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Zuccardi, otra bodega para el bien regado Valle de Uco

Piedra Infinita, Bodega Zuccardi

El completo circuito de enoturismo en la zona suma, desde abril, otra alternativa para degustar: Zuccardi, Valle de Uco, es la primera que se construye en la región luego de cinco años; estará destinada a la elaboración de sus vinos iconos. 

A 130 km al sudeste de la ciudad de Mendoza, en Paraje Altamira, a 1100 metros sobre el nivel del mar, el proyecto honra la piedra y respeta la montaña, el alma del lugar, desde las paredes y la forma de la bodega hasta en las vasijas que guardan el vino.

Hace falta paciencia para llegar pero vale la pena: el camino alcanza el corazón de las montañas; desde la ciudad de Mendoza hay que tomar la ruta 40 y luego la provincial 92 hasta pasar la ciudad de Tunuyán, ingresar a La Consulta, y luego recorrer una serie de calles internas hasta desembocar en la imponente nueva bodega de Familia Zuccardi. Su construcción en forma de cerro, con paredes inclinadas de encofrado en piedra caliza, demandó tres años y 15 millones de dólares.

El lugar también tiene restaurante, Piedra Infinita. El nombre fue tomado del libro-poema del escritor mendocino Jorge Enrique Ramponi (1907-1977), rescatado de su injusto olvido gracias a la mención de la periodista Fanny Polimeni y la consecuente búsqueda de sus dos ediciones, prácticamente perdidas. La bodega realizó una nueva edición limitada, bellísima, con ilustraciones del artista mendocino Carlos Alonso.

Piedra es piedra:/ aleación de soledad, espacio y tiempo,/ ya magnitud, inmemorial olvido./ El hombre quiere amar la piedra,/ su estruendo de piel/ áspera: lo rebate su sangre./ Pero algo suyo adora la perfección inerte, escribió Ramponi; sus versos pueden leerse en una de las paredes de la bodega.

Sebastián Zuccardi está a cargo de la enología y viticultura del nuevo emprendimiento. Apasionado por el Valle de Uco, investigó las posibilidades de la región desde 2009. Tercera generación de esta empresa familiar del este mendocino (Santa Rosa), no olvida que todo comenzó cuando su abuelo, Alberto Tito Zuccardi, diseñó un famoso sistema de riego fruto de su labor codo a codo con el viñedo. “Acá hacemos vinos de montaña, todo viene de la Cordillera de los Andes. Por eso buscamos que la bodega esté en equilibrio e inspirada en la montaña, construida con sus materiales: piedra y arena del lugar y agua del río Tunuyán“, dice Sebastián.

Piedra, que además es la huella digital de los suelos en donde crecen los viñedos que darán vinos de características especiales.

Para las vasijas y las ánforas que utilizan en la elaboración utilizaron hormigón, preparado con los materiales del lugar que ofrecen estabilidad térmica durante el proceso y les resulta acorde con su filosofía para vinificar.

Así como en la naturaleza, en la bodega todas las formas son redondas, no hay nada cuadrado y a lo lejos su imagen se funde con las montañas. La cúpula metálica que irradia la luz del lugar funciona como sala de degustación.

En los últimos años se registró una menor inversión en la construcción de bodegas, pero como explica José Alberto (Pepe) Zuccardi, el vino tiene tiempos largos. “Para nosotros el vino es una forma de vivir. Sentimos que llegó el momento en que supimos perfectamente hacia dónde queríamos ir y empezamos este camino.”

La construcción de la Bodega Zuccardi Valle de Uco comenzó en 2013 y demandó una inversión de 15 millones de dólares con una expectativa productiva de casi un millón de litros.

“Los ciclos del vino son mucho más largos que los económicos o los de las finanzas, si uno espera el momento en que todo está perfecto para hacerlo quizá nunca llega. Creemos que es el momento para que el vino argentino exprese su lugar.” En ese sentido también proponen un restaurante para que la gente pueda disfrutar del lugar y entender el vino en combinación con las comidas locales.

Es la primer bodega construida en Paraje Altamira, una zona de gran potencial que hasta el momento no contaba con un emprendimiento de semejante nivel productivo, que además busca impulsar la economía de la región. “Indudablemente hemos llegado temprano a este lugar. Todavía hay que desarrollar mucha más infraestructura”, dice Pepe Zuccardi.

La bodega elaborará vinos de alta gama, desde su vino Q hacia arriba, y se llama Piedra Infinita ya que cuando en 2009 Sebastián Zuccardi llegó al lugar para generar un departamento de investigación del suelo tuvieron que usar 1000 camiones para trasladar las piedras que había.

El enólogo sostiene que el vino argentino va hacia un destino de terruño: “Debemos dejar de pensar en la variedad como medio de comunicación y reemplazarla por el lugar; dejar de soñar con el vino perfecto y encontrar aquel que nos hable de la identidad de esa región, de su unicidad”.

“Que los vinos sean la expresión del lugar, que expresen el viñedo, vinos sin maquillaje, eso es lo que buscamos en la bodega, un equilibrio con el paisaje y con un mínimo impacto sobre el entorno”

Este es el claro concepto que propone Sebastián. Toda la uva y el mosto se maneja por gravedad para procurar la menor intervención en las características del vino que surge luego de años de trabajo en investigación de los suelos.

Los Zuccardi tomaron el riesgo de construir la bodega en un paraje más lejano de lo que ya se conocía y a 1100 metros sobre el nivel del mar. Lo hicieron porque les gusta la zona y porque creen, al igual que muchos respetados hacedores del vino, que la etapa que viene en la vitivinicultura argentina es la de la definición del terroir. “Suelos muy específicos que realmente den vinos con expresión e identidad única. Paraje Altamira es uno de esos lugares”, aclara Sebastián. Su padre agrega: “Nosotros hacemos vinos de montaña: esta cordillera nos da los suelos, el agua, el clima y la actitud, cuatro factores determinantes para la calidad de un vino. La vivencia que se tiene al visitarnos hace que la gente entienda la naturaleza de los vinos y de dónde vienen la diferencias de sus características”.

Así como el malbec argentino no muestra una sola cosa sino que expresa a la variedad en muchos lugares, esta es una obra construida sobre la base del conocimiento del suelo para hacer vinos que expresen lugares muy concretos. Y así nombraron a una de sus nuevas etiquetas: Concreto.

Menú completo

El restaurante de la bodega cuenta con el chef Matías Aldasoro. Los amplios ventanales integran la puesta en escena para cincuenta comensales con el viñedo y la montaña. Es necesario reservar para probar el menú de cuatro pasos con platos como ensalada de zapallos al horno de barro, ricota, vinagreta de granada y aceite de oliva; trucha curada con huevos de campo y papas confit, allí oli; paleta de cordero cocida a baja temperatura con hinojos, échalotte y zanahorias orgánicas y torta de queso de cabra, membrillos pocheados y teja de nuez de postre, entre otros.

Por cierto, cada vez más mendocinos y turistas buscan el Valle de Uco para almorzar y visitar una bodega o pasar un fin de semana en la naturaleza.

Ejemplo de esto son lugares como Posada Salentein (en Tunuyán), Tupungato Divino Lodge y restó (Ruta 89 y Los Europeos), Almacén de Uco (Ruta 89, Manzano Histórico), Siete Fuegos (de Francis Mallmann, dentro de The Vines Resort & Spa, Ruta Provincial 94, Tunuyán); Rincón Atamisque (La Gloria 2054, San José); el restaurante Andeluna (Tupungato), con productos orgánicos de la huerta y múltiples premios como el “mejor restaurante de Turismo del Vino 2015”, otorgado por The Great Wine Capitals.

Cómo llegar

Desde la ciudad de Mendoza, tomar la ruta Nº 40 por 110 km hasta pasar Tunuyán. Allí tomar la ruta 92 a la derecha e ingresar en La Consulta. Unos kilómetros más adelante, tomar las calles Combes, La Superiora y Ghirardi hasta Costa Canal Uco, donde se encuentra la bodega. De miércoles a domingos, de 10 a 16. Las degustaciones y visitas deben coordinarse con una antelación de 48 horas.

Pero hay una forma más fácil de llegar y disfrutar el entorno y la gastronomía de Zuccardi y su Piedra Infinita, solo tenés que consultarnos, tenemos todas las opciones de excursiones regulares y en privado para el enoturismo en el Valle de Uco!

Fuente: La Nación. Silvina Beccar Varela y Sabrina Cuculiansky