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Aire, tierra y agua: tres planes de aventura en San Rafael

En el centro del centro de la Argentina, San Rafael es mucho más que viñedos y la imponencia del Cañón del Atuel.

 

El destino propone sobre embalses, excursiones a través de rápidos y travesías arenosas. Son planes complementarios con el foco puesto en la búsqueda de adrenalina, en entornos tan diversos como sólo puede ofrecer Mendoza. Desde ahora hasta los albores del otoño, tres opciones accesibles y aptas para (casi) todo público.

 

  1. Tirobangi en Los Reyunos

En la orilla del Embalse Los Reyunos, el agua verde esmeralda que baja del río Diamante contrasta con los tonos rojizos de la Sierra Pintada. La represa materializa la ilusión humana de encauzar la naturaleza: las laderas ásperas se mezclan con el cemento liso y los árboles con las torres de alta tensión.

Dos kilómetros más abajo, la novedad es el tirobangi, una tirolesa larga de modalidad invertida: en vez de ir sentado, el pasajero cuelga por la espalda con un arnés que toma piernas, cintura y hombros. El vuelo estilo Superman dura 30 segundos y recorre 580 metros a casi una cuadra de altura, sobre aguas que alcanzan los 18 grados en verano. El vértigo arrecia cuando el suelo desaparece bajo los pies, pero se evapora rápido: es una integración virtuosa con el paisaje. El aterrizaje oscila entre la euforia cardíaca y la satisfacción por la prueba superada, gracias a un sistema que frena solo, con un elástico de bungee jumping. El efecto contagio es poderoso; en temporada alta vuelan 400 personas por día.

 

  1. Rafting en Valle Grande

 

En uno de los extremos del Cañón del Atuel, Valle Grande se hace llamar “capital del turismo aventura”. Tiene con qué. Ni bien empieza el río, estalla la oferta de cabañas, campings y excursiones. El Atuel es un río-escuela, con rápidos de grado dos, ideal para las competencias por tiempo, distancia y resistencia, pero también para el debut en el deporte del remo colectivo, abierto a perfiles familiares, estudiantiles y empresarios. 

 

Las balsas, versátiles y resistentes, están diseñadas para que los remeros -munidos de casco, botas y chaleco salvavidas- se sientan parte del agua durante la bajada de nueve kilómetros.

Luis Baldone, integrante de la selección argentina, Los Cangrejos del Atuel, navega casi de memoria por rápidos que suben las pulsaciones y remansos que las allanan, ayudando a apreciar el paisaje de sauces y eucaliptus. Mientras da detalles sobre la geología, la historia y la biología del lugar, hay que seguir sus comandos sobre la dirección de los remos y las repeticiones de movimientos. Para quienes prefieren quedarse en tierra, el parador de partida ofrece piletas, restaurante, baños y vestuarios. Y para los que se bajan con ganas de más, hay un recorrido extra large que se extiende por 16 kilómetros.

 

  1. 4×4 en las Dunas del Nihuil

La incursión en un paisaje casi extraterrestre empieza en la Villa El Nihuil y la Garganta del Diablo, donde corrientes de agua furiosa formaron cañadones que marcan la belleza de un vacío que atrae e impone respeto. Después de esa aridez subyugante empieza un camino de cuestas con bumps, que suman emoción náutica al trayecto.

 

Entonces aparecen las dunas grises, algunas de 200 metros: toneladas de arena volcánica que demandan desinflar las cubiertas para ganar agarre y superficie de apoyo. Estamos a 80 kilómetros de San Rafael. 

 

Bajo las elevaciones amables de los cerros El Nevado y el Nihuil, el joven conductor Gabriel lee las dunas como un mapa. Conoce sus filos y redondeces, pero también sabe de su inconstancia. Como la travesía se hace en un corredor de vientos, la huella se borra y el entorno se rediseña todos los días. Con el motor a 3.500 revoluciones y máximas de 60 que parecen de 220, sube, baja y colea, activando una sucesión vertiginosa de planos grises (la tierra) y celestes (el cielo) que generan un mareo dulce. Son 30 mil hectáreas de dunas, que también habilitan bajadas en trineo o tablas de sandboard, una prueba de equilibrio, límites y habilidad.

 

Bonus track: Cañones y represas

Quienes buscan combinar el plan de aventura con una opción más reposada, pueden contratar el Circuito de Diques, que recorre la Villa 25 de Mayo (construcciones de adobe en el área fundacional de San Rafael), el Dique Los Reyunos (con su Club Náutico), la plataforma de tirobangi, el lago El Nihuil (el más grande de Mendoza), el Cañón del Atuel (centrales hidroeléctricas y formaciones geológicas multicolor) y opciones de rafting o doki en Valle Grande.

 

Fuente: La Nación