Una caminata paleontológica.
En Malargüe hay muchas excursiones para hacer y algunas de ellas se pueden combinar para aprovechar mejor el día. En este sentido, la visita a la Caverna de las Brujas (actualmente cerrada por la medidas sanitarias vigentes) es ideal para empalmarla con la caminata hasta la Cascada de Manqui Malal. Yendo hacia el sur por la RN 40, a unos 30 km de distancia de la ciudad de Malargüe, en la zona conocida como Cuesta del Chihuido, vas a encontrar el portón de ingreso.
Su nombre deriba de dos vocablos en lengu mapuche, Manqui (cóndor) y Malal (barda). Este lugar está rodeado por grandes paredes de origen marino que fueron elevadas por la orogenia andina.
Para llegar hasta la cascada habrá que realizar una caminata de aproximadamente media hora de duración, denominada “paleontológica” debido a la gran cantidad de fósiles marinos que uno va encontrando a medida que avanza. A lo largo del recorrido es posible observar numerosos fósiles de fauna marina del periodo jurásico, ostras y caracoles petrificados de gran tamaño, como el amonite, un molusco cefalopodo extinguido cuya concha podia llegar a ser del tamaño de la rueda de un camión. Tambien cuenta con dos saltos o cascadas, una de ellas de unos 30 metros de altura, alimentada por agua de vertiente que, si es verano, uno agradece infinitamente que sea potable. Cabe recordar que esa zona estaba cubierta por el océano hace millones de años atrás, cuyos rastros aún hoy podemos ver por doquier.
El ingreso es únicamente con guía y hay que abonar al ticket en la entrada.
El recorrido es muy tranquilo y para quién esté interesado en el tema de los fósiles resultará interesante ya que los guias capacitados explican, mediante caharlas didacticas, cómo se originaron los cordones montañosos, tales como los Andes, hace caso 100 millones de años cuando ña corteza terrestre sufría pliegues en el periodo terciario. Estos pliegues dejaron al descubierto, en las rocas, restos marinos de un periodo anterior, aquel en el que los continentes viajan a la deriva por el mar hasta su actual ubicación.
Aunque la palontología no sea de tu mayor interés, pero caminar entre las “Bardas del Cóndor” (traducción de Manqui Malal de su mapuche original al castellano) será una buena opción para bajar un cambio y hacer algo más tranquilo. Si estás con chicos, seguro que el llegar a la cascada y refrescarte bajo el chorro de agua será un momento muy disfrutable.
La caminata es apta a todas las edades, aunque en algún punto hay que trepar.
El predio cuenta con camping, parrilla y restaurant todo el año. Si llegás en horas del mediodía el lugar cuenta con un restaurant que se amolda a todos los bolsillos. Podés comerte tanto unas empanadas o bien probar el chivito, plato típico de la zona, que se lo veía venir en platos contundentes. Claro que no es recomendable para la previa a la caminata bajo el sol fulminante, pero si ya estás de vuelta y el presupuesto lo aguanta puede ser una buena opción.
Fuente: Ahicito Nomás y http://www.turismomalargue.com/