Ubicado en la Cordillera de Los Andes. La laguna atrae, sobre todo, a turistas locales. Termas y ruta por la margen del río Atuel.
El paisaje más espectacular que ofrece Mendoza es el de cualquier espejo de agua entre las montañas, en la Cordillera de los Andes. Tal es la postal que entrega, por ejemplo, la conocida Laguna del Diamante, de la que se puede hablar en otro momento. O la presa de Potrerillos, quizás la más conocida. Sin embargo, en esta nota, estamos hablando de una laguna menos reconocida. Algunos mendocinos ni siquiera saben de su existencia. Laguna del Sosneado se encuentra en la montaña profunda de San Rafael.
El camino
Se encuentra a 330 kilómetros al suroeste de la ciudad. El viaje a este lugar es, en sí mismo, una atracción imperdible. Sobre asfalto partimos hacia el sur por la Ruta 40, a unos 100 kilómetros hasta el poblado de Pareditas, en San Carlos. Allí comienza lo mejor, desvío al oeste paralelo a la majestuosa sierra, con eternos barrancos y rectas, aunque con algunos sectores sinuosos, típicos senderos de montaña. En total, este tramo es de 160 kilómetros, donde el azul intenso del cielo mendocino se encuentra con los picos de los picos más imponentes. Una delicia.
Este recorrido finaliza en la localidad de El Sosneado, ya en el departamento de San Rafael. Allí hay una gasolinera y es el último proveedor que podemos encontrar. Desde allí son 45 kilómetros de montaña en el interior hasta la laguna, siguiendo el camino del río Atuel, uno de los más importantes y caudalosos de nuestra provincia.
Es importante mencionar que se recomienda realizar todo el viaje en vehículos adecuados como motos o vehículos 4×4. Sin embargo, si nos armamos de paciencia, los coches también pueden llegar.
La laguna
Después de tanto caminar, llegamos a destino. Un imponente espacio verde, con vegetación atípica para la zona y con la laguna como eje central. Fauna autóctona y puesteros nos reciben. Sin embargo, el plan no termina ahí. Unos kilómetros más al oeste encontramos el hotel abandonado, con la piscina de aguas termales a un lado. Si bien el hotel parece totalmente abandonado y apenas en ruinas, la piscina y las aguas termales continúan emergiendo. Así los visitantes aprovechan y disfrutan de un relajante baño natural.
Fuente: SerArgentino.com, por Exequiel Nacevich