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Cascada del Ángel: un sitio para practicar senderismo en familia

Actividades en la Cascada del Ángel

Actividades en la Cascada del Ángel

Conocida también como Quebrada del 55, está en Potrerillos. Se llega tras escalar un pequeño cerro y, al seguir el curso del arroyo del Salto, nos encontramos con esta caída de agua.

Cuando uno piensa en la visita a la montaña mendocina como opción para pasar un día agradable, tal vez algunos ingredientes aparecen como lo que debería incluir ese paseo: la posibilidad de ser compartido en familia o amigos; el disfrute de un paisaje hermoso; la opción de realizar un ejercicio físico que no necesariamente sea heroico y la accesibilidad tanto en distancia como en lo económico.

Si todo eso está presente, el paseo de montaña hasta la Cascada del Ángel -o Quebrada del Salto o Quebrada del 55– cumple con todos los requisitos. Ubicada en Potrerillos, a siete kilómetros hacia el oeste por ruta 7, este lugar ubicado en un terreno privado, pero de acceso permitido, es perfecto para una experiencia inolvidable y accesible.

Para llegar hay que pasar la Villa Potrerillos, seguir la ruta 7 hacia la montaña, (unos 80 kilómetros desde Ciudad), hasta un lugar conocido como Estación Aforadora, donde a la vera de la ruta, a mano derecha si uno se dirige hacia el oeste, hay un conjunto de casas y un lugar amplio para estacionar el vehículo.

Desde ahí no hace falta más que mirar hacia los dos lados con cuidado y cruzar la ruta para enfrentarse, de inmediato, con un empinado cerro que ya tiene marcada la huella por la que deberemos trepar. No se requiere ningún equipamiento especial, sólo esfuerzo y cuidado al caminar. Se trata de una subida empinada que a algunos les resultará fácil de encarar de un tirón y otros preferirán tomarla con algunos descansos. En cualquier caso, no es difícil, pero requiere de una media hora para llegar a la cima. Desde ahí se puede contemplar parte del paisaje hermoso, con el arroyo del Salto como guía y la montaña mendocina a pleno. Además, está toda la típica flora mendocina (con diversos cactus como estrellas) y hasta algunas aves que pasan por el lugar en ocasiones.

La bajada inicia de inmediato y se llega mucho más rápido al sector del curso de agua, que está a mayor altura, por lo que en pocos minutos se puede seguir la caminata, ya sin el esfuerzo de la trepada o la bajada.

Desde ahí lo que debemos hacer es seguir en sentido contrario el arroyo, en ocasiones por la orilla, en otras ya directamente sobre el agua, y sorteando algunas pequeñas subidas, piedras y cortaderas. Al cabo de una media hora más, comenzamos a oír el sonido del agua que cae y, al final, aparece una enorme elevación de la que cae un hilo de agua que es el que le da nombre al lugar. El lugar no es inmenso, pero permite descansar en los alrededores y, si uno quiere, dejarse mojar por la cascada o atravesarla y admirar el interior de una pequeña cueva, nada profunda, ideal para posar y tomar fotografías.

El equipamiento no es complicado, pero es fundamental llevar zapatillas comunes o botas de montaña (no elegir sandalias ni nada por el estilo, debido a los cactus presentes en muchos lugares) y un cambio de calzado para cuando estemos de vuelta. Además, es importante cargar una pequeña mochila para llevar agua y, si queremos, se pueden llevar sándwiches o frutas. Por supuesto, es importante también llevar gorro o sombrero y utilizar protector solar y lentes de sol, si fuera posible. En algunos casos, si la temperatura baja, es recomendable tener un rompevientos. Por cierto, una buena cámara fotográfica sería el último de los elementos que no pueden faltar.

Lo demás, es puro disfrute. Si la llegada a la Cascada del Ángel nos demanda aproximadamente una hora desde que iniciamos la trepada, la vuelta es más ágil, y suele requerir unos 45 minutos. Desde allí, en el regreso (como lo hicimos en la ida) disfrutar del hermoso color del dique Potrerillos y de toda la belleza de la ruta.

 

De paseo por otras caídas de agua

El Salto, Potrerillos, unas 3 horas de caminata (ida) desde la tranquera ubicada en Av. Los Cóndores, donde hay que abonar un canon por ser un campo privado. La pendiente es pronunciada en los últimos 300 metros.

Se destacan también el trekking hasta la Cascada de la Cruz, La Crucesita (Las Compuertas, Luján) 6 km de caminata. Al oeste de la ciudad capital también se pueden visitar las cascadas Cajón de Minas, cercanas al puesto Chambón y Estancia La Obligación, a algo más de 15 km al oeste de la ciudad (se debe ingresar por La Favorita). Y la otra cascada es la de San Isidro, con ingreso por el puesto Puerta de la Quebrada (Cerro Arco).

 

Fuente: Diario Los Andes, por CAMILA TOLEDO