Vivir en Mendoza es un privilegio, porque sus atractivos nos permiten ser parte del paisaje. Nuestra cordillera tiene opciones interesantes sin demasiados desplazamientos. Conocé la Cordillera a través del trekking.
La Cordillera de los Andes no solo se deja contemplar sino también ser atravesada, caminada y abrasada por los amantes de la naturaleza.
Hace unos días, venía en vuelo de Buenos Aires y me encontré con un grupo de turistas enamorados de Mendoza que hacían los 1.100 kilómetros especialmente para caminar esas maravillosas montañas que cada día nos regalan su imponencia desde cualquier punto de nuestra provincia.
Aconcagua o Tupungato, dos emblemas cordilleranos por los que estamos en la boca y la mente de los más aficionados escaladores del mundo, pero con la desgracia que su dificultad dejan afuera a unos cuantos amantes del montañismo. Sin embargo, el trekking permite activar un entrenamiento para alcanzar este objetivo o simplemente disfrutar de este paseo maravilloso accediendo a circuitos con dificultades moderadas.
La palabra trekking proviene del término ”trek” y empezó a ser utilizada por los escaladores que probaban suerte en altas cordilleras, cuando se referían a los desplazamientos a pie necesarios para llegar al lugar de instalación del primer campo base, antes de iniciar la escalada propiamente dicha. Existen rutas para personas inexpertas y rutas para personas altamente preparadas, con un nivel de dificultad elevado que requieren de una buena preparación física. Por lo general las rutas de baja dificultad se encuadran temporalmente en un mismo día y sobre un terreno más o menos llano.
Nuestra cordillera tiene opciones interesantes sin demasiados desplazamientos. En esta oportunidad, los expertos separaron cuatro circuitos en el Cordón del Plata que pueden hacerse en una sola jornada.
El primero recomendado es “La Cadenita”, el recorrido de 7 kilómetros comienza en el Centro de Sky Vallecitos (2980 msnm.) con un primer tramo sencillo donde se camina vadeando un arroyito afluente del Río Blanco. A medida que se avanza desaparece el verde y avanza el marrón de mon taña árida. Tras una hora, se llega al filo indicado como “Panorama” donde aparece la primer vista del Cordón del Plata en su magnitud. A partir de allí, un tramo corto pero trabajoso de una hora más por canto rodado suelto, a través del cual se llegará a la cima del Lomas Blancas. Desde allí, el camino continúa siempre por el filo de las montañas y surge un tramo más dificultoso hasta el Cáucaso, cerro de 3870 msnm que permite visualizar el pisco de Iluso de otros 3950 msnm. Este paseo permite un excelente avistaje de aves y guanacos rodeados de cumbres.
Otro trekking de mediana intensidad en las cercanías es el Corral Cabrera que comienza en el puente del FFCC que cruza el Rio Mendoza, donde se pueden dejar los autos, o bajarse del colectivo que va a Uspallata o Alta Montaña. Allí comienzan los 7 kilómetros tomando primero el camino que va hacia el Dique Potrerillos. Aproximadamente a 1 km aparece una quebrada que toma hacia el Norte. No hay camino marcado debido a que se transita por arroyo seco y cambiante por las tormentas de verano, hay que seguir el curso principal unos 3 kilómetros más donde se cruza una picada, la cual se toma en dirección Este y luego el sendero asciende y termina en las laderas del Cerro Yareta a 3100 msnm. Siguiendo el arroyo hacia el norte, se llega a una horqueta donde prevalece el agua y los berros. El sendero de animales cruza de un lugar a otro por lo que es aconsejable llevar otra muda y calzado de reposición. El trekking se pone picante porque en este tramo habrá saltos y cascadas por sortear.
Una tragedia que golpeó a Mendoza en el 2010, se ha convertido en uno de los circuitos de trekking más visitados. Se trata del avión arrastrado por las ráfagas de viento que terminó estrellado en Potrerillos ocasionando la muerte de sus tres tripulantes. Esta caminata tipo llana de 3 horas y medias aproximadamente inicia en la Ruta internacional 7, en un pequeño puente donde el rio seco desemboca en el dique Potrerillos. Una vez que se llega al citas
Fuente: Los Andes, por Carla Luna