El Pozo de las Ánimas está ubicado a 57 kilómetros de la ciudad de Malargüe –en el valle de Los Molles– y presenta dos enormes huecos circulares, de 300 y 265 metros de diámetro, con laderas que se desploman desde 90 metros de altura. Solamente en Sudáfrica y Yugoslavia existen formaciones similares.
Su nombre nace de un relato mítico: un reducido grupo de indígenas locales, perseguido por una patrulla de invasores trasandinos mapuches, descubre que sus perseguidores han caído en el pozo, desde donde gimen moribundos. Desde ese momento, los nativos veneraron la formación que los había salvado dándole el nombre de “lugar en que lloran las ánimas”, pues allí el viento sopla generando un silbido que, según la leyenda, corresponde a las voces de las almas en pena. Es un lugar ideal para los amantes de la fotografía, preferentemente en verano.