Existe un lugar en el mundo donde la uva malbec crece y madura como en ninguna otra parte. Una zona con unas condiciones climáticas y orográficas tan especiales que han situado a Mendoza como una de las principales regiones vinícolas. Marina Gallo nos descubre por qué el Valle de Uco es parada obligada si viajas a Argentina.
Junto a los Andes se encuentra la apacible ciudad de Mendoza coronada por el Aconcagua, la montaña más alta de América. Fundada en 1561 por el español Pedro Ruiz del Castillo, esta tierra de valles y clima semiseco estaba habitada por Incas, Puelches y Huarpes. Estos últimos desviaban el agua de las nieves altas a través de canales con diferentes caudales hasta sus plantaciones sobre la ‘Cuyum Mapu’ (tierra arenosa).
Utilizado hasta nuestros días, este ingenioso sistema de riego permitió que toda la provincia homónima se transformara en el oasis que es hoy. Desde comienzos del siglo XIX las plantaciones de vid en Mendoza se han expandido hasta alcanzar el 60% de la producción de Argentina, integrándose en el mapa de las principales regiones vinícolas como Bordeaux, La Rioja, Ciudad del Cabo y el Valle de Napa.
A poco más de una hora y media de vuelo desde Buenos Aires, se aterriza en un pequeño aeropuerto internacional con conexiones directas a las principales ciudades del cono sur. Desde allí, en coche se ha de conducir durante una hora en dirección sur por la mítica Ruta 40 –que cruza todo el país desde la frontera norte con Bolivia hasta los confines de la Patagonia–, para alcanzar el territorio más prometedor de la zona: el Valle de Uco.
En la última década inversores locales y extranjeros han encontrado aquí el lugar idóneo donde desarrollar vinos de alta gama, hoteles de lujo, lodges de montaña y urbanizaciones entre viñedos con campos de golf y de polo. Y es que en un área de 250 kilómetros, entre otras uvas, se cultiva el mejor malbec del mundo. Esta variedad, también conocida como côt, es utilizada para elaborar tintos en el suroeste de Francia desde hace siglos. Actualmente, Argentina es el único país que posee cepas originales francesas de este fruto de racimos medianos y color negro azulado, que consiguen en Uco su expresión más elegante, además de ser los favoritos de los expertos. “Basándome en los casi 20 años de experiencia de mi trabajo en el valle, puedo asegurar que aquí se produce la gran mayoría de los vinos premium mendocinos”, afirma el enólogo italiano Alberto Antonioni, responsable de la producción de Casa de Uco Vineyards & Wine Hotel.
Integrado por los departamentos de Tupungato, Tunuyán y San Carlos, los amplios horizontes del Uco llegan hasta los Andes. Y es que el pintoresco valle deslumbra, además, con su belleza natural y sus 330 días de sol al año, por lo que sus visitantes encuentran durante todas las estaciones del año propuestas vinícolas y culturales, además de interesantes circuitos de deporte de aventura. El invierno es frío y seco, con temperaturas medias por debajo de los 8 ºC. Desde junio a septiembre la temporada de nieve incita a acercarse a Las Leñas, el centro de esquí y snowboard más grande de la región, a tan solo dos horas en coche. Su verano, desde finales de diciembre a marzo, es caluroso y húmedo, con temperaturas medias de 25 ºC y máximas que superan los 30 ºC.
Por la noche, cuando refresca, se presentan breves chaparrones, con una diferencia térmica que puede alcanzar hasta 15 grados. Este factor climático sumado a la altitud del valle (1.200 metros) favorece el desarrollo de uvas de excelente calidad. Los sedientos turistas celebran la gran Fiesta de la Vendimia durante el final del verano, época en la que las actividades preferidas son el senderismo hasta las nacientes de los ríos, plagadas de vicuñas, o hasta los volcanes de la zona, como el Maipo, que refleja su inmensidad en las cristalinas aguas de la laguna Diamante.
Manzano Histórico es una reserva natural protegida que se encuentra en estado virgen y que acaba de ampliar sus límites recientemente. Junto a su acceso, donde hay una feria de artesanía que durante los fines de semana ofrece detalles en plata y ponchos tejidos a mano, un árbol de manzano recuerda el descanso del general San Martín –figura relevante de la independencia sudamericana–, tras su regreso en 1823 de la campaña liberadora de Chile. Y es que en este punto una carretera de tierra se interna en el corazón de la cordillera andina hasta el país vecino (en línea recta, Santiago de Chile se encuentra a 60 kilómetros). Una sorprendente travesía donde cruzarse con gauchos y caballos salvajes pastando en libertad y en la que avistar junto a las cumbres al cóndor, el ave con mayor envergadura del planeta.
Si se está en forma también se puede llegar hasta el cercano parque Aconcagua. Escalar el Centinela de Piedra (6.962 metros) puede generar un mal de altura que obligue a realizar frecuentes paradas para aclimatarse. Todo un desafío para quienes se lo propongan. La pasada Navidad el norteamericano Tyler Armstrong, de nueve años, se convirtió en la persona más joven en alcanzar su cima. Y a principios de año el maratoniano portugués Carlos Gomes Dasa logró un récord mundial al subirlo y bajarlo en 15 horas y 42 minutos, realizando el descenso corriendo.
De las opciones para dormir en el valle destaca Casa de Uco Vineyards & Wine Hotel y sus 16 acogedoras habitaciones, con interiores contemporáneos y un servicio de 24 horas. Sus suites forman una especie de ‘cuadro habitable’ –con vistas a los viñedos, al lago y al Cordón del Plata–, donde disfrutar del sabor dulce y afrutado del malbec durante los mágicos atardeceres, todo un espectáculo desde la cama o la bañera. Entre su paisaje se distribuyen además diez bungalows independientes con patios interiores con su propio jacuzzi. Una propuesta hedonista que continúa en su piscina flotante y en su spa, que ofrece tratamientos a base de uvas e hidroterapia, añadiendo las virtudes antioxidantes del agua subterránea, rica en minerales y oligoelementos, extraída a 300 metros de profundidad.
Todo el conjunto utiliza energía solar y en el restaurante de cocina argentina los platos se acompañan de vegetales y frutas provenientes de su propia huerta orgánica, terreno que puede visitarse durante los circuitos en bicicleta o durante los asados (parrilladas) que se realizan a diario entre los viñedos, con la peculiaridad de que se pueden elegir los productos que luego te tomarás en la mesa. Pero la conciencia ecológica en este hotel no termina en su cocina, llega hasta el mismísimo techo: una galería cubierta de especies naturales representa la memoria del paisaje antes de la intervención del hombre. Ofrece unas vistas de 360 grados que al caer la noche la convierten en un improvisado observatorio donde explorar las maravillas de la vía láctea.
Casa de Uco Vineyards & Wine Hotel también se lo pone fácil a quienes quieran ser auténticos bodegueros: por poco más de 100.000 dólares, podrán adquirir una parcela de viñedo (eligiendo entre ocho variedades de uva: malbec, pinot noir, cabernet franc, chardonnay, sauvignon blanc, etc.). Una hectárea de terreno que permite producir unas 7.000 botellas de vino al año en cada cosecha y que con ayuda de los enólogos de la propiedad se guardarán en una cava y se comercializarán con una etiqueta propia.
Recorrer las bodegas de la zona es una experiencia enriquecedora que ofrece múltiples alternativas para sumar a sus degustaciones, como paseos en carruaje o en helicóptero, restaurantes y galerías de arte. Por ejemplo, dentro de la bodega Salentein, el espacio Killka posee una importante colección permanente de pintura y escultura contemporánea de artistas argentinos, así como una sección de arte holandés de los siglos XIX y XX. Nació como un centro cultural en el medio de la naturaleza y hoy acoge en su galería cuatro exposiciones temporales con obras de reconocidos artistas locales, nacionales e internacionales.
La excelente producción de esta bodega, con viñedos rodeados de rosas rojas, hizo que sus vinos fueran elegidos para el banquete de la boda real de Máxima Zorreguieta y el príncipe de Holanda. Del otro lado de la carretera principal, el encantador restaurante La Azul invita a disfrutar de la carne a la parrilla o al horno de barro, donde también son cocinados unos deliciosos ‘pancitos humeantes’. Desde hace poco, además, cabe la posibilidad de hospedarse en la llamada Casa de Huéspedes de Finca La Azul, cuyas habitaciones tienen vistas a los Andes. Y para los amantes de la trucha, la bodega Atamisque, con criadero propio, propone una fusión de cocina gourmet y criolla en Rincón Atamisque.
Otro de los sitios para no perderse es Clos de los Siete, un proyecto de viticultores franceses impulsado por Michel Rolland, uno de los mejores enólogos del mundo que posee allí sus propios terroirs. Entre sus cuatro bodegas, dirigidas por cuatro familias de Burdeos, destaca bodega DiamAndes con su tecnología avanzada y ese nombre tan atractivo que surgió como un juego de palabras entre ‘Diamante’ (por la laguna del Diamante de Mendonza) y ‘Andes’ (la cordillera protagonista de la región).
Pero si lo que prefieres es un ambiente más rural, en Alpasión Lodge encontrarás, junto a seis encantadoras habitaciones, platos con sabores locales y un excelente malbec. Después de todo, esta es la uva que según los entendidos crece y madura en esta región de Argentina mejor que en ningún otro lugar en el mundo. Una experiencia gastronómica inolvidable, ya que además es la pareja perfecta de las carnes. Hoy el Valle de Uco vive su mejor momento y se presenta como uno de los destinos más interesantes para visitar en Sudamérica.
Fuente: Marina Gallo, Traveler