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San Rafael en bicicleta

San Rafael es una ciudad hermosa, que ofrece varias alternativas para quienes amamos el cicloturismo.

 …hacia Los Reyunos

Una vez más, trasladé mi bicicleta en avión, dentro de la caja, habiéndola desarmado y embalado previamente. Conviene y es necesario quitar el manubrio, los pedales y la rueda delantera. Para quien no lo sepa, el siguiente dato puede ser muy útil: pueden llevar gratuitamente, por tratarse de equipaje deportivo, una bicicleta de hasta 15 kg., además del peso permitido para el resto del equipaje. Es por ello que en el reglamento se establece que existe una «franquicia» para equipaje deportivo. Si se pasan de los 15 kg, deberán pagar exceso de equipaje.

Además, es importantísimo recomendarles la utilización del líquido Slime (o similar), para evitar y prevenir las pinchaduras, porque pedaleando por San Rafael es prácticamente imposible no cruzarse con alguna de las famosas rosetas que se incrustarán en nuestras cubiertas y cámaras. Para evitar tener que cambiar varias veces la cámara o emparchar en reiteradas oportunidades, es una muy buena idea llevar puesto el líquido verde.

Como el viaje fue corto, debimos ajustar los recorridos a nuestra limitada estadía. Contábamos con tres días completos para pedalear, más otros dos de ida y vuelta desde y hacia Buenos Aires, respectivamente. Optamos por pedalear los primeros dos, y descansar el tercero.

Para el primer día, elegimos un hermoso recorrido que comenzamos en San Rafael finalizando en Los Reyunos, pasando previamente por el Fuerte Histórico de San Rafael y Villa 25 de mayo. En total, 64 km entre la ida y la vuelta, en los cuales se asciende 300 metros a la ida, que obviamente se convertirán en bajada para el regreso. Además, dimos unas cuantas vueltas por los Reyunos y pedaleamos por la bajada que verán en las fotografías.

El recorrido es muy sencillo, se toma la Av. Hipólito Yrigoyen en dirección hacia el aeropuerto, que luego se transformará en la Ruta 143. Tiene una bicisenda sobre la izquierda por la cual se puede circular con tranquilidad.

Deben seguir pedaleando por la ruta 143 hasta encontrarse con la primera rotonda, en la que deberán tomar la ruta 150, doblando hacia la izquierda.

Por esa misma ruta, atravesarán la Villa 25 de mayo, donde podrán visitar un Fuerte, a solo 300 metros del camino. Un cartel presente sobre la ruta 150 los guiará hacia él.

Una vez que hayan visitado el fuerte, deben continuar por la ruta N° 150, hasta que los carteles les indiquen que deben desviarse hacia el Dique Los Reyunos. Vayan tranquilos porque hay carteles por todas partes que los van a guiar hacia el destino. Antes de llegar van a tener una subida pronunciada pero no imposible, así que a juntar fuerzas, que a la vuelta será bajada.

Al llegar se aprecia una de las postales más lindas del lago Reyunos, un lujo para los sentidos: sobre una ladera, diversas construcciones dibujan el contorno del club náutico y un complejo compuesto por unas 100 casas de fin de semana todo construido con un estilo parejo y amigable con el ambiente.

El lago, de aguas calmas, se encuentra entre un largo desfiladero rocoso –paredes de hasta 70 metros de altura pintadas con el verde de los chañares y las jarillas- de origen volcánico. Toda la formación rocosa es parte del macizo o bloque de San Rafael, que es más antiguo que la cordillera y la precordillera. El lago es alimentado por el río Diamante, uno de los cuatro más importantes de Mendoza. Tanto el Diamante como el Atuel pasan por San Rafael.

En el lago se pueden practicar todos los deportes náuticos imaginables: canoa, kayac, buceo, esquí acuático, paseo en lancha y muchas otras opciones más. También, y como parte de las diversas actividades que se ofrecen, se puede realizar tirobangi, rapel, trekking, y un sinfín de otras prácticas que conjugan a la perfección con el entorno natural.

El vaivén del  motor moviliza a un grupo de cisnes de cuello negro que remontan vuelo y se recortan contra el cielo azul. Arriba, en lo alto de las formaciones, se adivinan los nidos de cóndores.
El regreso, luego de unas ricas empanadas, lo hicimos por idéntico camino.

…hacia Valle Grande y el Cañón del Atuel

Luego de haber visitado los Reyunos decidimos pedalear hasta la postal más característica de San Rafael: el Cañón del Atuel. 

El plan inicial había sido el de tomar la ruta 143 hacia el Nihuil, para acampar y regresar al otro día por la ruta 173, que bordea el cañón y es camino de tierra hasta Valle Grande. Pero para poder tener un día de descanso y no hacer el camino con las bicicletas tan cargadas, optamos por visitar directamente el Cañón, pasando por Valle Grande, e iniciando el pedaleo de tierra hasta que la caída del sol nos obligara a regresar, en el día.

Pedaleamos en total, alrededor de 120 km, entre la ida y la vuelta, partiendo desde el mismo punto que en el anterior relato.

Se trata de una ruta imperdible. Un hermoso desafío para cualquier ciclista. 

Desde el hotel, llegamos hasta la Av. Ballofett, para girar hacia la derecha y pedalear por dicha arteria, hasta que se convertirá en la ruta 144, que cruzará la ruta 173, que es la que debemos tomar, en dirección a Valle Grande.

Algo muy llamativo, al menos para quienes vivimos en Buenos Aires, es que la ruta 173 tiene una bicisenda que se extenderá hasta Valle Grande.

Luego de haber pedaleado unos 30 km, desde San Rafael, atravesarán Valle Grande, siendo esta una parte preciosa del recorrido, con el Río Atuel siempre acompañándolos, hasta llegar al Dique, que ofrece una vista maravillosa.

Antes de llegar al Dique, pasarán por los túneles, luego de dejar atrás una subida bastante intensa.

Una vez que lleguen al dique, comienza el camino de tierra por el Cañón del Atuel. Tiene muchos serruchos, grandes tramos con abundante cantidad de tierra y enorme cantidad de piedras. Hay que ir con cuidado, pero se puede transitar en bicicleta tranquilamente.

Al transitar por este recorrido, pasarán por el accidente geográfico más antiguo de la Cordillera de los Andes. Esta maravilla es parte de la región centro-sur de la provincia de Mendoza. Rodeado de formaciones montañosas que parecen esconder su belleza, el río Atuel transita por las rocas resplandeciendo sus colores cristalinos y turquesas.

El paseo por el Cañón es una alternativa excelente para que descubrir las formas que el viento y la lluvia se empeñan en tallar sobre el relieve: Museo de Cera, Sillón de Rivadavia, El Lagarto, Los Viejos, Los Monstruos, la Ciudad Encantada, El Mendigo, Los Jardines Colgantes, Los Monjes, son algunas de las obras más destacas de la naturaleza. Este paisaje es ideal para contagiarse de la serenidad que el ambiente regala. También, los amante de los deportes y la aventura, pueden realizar diversas actividades.

El río Atuel se interna entre las formaciones rocosas, formando remansos o se lanza por el relieve accidentado provocando saltos que acompañan su veloz recorrido.

El rafting es una de las alternativas para recorrerlo; otra, los paseos en catamarán.

Aguas abajo, el lago formado por la presa Valle Grande y el Embalse del Nihuil son ideales para realizar actividades acuáticas como: buceo, jet esquí, remo, motonáutica y windsurf.

Su rica fauna íctica también es una excelente opción para la pesca deportiva.

De regreso a San Rafael, la vista por la ruta 173 será aún más bonita, porque podrán ver el Río Atuel a su derecha, mientras circulan por la bicisenda.

Para los amantes del cicloturismo es un relato que aporta varios datos útiles y…para cualquier potencial turista también (donde dice bicicleta reemplazar por un mullido asiento sobre cuatro ruedas)…como sea son dos destinos turísticos maravillosos en el sur de la provincia…no te lo pierdas en tu próximo viaje a Mendoza!

 

Fuente: respiraelaire.blogspot, Telam y Clubhouse