólo desde el punto de vista de sus bellezas naturales, mucho para mostrar y disfrutar, sino desde lo histórico y cultural, una parte demasiado importante de nuestro pasado que no deberíamos desconocer, porque tiene que ver con nuestro origen como mendocinos, formado por tantas culturas del mundo, europeas fundamentalmente, pero con fuertes raíces en los pueblos originarios.
Es increíble cuánto no sabemos de nuestro propio terruño, cuántos lugares que por tantos siglos, han estado ahí no más y que por el paso del tiempo han ido modificando su fisonomía a raíz de las erosiones provocadas por el agua y el viento, dejando a la vista esculturas naturales que no podemos dejar de conocerlas, conservarlas y mostrarlas al resto del mundo.
La travesía sugerida por la Dirección de Turismo de la Comuna de San Carlos es el desierto de las Huayquerías y su emblemático cañadón de la Salada, que pueden ser disfrutados tanto por el público en general como por los amantes de los deportes extremos.
Se accede a él por un cordón de médanos de 19 Kms. de largo por 1,5 Kms. de ancho llamado Cordón de las Casas Viejas, que son producto del depósito de sedimentos de origen cordillerano aportado por ríos y vientos.
La Salada, resulta ser un cañón que termina en una garganta de agua esporádica recolectada por las lluvias y en donde se pueden observar las altas paredes que lo rodean. Allí antiguamente se podían disfrutar de sus aguas termales minerales y piletas para baños terapéuticos.
El municipio suele organizar cabalgatas a Huayquerías para festejar el Día de la Tradición, partiendo una caravana desde la Plaza de San Carlos. Al regreso los gauchos vuelven con claveles del desierto, para agasajar a sus chinas y lograr su perdón después de varias horas de ausencia del rancho. Durante el paseo se realizan picnics y luego los visitantes pueden practicar trekking al Cañadón, rapel y cuerdas si lo desean.
Huayquerías, proviene del vocablo “Huayco” que significa cauce o arroyo seco, es uno de los paisajes más enigmáticos y desconocidos del Valle de Uco. Formado por escalonados paredones de tierras arcillosas que van formando una suerte de laberintos.
Este desierto que fue usado en la antigüedad para el entrenamiento físico y espiritual de los guerreros es hoy una de las grandes apuestas turísticas.
El ingreso a La Salada se hace precedido de una breve y simbólica ceremonia donde los visitantes se disponen en círculo y piden permiso a los siete rumbos, como hacían nuestros ancestros para entrar a un lugar sagrado.
Desde el municipio a mediados del año pasado se puso en marcha un programa para que los alumnos de las escuelas conozcan este lugar y hasta el momento más de 1200 niños han sido trasladados hasta ahí y se los ha instruído sobre las características de esta formación milenaria.
Para desafiar al desierto hace falta la guía de un baqueano que mientras describa los senderos y cuente alguna historia surgida en esa tierra, vaya indicando las rutas que pueden seguirse en ese laberinto de huellas, para adentrarse completamente en el cañadón de la Salada, entre formaciones arcillosas y paredones de más de 50 metros de altura.
Esta expedición ofrece dos modalidades de excursión, según la intención del visitante.
Por un lado, puede hacerse una caminata de dos horas para conocer el cañadón de la Salada por adentro, que es la opción sugerida para todo público y recomendable para realizar en familia.
También para los amantes del turismo aventura se ofrece la oportunidad de hacer trekking y rapel, partiendo de la loma del cañadón y recorriendo senderos de animales, mientras el desierto va posibilitando contemplar distintas vistas de la cordillera de los Andes y de las Huayquerías.
Luego, se puede descender hasta la sala de cierre de la Salada con dos rapeles.
Entre las diferentes propuestas, se están impulsando visitas en las noches de luna llena, para que las personas puedan disfrutar de este paisaje cargado de una energía especial. Estos cañadones de “Las Huayquerías” están asentados en una propiedad privada, por lo que las visitas que se hacen al lugar son coordinadas por el municipio a través del área de turismo y se abona un ingreso al mismo.
“La Comuna actúa como nexo entre los propietarios y los visitantes para transitar de nuevo esos senderos que antes eran tradicionales pero a los que con el tiempo se fue complicando el acceso”, explicó nuestro guía baqueano.
Muchas familias lugareñas, conocedoras del lugar, lo visitan periódicamente desde hace mucho tiempo, para disfrutar el asadito del fin de semana.
También el municipio lo propone para realizar eventos culturales musicales, aprovechando las formaciones naturales provocadas por la erosión que ha ido cavando en la arcilla escenarios con una acústica y belleza sin igual, para disfrutar de estos espectáculos al aire libre.
Fuente: Sitio Andino, por Sergio Petricorena