Un viaje a la Quebrada de Matienzo y, como objetivo final, al cerro Pedro Zanni, en Mendoza. Cuál es la historia épica de estos nombres y escenarios.
El principio de esta historia tiene una fecha: el 28 de mayo de 1919. En la madrugada de ese día, tres aviones despegaron del campo de aviación Los Tamarindos, en Mendoza. Sus pilotos eran el teniente Benjamín Matienzo, el teniente primero Antonio Parodi y el Capitán Pedro Zanni. En esa época, la de los heroicos pioneros de la aviación argentina, con sus frágiles aviones de madera y tela, su objetivo soñado era cruzar la Cordillera de los Andes. Zanni, ya había intentando ese mismo desafío dos años antes y había terminado estrellándose cerca de Punta de Vacas. Ya no serían los primeros si tenían éxito. Ese honor le correspondió a Luis Cenobio Candelaria, quien el 13 de abril de 1918 fue el primer aviador que cruzó la Cordillera, uniendo Zapala, en Neuquén, con la localidad chilena de Cunco. Un vuelo de 2,5 horas en su aeroplano Morane Saulnier.
Volviendo al 28 de mayo de 1919, los compañeros de vuelo de Benjamín Matienzo tuvieron que desistir de la odisea; a Parodi le falló el motor y Zanni se quedó sin combustible. No estaban comunicados por radio y Matienzo siguió, probablemente sin saber que estaba solo cuando se internó por el valle del río Las Cuevas. Los vientos eran fuertes y no le permitieron tomar velocidad y altura suficientes; las horas pasaron y no se volvieron a tener noticias del aviador. Comenzaba el misterio sobre su suerte…
Recién el 18 de noviembre de ese año encontraron el cuerpo de Matienzo cerca de las construcciones de una mina de cobre (Casa de Minas), a unos 20 km del entonces caserío de Las Cuevas. Pero… ¿dónde estaba el avión? Aparentemente, el piloto se quedó sin combustible y pudo aterrizar en un lugar favorable, luego conocido como “quebrada del avión”. Intentó volver caminando en busca de rescate, pero no pudo sobreponerse a la exposición de las muy bajas temperaturas en ese invierno. Su biplano Nieuport 28 C1 recién se encontró el 3 de febrero de 1950, a 4.500 m de altitud y 150 m de la línea fronteriza. Actualmente, la continuidad natural del valle del río Las Cuevas hacia el Norte lleva el nombre de quebrada Tte. Aviador Benjamín Matienzo.
El comienzo de la experiencia
Este trekking organizado de altura en la Quebrada de Matienzo tiene como desafío final la cumbre del cerro Pedro Zanni (4.185 m) y está pensado para hacerse en 4 días y 3 noches. El punto de encuentro es la ciudad de Mendoza, que está a una altura de 750 m sobre el nivel del mar. Desde allí, temprano por la mañana tomamos un transfer de tres horas para llegar a la localidad de Las Cuevas (3.150 m), donde nos alojamos en un refugio. Podríamos decir que Villa Las Cuevas es un pueblo de montaña y está ubicado entre los cerros Tolosa y Navarro. En el camino por la Ruta Nacional 7 aprovecharemos para hacer una parada y visitar dos lugares muy interesantes. El primero es Puente del Inca (a unos 18 km de Las Cuevas y 180 km de Mendoza capital). Por un lado tenemos el Monumento Natural, emplazado en alta montaña, a unos 2.700 m de altura. El paso del tiempo y la erosión causada por las aguas sulfurosas del río Las Cuevas que cruza por debajo, originó este puente en forma de arco. Posee una longitud de 53,5 m y la estructura está suspendida a unos 19,3 m sobre el nivel del río. Puente del Inca es también una localidad de aguas termales y sus muy buenas propiedades curativas eran ya conocidas en tiempos de los Incas. En 1925 se construyó el lujoso Hotel Termal y su historia nos dice que las personalidades más importantes de la época llegaban directamente allí desde Buenos Aires con el tren trasandino. Fue destruido en 1965 por un gran alud proveniente del cerro Banderita y arrasó con todo. Solo se salvó la capilla colonial que hoy en día puede verse junto a las ruinas del legendario hotel. Para quienes estén interesados, pueden leer “Recuerdos del histórico Hotel Termal de Puente del Inca”, de Alfredo Del Giusti, en el portal del Centro Cultural Argentino de Montaña.
El otro lugar interesante, a unos 1.000 m de la localidad, es el Cementerio de los Andinistas, donde descansan los restos de montañistas que murieron en el cerro Aconcagua o los de aquellos que tuvieron un paso histórico notable por el gigante de América. Un ejemplo de la primera mención es Juan Stepanek, quien junto a su compañero de cordada Miguel Grossier, intentó la cumbre en el año 1926. Sorprendidos por un fuerte temporal, Stepanek decidió continuar solo. Su cuerpo fue encontrado 20 años después en el Gran Acarreo, a 6.500 m. de altura.
Aunque no murió en el Aconcagua, en ese cementerio encontramos el mausoleo de un militar, Nicolás Plantamura, quien el 8 de marzo de 1934, siendo un joven teniente, fue el primer argentino en llegar a la cumbre. Una detallada historia del Cementerio de los Andinistas, escrita por Guillermo Martín, también puede leerse en el portal del Centro Cultural Argentino de Montaña.
Estando ya en Las Cuevas, además de caminar un poco para conocer la villa y comenzar a aclimatarnos a la altura, tuvimos una charla técnica sobre el trekking de ascenso al Pedro Zanni. En ella se destacó un elemento del equipamiento individual muy importante: los grampones. Aunque tal vez no lleguemos a usarlos, es importante saber hacerlo correctamente en caso de que los necesitemos para progresar con seguridad en la ascensión.
El camino a la cumbre
El segundo día lo usamos para continuar el proceso de aclimatación con un trekking al Cristo Redentor de los Andes, obra del escultor argentino Mateo Alonso, que está a 4.000 m de altura, casi en el límite entre la Argentina y Chile. El regreso será para ingresar a la quebrada de Matienzo y acampar en la base del cerro Pedro Zanni. Para ello, desde Las Cuevas nos dirigimos hacia el norte, buscando un sector rocoso donde encontramos un pequeño puente que cruza el río. Una vez que lo atravesamos, tomamos un sendero que va hacia el oeste y que es bastante plano. Después de casi una hora de caminata, gira hacia el norte (a la altura del peaje y antes del túnel que cruza hacia Chile) y comienza a internarse en la quebrada de Matienzo. Una vez dentro del valle, sigue con rumbo norte sobre un terreno bastante horizontal. Tras media hora desde que entramos a la quebrada, logramos una vista total del cerro Pedro Zanni y también del campamento base ubicado a sus pies, a 3.300 m. Son unas 4 horas de marcha con nuestras mochilas, donde recorreremos unos 6 km a través de paisajes inhóspitos de la Cordillera.
Desde el campamento base salimos al amanecer, ascendiendo por el Filo Sur hacia el norte y rodeados por una vista espectacular de los demás cerros de la zona, como el México o el Matienzo. La superficie del primer sector es de tierra y, luego de subir aproximadamente por una hora, hay una zona donde predomina la roca, en la cual progresaremos tomando hacia la derecha. Cuando superamos ese tramo, seguimos ascendiendo por la huella marcada para llegar a la cumbre. Son unas 5 horas de marcha en total.
Para el descenso podemos tomar la misma ruta por la cual subimos o una variante. Bajando unos 100 m desde la cumbre, hay una bifurcación que lleva a un sendero sobre la cara suroeste del cerro. El camino es más directo y tiene una superficie de acarreo suelto.
Tras llegar al campamento base, desarmamos todo para comenzar el regreso hasta la Villa de Las Cuevas, donde terminamos la experiencia. Solo queda emprender la vuelta a la ciudad de Mendoza y seguir festejando por el éxito de la aventura con un buen vino de esa tierra del sol.
Cerro Pedro Zanni: 4.185 msnm.
Ruta normal: cara suroeste.
Desnivel desde Las Cuevas: 1.166 m.
Temporada: todo el año.
Exigencia física: moderada.
Exigencia técnica: baja.
Fuente: Weekend, por Federico Svec