En la tierra del vino, la cerveza se consolida como opción entre las bebidas espirituosas, expandiéndose en el mercado local.
En los últimos tres años, el negocio de la cerveza artesanal se duplicó en Argentina. En Mendoza la oferta de marcas y estilos continúa expandiéndose con el surgimiento de nuevas microcervecerías y fábricas caseras. Así, en la tierra del vino, la cerveza se consolida como la opción entre las bebidas espirituosas. Cuáles son las tendencias de consumo y la proyección de un mercado cuya cuenta pendiente, todavía es capacitar a sus consumidores.
Si diez años atrás era difícil encontrarla, incluso había que explicar de qué se trataba, hoy la “craft beer” (cerveza artesanal) suma adeptos en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, en donde el boom explotó hace tres décadas. Según dan cuenta estudios realizados por distintas consultoras, a nivel mundial existe un incremento en el consumo de cervezas artesanales, puesto que las producciones aumentan un 30% cada año. En ese contexto, en los últimos tres años, el negocio se duplicó en Argentina y actualmente la oferta se diversifica en más de 15 estilos.
Aunque a un ritmo más lento, este fenómeno se replica en Mendoza con el surgimiento de nuevas microcervecerías y fábricas caseras que utilizan ingredientes naturales, la proliferación de cursos de elaboración y el fortalecimiento de un circuito de comercialización que incluye bares, ferias, festivales y eventos privados. Concretamente, más una veintena de microbreweries ofertan sus productos en el mercado local (con volúmenes de producción promedio que van desde los 2.500 a los 5.000 litros mensuales) y alrededor de 300 brewmasters aficionados producen alrededor de 20 litros mensuales para consumo personal. “La cerveza artesanal –define Maccari- es un producto noble, de elaboración asequible y consumo rápido, lo que la pone en un lugar de privilegio en el abanico de bebidas espirituosas”. Así, a la lista encabezada por la pionera Jerome (1998) y las ya tradicionales Jagger (2004) y Ayzem (2007) se suman Pirca, Gualta, Uelts, Paradise, Viejo Richard’s, Mackeprang, La Fábrica, Americana, La Palmira, El Futre, entre tantas más. A través de estas marcas, las cervezas premium se consolida como opción en la tierra del vino.
“Si abrimos un poco el panorama –explica Ignacio Barros, uno de los socios fundadores de Jagger, sabemos que en la Argentina está ocurriendo lo mismo que en Chile y lo que ocurre desde hace unos 10 años en Brasil; los consumidores prefieren productos mejor elaborados y puros, con materias primas seleccionadas y bien diferenciados de los productos masivos de las cervecerías industriales. En la Argentina, el crecimiento interanual de ventas de las cervezas artesanales se calcula en un 20%, lo que no es poco, y en Mendoza existen entre 28 y 30 microcervecerías registradas con una marca. Estimamos, por las distintas consultas que hemos recibido en los últimos 6 meses, que alrededor de una docena aparecerán en el corto plazo”.
¿Podemos, entonces, referirnos a un boom? Eduardo Maccari Jr., quien heredó el oficio que su padre aprendió en Checoslovaquia y hoy está al frente de Jerome, una de las tres empresas más antiguas del país, sostiene que no. “Cuando se fundó nuestra empresa, hace 17 años, ya se hablaba de un boom. Ahora, si estimamos que alrededor de 30 personas se interesan por los cursos que proliferan, calculo que en cinco años tendremos una comunidad elaboradora de cervezas casi, casi, como un partido político chiquito”.
Aunque todavía se trate de un mercado incipiente, la craft beer ya tiene un circuito que incluye bares y restós (especialmente de Capital y Chacras de Coria) en los que se expenden “draft” (tirada) o en botella. El método de distribución por excelencia es el barril. Ignacio Barros explica: “Distribuir la cerveza de esta manera es más económico porque se evitan los costos de insumos secos (botellas, tapas, etiquetas, cajas de cartón) altísimos y muy variables, además de los costos de mano de obra y transporte que en el caso del barril absorbe el productor con la entrega directa al lugar de expendio”.
Otras microcervecerías, de menor volumen de producción, apelan a la comercialización online (vía redes sociales) o a la venta directa, para disminuir al máximo la cantidad de intermediarios. Este es el caso de Paradise, emprendimiento familiar del enólogo Agustín Carrillo que ingresó al mercado en 2013.
Dime qué estilo tomas y te diré qué consumidor eres
Si hay una premisa que comparten los consumidores de cervezas premium, es que los ingredientes naturales son sinónimo de calidad, de allí su preferencia por sobre los productos elaborados de manera industrial.
Al menos 10 estilos se pueden degustar en el circuito de bares y fábricas en donde se comercializan cervezas artesanales mendocinas. El abanico de sabores es amplio, pero cuando se trata de elegir, según bartenders y gerentes de bares, el criterio del consumidor mendocino es el color, no el estilo. Y en ese sentido, las rubias se imponen sobre las rojas y las negras. Los brewmasters coinciden: “Hay una preferencia por las ‘rubias’ porque es la que marca tendencia a nivel industrial y en el mercado”.
El desafío, explican, es instalar los estilos como patrones de selección. “En este sentido –detalla Ignacio Barros- buscamos educar al consumidor en lo que se refiere a estilos y tipos de cerveza; generar el cambio que se dio en la industria del vino, dos décadas atrás, cuando sólo se hablaba de blanco o tinto. Incluso hoy hay cervecerías industriales que hablan de estilos, como Andes, con su Barley Wine, o Imperial”.
Ahora bien, aunque son menos, ¿qué elige un consumidor que conoce de estilos? “El consumidor que sabe -asegura Marcelo Rosental, gerente de Down Town Matías-, viene decidido. Es quien disfruta del ritual de la cerveza: ve cómo la tiran, saborea la espuma, se anima a degustar las rarezas que ofrecemos, como la Pumpking, elaborada con zapallo y leve sabor dulce”.
Entre estos consumidores de paladares entrenados, las cervezas más buscadas son la Irish red ale (roja), Blonde y de miel (rubias), la Indian pale ale (Ipa, de alto amargor y alta concentración de lúpulo, que marca tendencia a nivel mundial); tres estilos que elabora Jagger; la Hormiga roja (de Pirca); la Cream Ale (cerveza rubia cremosa, levemente dulce y suave) y la Barleywine (roja de 9,4%, elaborada con lúpulo de la Patagonia y madurada con roble francés), ambas de Paradise.
Exportar el valor artesanal
Frente al auge de la craft beer en Argentina, en donde incluso ya existen cervecerías de culto, las marcas mendocinas de mayor tradición, Jerome y Jagger, apuestan a las franquicias y a la comercialización en botellas para abrirse paso en nuevos mercados. El primero es el caso de Jerome que, con un crecimiento del 30% anual en su producción y la mayor cantidad de variedades (diez), ya cuenta con un local en Palermo, Buenos Aires. El segundo, el de Jagger, cuyo aumento de sus últimos tres años en la producción es del 35%, y comercializa en formato de botella de 360cc. en el gran Mendoza, San Rafael, Córdoba Capital, Buenos Aires, Entre Ríos, Mar del Plata y Comodoro Rivadavia. “Son volúmenes pequeños pero apuntas a desarrollar el mercado a largo plazo”. En esta fila también puede ubicarse Paradise, que, con apenas dos años en el mercado y cinco estilos, envía sus productos a Capital Federal.
Fuente: Diario Los Andes, Mariela Encina Lanús