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Turismo rural y antropológico en Lavalle

Cabalgatas, comidas típicas y la historia de cerca es lo que ofrecen dos circuitos en el departamento del norte –heredero de la cultura huarpe- que ofrece paisajes agrestes en el secano y fincas cultivadas en el oasis.

En el norte de la provincia y a sólo 34 kilómetros de la ciudad, Lavalle es un refugio para los turistas que pretenden conocer la cultura típica de quienes habitan esta zona de secano desde hace años y que se ha organizado comunitariamente para recibir a los visitantes. Así, el turismo rural es el fuerte de este departamento, hasta donde las aguas del río Mendoza llegan de una manera casi egoísta, al final del recorrido.

 

Lo agreste no invalida la belleza de un lugar con habitantes hospitalarios, dispuestos a mostrar sus formas de vida así como a contar la historia de sus antepasados; buena parte de ella transmitida de manera oral y de la mano de leyendas casi fantásticas que envuelven de un halo mítico a la zona.

 

De este modo, quienes llegan hasta allí participan activamente de la experiencia y del paisaje. Lo puede hacer degustando comidas típicas en una de las casas de la zona –con servicios mejorados para la comodidad del turista- o escuchando la música tradicional de los pobladores.

 

Artesanías, patrimonio arqueológico y largas charlas con la gente introducen a los forasteros en un mundo diferente y de campo que contrasta con las luces de la ciudad y que fascina, en especial por la hospitalidad.

 

De este modo, Lavalle muestra al turista, la producción agrícola y artesanal con sus métodos de cultivo, la crianza de los animales, las técnicas ancestrales en la elaboración de artesanías autóctonas, la elaboración familiar del vino casero, aceites de oliva, mieles, dulces y conservas; entre otras delicias.

 

Los circuitos

Hay dos circuitos diseñados para vivir la hospitalidad del hombre de campo, con atención personalizada, en un ambiente, tranquilo, seguro y en armonía con la naturaleza.

Uno está en el pueblo originario de La Asunción –a 90 kilómetros de la ciudad de Mendoza. Allí, cinco familias de la zona –verdaderas difusoras de la cultura Huarpe que vivió allí- trabajan en equipo y de manera asociada. Ofrecen, de forma comunitaria, una propuesta distinta y “auténtica” que incluye comidas típicas, cabalgatas, talleres de trenzado en cuero, teatralización de leyendas, elaboración de “sopaipillas” (tortas fritas), alojamiento y teatralización de leyendas.

En distintas épocas del año, aquí hay diversas ofertas culturales programadas que pueblan de turistas la zona. La fiesta de la virgen de La Asunción, a mediados de agosto, es uno de esos hitos.

 

El otro circuito es la red de turismo rural que se distribuye en siete distritos urbanos y rurales de un departamento que se caracteriza por la producción de campo a pesar de que sólo el 3% de su territorio corresponde a la zona de oasis.

 

A la posibilidad de conocer la alimentación y el folclore tradicional de la zona, aquí se suma la opción de degustar de manera asistida vinos caseros y aceite de oliva, conocer fincas, viñedos y –en algunas fechas especiales- hacer circuitos en bicicleta.

Según relatan desde la Municipalidad de Lavalle –que asesora al grupo- la propuesta concibe al turismo rural como una construcción colectiva y consensuada. De este modo, el perfil de los emprendedores que conforman el equipo es variado y para todos los gustos.

 

La oferta lavallina está, sin duda, destinada a quienes prefieren conocer atractivos autóctonos relacionados con la historia y la forma de vida de la comunidad local.

 

Fuente: Mendozaextremo