El río Atuel, con su milenario fluir, ha horadado las paredes rocosas de su cauce, generando, junto con la erosión eólica, formaciones de piedra sólo comparables a las del Gran Cañón del Colorado.
En el Cañón del Atuel se suceden murallones veteados y formas exóticas que han sido bautizadas cada una con su nombre según el parecido morfológico: el Mendigo, el Bosque de Coníferas, los Jardines Colgantes, el Elefante, el Sillón de Rivadavia, los Monstruos, el Lagarto, el Castillo, el Museo de Cera y muchas más. El Cañón del Atuel tiene una extensión de unos 50 km y una profundidad promedio de 260 m. Por el serpenteante camino se despliegan las centrales hidroeléctricas de los Nihuiles hasta alcanzar el dique El Nihuil, paraíso de pescadores.