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Salinas del Diamante: una laguna de mar que se evaporó

Salinas del Diamante

Salinas del Diamante

Ubicadas en el distrito El Nihuil, las Salinas del Diamante ​componen un área ​protegida de la provincia de Mendoza que está teñida de blanco.

Las Salinas de Diamante se trata de un enorme cúmulo de sal a cielo abierto ​que se formó por la evaporación de agua de mar que, por el movimiento de la tierra, había quedado estancada formando una laguna.​

Las Salinas del Diamante son un caso único en la región. Se encuentran ubicadas en el distrito El Nihuil, a 60 km de la ciudad de San Rafael y están constituidas por una mina de sal gigante a cielo abierto (2.500 has). Fueron declaradas Área Nacional Protegida de la provincia de Mendoza, dada su particularidad. ​Se puede llegar hasta ellas manejando por la Ruta Nacional 144; o contratando alguna excursión en el pueblo El Nihuil, o en Valle Grande, o en la misma ciudad de San Rafael.

La ruta de acceso es toda de asfalto, sólo hay un camino de 400 metros de ripio tras el desvío de la ruta que anuncia el ingreso a las Salinas.

​Se llega con el auto hasta un estacionamiento al reparo de los rayos del sol, y de fondo ya se puede ver los rastros de ​lo que supo ser una laguna que hoy ​pinta el suelo de blanco.

El predio actualmente es privado, y se cobra una entrada de $150 (en octubre de 2019) para visitarlo. Si vas en horario laboral un día de semana, vas a ver a las personas trabajando en la extracción de sal.

Al lado del estacionamiento, una vez que te bajás del auto, llama la atención una capilla forrada de hojas verdes, y un letrero que anuncia: Museo de la Sal.

​En el museo me recibió un chico que –  aunque se lo pregunté – no recuerdo el nombre, y con mucho interés me contó de la particularidad de estas salinas.

A diferencia de lo que ocurre en las Salinas Grandes (que comparten las provincias de Salta y Jujuy) ​donde la sal acumulada es producto de la evaporación de un agua que emergió de la tierra; y distinto a las Salinas de Bebedero (en San Luis) donde el agua evaporada provenía de lluvias y glaciares; en las Salinas del Diamante el agua que se evaporó era marina.

El agua de mar llegó hasta este lugar por los diferentes movimientos de la tierra, y como – también por el movimiento de las placas – ​se formó ​una depresión en la superficie, el agua de mar se ​contuvo en este lugar formando la laguna en la era cenozoica.

​En el interior del museo ​hay muestras de granos de sal de ​los 4 salares más importantes de América: Uyuni (Bolivia), Salinas Grandes (Argentina), Atacama (Chile), y Maras (Perú). También hay mapas explicativos, fotos de cómo se realizan las extracciones, y un puesto de venta de sales comestibles y sales para baños.

El Museo, en realidad, es más bien un centro de información, pero vale la pena ir a que te cuenten en persona cómo es el proceso de la extracción y cómo se mantiene el lugar.

Cuando salís del Museo de la Sal, otra vez te invade el escenario teñido de blanco…

​Caminé sola con mi perrita Eureka por todo el salar, lamenté haberme olvidados los anteojos porque era pasado el medio día y el sol se reflejaba como en un espejo en cada lugar donde yo pisaba, y después de una vuelta emprendimos el regreso hacia el estacionamiento para seguir recorriendo ​lugares de Cuyo.

 

Fuente: leerdelviaje