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Laguna del Diamante: el tesoro de los Andes

Recorrido Laguna del Diamante

Recorrido Laguna del Diamante

La piedra preciosa líquida de San Carlos, la Laguna del Diamante, una osadía para los que anhelan experimentar con todos los sentidos.

¿Han experimentado la sensación de libertad? ¿Han escuchado el silencio? ¿Han llorado de emoción ante la belleza? Seguramente, en algunas ocasiones, y posiblemente no se hayan olvidado de esos momentos en los que el corazón late al ritmo de natura.

Laguna del Diamante, el tesoro de los Andes como titula la nota, es uno de esos sitios que despierta las más impensadas emociones, sólo y tan sólo, si quien llega hasta su imperio de altura es capaz de bajarse del caballo de la banalidad cotidiana, de despojarse del equipaje de preconceptos, de lanzar el celular y la cámara al asiento de atrás y limitarse a ver con todos los sentidos. Allí en ese instante nos volvemos la mera esencia que somos, logramos esa conexión sobrenatural con lo natural, respiramos profundo y cada célula del cuerpo percibe la gracia de estar presentes en este lugar único.

La piedra preciosa líquida, está guardada como en un museo de sofisticadas alarmas, en la cordillera. Es que durante gran parte del año, custodiada por nieve, feroces vientos, caminos inaccesibles, conserva su hábitat impoluto. Es la sabiduría de la tierra la que guía los ciclos en que vegetación y fauna reinan en el territorio protegido, y sólo en verano da permiso para que el hombre admire la inmensidad y se nutra de ella.

Tras el invierno o más exactamente con la primavera en alza, el suelo parece renacer, los pastizales en vegas y los animales, como los guanacos, salen a embeberse de sol y comida fresca, la reproducción de las especies tiene lugar. Por esos días las nieves se derriten y todo aquello que estuvo aletargado en los meses más fríos, sin presencias inoportunas, toma el curso de un nuevo comienzo. ¿Imaginan este nuevo empezar?

 

Piedra preciosa líquida

Cabe decir que Laguna del Diamante es una reserva provincial que protege el espejo de agua, el tesoro, el diamante, a 3.250 m s.n.m.. A sus espaldas el gran vigía, el volcán Maipo de 5.323 m s.n.m, meta de escaladores y soñadores de todos lares. En derredor verdes vegas, esas tierras bajas, llanas y fértiles que surgen del suelo o son regadas por un río.

Entre tanto el negro de la escoria volcánica, residuos de añejas erupciones, en piedras gigantes o en apenas del tamaño de una bolita, y por si fuera poco los cerros y las llanuras que dejaron pasar la nieve, lucen sus ocres y rojizos, mientras Febo, según la hora del día, deja ver la piedra líquida con brillo edénico en sus tonalidades más diversas. Proveedora de vida, atesora truchas y mucho más, es allí donde sus aguas cristalinas se lanzan a través del río Diamante, para seguir dando abundancia y regar el  Valle de Uco y el Sur de la provincia.

 

Llegar

Se llega hasta el enclave sancarlino por camino en buen estado, pero tengan en cuenta que hay 50 km más de montaña, de huella, por tanto los vehículos deben estar en buen estado y, si es posible, ser altos, y con el tanque lleno, por favor. Es el puesto de guardaparques quien da la bienvenida.

Allí se registran visitantes, pescadores y andinistas y luego continúan unos 40 km hasta el espejo de agua. Quizá sean los puesteros y los adeptos a la pesca los que más conozcan el sitio. Los reconocerá a unos por su vestimenta gauchesca y sus caballos y algunas cabras, a los otros por sus cañas, reeles, por los asados que comienzan desde tempranas horas y hasta por sus complicados trajes. Ambos buenos consejos siempre dan.

El trayecto hasta las aguas del cielo se realiza con la constante brisa fresca que nos advierte que esto es los Andes, que vamos en ascenso, que no es un parque de diversiones sino una joya natural que hay que respetar, y la mejor manera es siendo curiosos descubriendo cada parte del camino.

Con abrigo y ropa impermeable, por las dudas, no dude en bajar del vehículo y esperar a los animales que pastan cerca, pero no se meta en huellas prohibidas ni en cortaderas, es una reserva de todos y hay que conservarla. Entonces aparecen algunas vacas con sus terneros, grupos de cabras, de guanacos, algún quirquincho distraído y aves muy chusmas. Los arroyos suenan y sacian la sed, dejan crecer enverdecidos pastos y alimentan.

 

Ahora sí, saque la cámara, registre este momento.

Las huellas del tiempo se adivinan en estas montañas sagradas, los siglos, las aguas, los vientos dejan al descubierto las eras geológicas, y con ello la pequeñez humana. Pampas y alguna vegetación petisa, guanacos camuflados y el latido del corazón que se oye, desafiando al silencio cuando el Maipo, nevado, aparece a lo lejos. A escasos metros tras una curva y otra, el turquesa se revela, el tesoro líquido ante sus ojos. Es el punto más alto del trayecto y el diamante como el volcán posan para usted.

 

Un lugar para quedarse

El trayecto ahora es en descenso hasta la mismísima laguna, que barrial primero, translúcida más adelante, no nos deja olvidar que aquí nada está armado para el turismo. Es naturaleza prístina, a su alcance. Allí los guardaparques indican sitios para acampe, sitios de pesca, sitios donde hacer fuego y qué lugares no hay que pisar. También esto de llevarse consigo todo lo que trajo, esto incluye los residuos.

Mientras el viento se ríe de los novatos y sus carpas, los más cancheros ayudan a atar bien cada estaca para que la broma no se lleve el amparo. Los campamentos para quienes deciden quedarse una o más noches, es sobre piedras volcánicas, y esto es un premio, conservan el calor.

Protector solar, gorro, anteojos de sol, abrigo y a inspeccionar el entorno. Y mientras la mirada se detiene en familias, grupos de pescadores o turistas muy blancos, los ojos se pierden en el agua, en su custodio, en una panorámica inverosímil, y es allí cuando el silencio se apodera de todo, como la emoción. Es bueno amenizar el momento sobre las rocas volcánicas que llegan a alcanzar temperaturas admirables -de 35º a 50º en verano- y allí dejar que el tiempo pase.

 

Después del sol

Al atardecer el viento se vuelve más riguroso y la temperatura baja. En los campamentos, el fuego arma reuniones y esos destellos de luz se convierten en las coordenadas de los vecinos. Allá en la nada absoluta, el diamante brilla con las estrellas, con la luna, los humanos se calientan como pueden, se ríen, brindan y los asados proliferan. Entre tanto la sensación de libertad ya no es quimera.

 

Cómo llegar

El acceso se realiza por la Ruta Nacional Nº 40, en primer término, que está pavimentada hasta la localidad de Pareditas. Desde allí hacia el sur es camino consolidado. Luego se puede optar por la Ruta Provincial 101 o continuar por la Ruta Nacional 40 ya que desde ambas se debe tomar luego la Ruta Provincial Nº 98, transitable sólo en verano, para finalmente acceder a la Reserva.

Antes de emprender el viaje se debe consultar por el estado del clima y el camino, a: Sub Dirección de Turismo del Municipio (02622) 452012, Dirección de Recursos Naturales (02622) 422815 o Destacamento de Gendarmería (02622) 422462.

 

Más datos

– Reserva Natural Laguna del Diamante está ubicada en San Carlos a 130 km de la cabecera departamental y a 230 Km de Mendoza Capital.

– Fue declarada Área Natural Protegida en 1995, Ley 6.200. Comprende la laguna propiamente dicha y el Volcán Maipú -de 5.323 metros-, su perímetro fue recientemente ampliado a 192.000 hectáreas.

– La laguna se alimenta de aguas de deshielo y constituye las nacientes del río Diamante. Su superficie es de 1.400 hectáreas, su profundidad máxima es de 70 metros y la media 38,6.

– El espejo de agua es una importante reserva de agua dulce de la provincia -517.200.000 m3 aproximadamente.

– El primer puesto de guardaparques se encuentra a 40 km de la laguna, a 2.310 m.s.n.m.

– Aquí trabajan en conjunto diversas organizaciones del Gobierno: Vialidad provincial, Gendarmería, Municipalidad de San Carlos y distintas dependencias de la Secretaría de Ambiente.

 

 

Recomendaciones

– Está prohibido extraer material geológico, arqueológico y paleontológico.

– Se solicita a los visitantes no dañar o cortar vegetación autóctona ni molestar a la fauna del lugar.

– Deben respetarse estrictamente los sitios para acampar y encender fuego, como aquellos aptos para transitar.

– Hay que retirar de la reserva los residuos que se generan durante la estadía.

– No se puede ingresar con armas de fuego. Tampoco con mascotas.

– Se recomienda llevar ropa de abrigo -alta montaña- y protector solar.

– Las motos pueden ingresar sin tacos en las ruedas y con silenciador. Están prohibidos los four tracks .

– En tanto quienes lleven bicicletas deben contar con casco y todos los elementos de seguridad, de lo contrario no podrán pasar.

– Si bien todos deben registrarse al ingreso, quienes vayan a ascender el Maipo deben especificar ruta por alguna emergencia.

– Para preservar el lugar y generar conciencia ambiental, en el puesto de ingreso cada visitante recibe una bolsa de residuos numerada que debe ser entregada a la salida en el mismo lugar.

– Beber de 3 a 5 litros diarios de líquidos (agua, sopas, jugos).

– Llevar ropa de abrigo, lentes para sol, gorra y calzado cómodo.

– Ingresar con combustible suficiente. Llevar alimentos y leña.

Horario de ingreso y egreso. Si el visitante ingresa sólo por el día, los horarios de atención son de 7 a 17, mientras que si el visitante pernocta en la laguna, los horarios de atención son de 7 a 19. El egreso desde la laguna es a más tardar aproximadamente a las 19.

 

Fuente: Los Andes, por Tania Abraham