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Subimos hasta el imponente Cristo Redentor

Cristo Redentor de los Andes

Cristo Redentor de los Andes

Un imperdible de Mendoza, por lo imponente de la estatua, lo magnífico del paisaje, la historia del lugar y lo que representa para argentinos y chilenos.

Hicimos la excursión de Alta Montaña en Mendoza, que nos llevó por los innumerables caracoles de Villavicencio. Luego de parar en Uspallata, y fuera de programa, en el Fortín Picheuta, el punto cumbre del paseo es, sin duda alguna, el ascenso hasta el famoso Cristo Redentor.

Ubicado a 4000 m.s.n.m., prácticamente en la frontera exacta entre Argentina y Chile, el Cristo es un monumento dedicado a la paz y la amistad internacional entre ambas naciones. El símbolo adquiere gran significado por el momento en que fue erigido en aquellos parajes: en mayo de 1902 los presidentes de Argentina y Chile firmaban los Pactos de Mayo dejando la determinación de la frontera bilateral en manos de los británicos y cerraban así un largo capítulo de confrontaciones y rumores de guerra en la zona más austral del continente.

Son numerosas las placas emplazadas al pie del Cristo que recuerdan estos hechos y sus sucesivos aniversarios, pero la de Rotary Club es una de las más significativas que encontré, con las palabras del obispo Jara en el discurso de inauguración del monumento: “Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor”

El Cristo es una parada obligada en el viaje mendocino y se puede visitar tanto con agencias de turismo que organizan la excursión como por cuenta propia, si uno tiene auto o alquiló uno, algo que puede ser altamente recomendable en Mendoza. Eso sí, si lo hacés por agencia consultá bien y asegurate de que vayan a hacer el ascenso, ya que se de gente que fue y se quedó en Las Cuevas, sin subir.

Hacerlo será toda una experiencia, ya que el camino de ripio es sinuoso y muy angosto, al punto de caber por momentos un sólo vehículo. En esos casos, por supuesto, el que sube (y por tanto hace el mayor esfuerzo) es el que tiene prioridad de paso.

Si bien se dice que el Cristo está forjado con el bronce fundido de los cañones que utilizó el Ejército Libertador durante la guerra de la independencia, eso no está del todo claro y pareciera ser más un mito que otra cosa. Lo que sí sabemos que no es un mito es que por este preciso lugar marchó la columna al mando del General Las Heras, cuando en 1817 cruzó la coordillera rumbo a Chile.

Si uno va a Mendoza con idea de subir al Cristo hay que tener en cuenta la fecha del viaje: durante el invierno la nieve cubre estos lugares y hace imposible el paso, así que la época más recomendable son los meses de verano.

Otro punto a considerar es que se sube mucho, y que allí arriba, por más verano que sea, el viento corre con fuerza y la temperatura baja. Fundamental llevarse un abrigo, que si además es rompevientos, mucho mejor. Pero por más soleado que esté el día no subestimen el frío de la montaña a 4000 metros de altura.

Y si se animan a desafiar el viento que viene con fuerza en contra y casi no te deja caminar, se pueden mandar a trepar por el costado del monumento hasta el monolito que marca el punto exacto de la frontera entre ambos países, y cuyo cartel indica Argentina de un lado, y Chile del otro.

Allí mismo hay algunos puestos donde uno puede proveerse de un chocolate caliente y algo para comer, nada para despreciar con el frío de esas alturas. Y luego de calentar un poco el cuerpo, ya será hora de emprender el descenso hacia Las Cuevas.

 

Fuente: ahicitonomas.com.ar