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Malargüe: menú mendocino para invierno

Malargüe

Cuando ya la cordillera se pinta de blanco con las primeras nevadas, los destinos de vacaciones invernales calientan motores para recibir a los turistas. Es el caso de Malargüe, que lanza sus propuestas de esquí, en Las Leñas, y turismo de aventura y gastronómico.

Con las primeras nevadas en la cordillera y el calendario de las vacaciones de julio en la mano, avezados esquiadores, aficionados y principiantes se preparan para disfrutar de la nieve.

Ya comienzan a preparar tablas y esquíes y la sensación de deslizarse por algunas de las mejores pistas de Sudamérica despierta la adrenalina que comienza a circular por las venas y pide emociones.

Hay otras sensaciones que completan el menú, como contemplar el paisaje, descubrir nuevos colores, disfrutar del descanso al calor de un hogar a leña, ya sea desde la ventana de una cabaña o desde el cómodo lobby de un hotel y, por supuesto, degustar platos exquisitos, ya sea en compañía de la familia o de amigos.

En Mendoza, el invierno en Malargüe es mucho más que el fantástico Valle de Las Leñas, ya que, camino a los valles por la ruta 222, la geografía muestra hermosas obras naturales, como la laguna de la Niña Encantada y el Pozo de las Ánimas.

También en Los Molles hay más que naturaleza, termas, el entorno, comidas típicas y la amplia oferta de alojamiento en el valle que fuera pionero de las actividades invernales.

Hacia el sur, la Caverna de las Brujas es sinónimo de aventura; a una hora de la ciudad, por ruta 40, se llega a la reserva más visitada del departamento, tanto por la magia que encierra ingresar a la montaña, como por la diversidad de formaciones de estalactitas, estalagmitas, velos y formaciones que adornan el interior.

El circuito se completa con Manqui Malal, donde se realizan caminatas entre fósiles milenarios y en los días más fríos se puede ver una cascada congelada. El lugar invita a quedarse en el refugio que, a su vez hace de restaurante donde se sirven comidas caseras, con el chivito como plato destacado, y por las tardes, las clásicas tortas fritas.

A tres kilómetros, siempre por la ruta 40, está Turcara, que propone un recorrido en el que se conjugan tirolesa, vía ferrata, puente colgante, escalada y la mejor vista panorámica de la zona desde un deck living en la montaña Los Volcanes.

También es imperdible ingresar al volcán Malacara, con su historial de erupciones entre la que se destacan las hidromagmáticas (cuando el material volcánico entra en contacto con el agua), y sus cavernas y pasadizos que se pueden visitar.

Y si está allí, no puede dejar de conocer la Reserva Provincial La Payunia (o Payún) y sus campos volcánicos de Llancanelo, propuestos para ser declarados Patrimonio Natural de la Humanidad.

La ciudad

Por su parte, la ciudad de Malargüe, con su moderna arquitectura y calles tranquilas, invita a recorrerla: el Planetario Malargüe, Parque del ayer, el Mercado Artesanal, el museo y el observatorio Pierre Auger, conforman un verdadero circuito científico e histórico imperdible.

Cerca de la ciudad se encuentran dos íconos de las rutas alimentarias: la del chivito y la de la trucha. En Castillos de Pincheira, además de la hermosa vista de la montaña, se puede degustar uno de los mejores chivitos al horno de barro, mientras que Cuyam Co, o agua que nace de la tierra, alberga el único criadero de truchas del sur mendocino, donde se sirve un único menú Delicatessen en el que el salmónido en distintas preparaciones, es el protagonista principal. Los postres tienen un ingrediente especial, ya que son todos rescatados de las más tradicionales recetas.

 

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Fuente: La Voz