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El Cordón del Plata

El Cordón del Plata es la “escuela” de alta montaña de los mendocinos en particular y de los argentinos en general.

 

A muy poca distancia de Mendoza  (70 km) tenemos, en esas montañas, uno de los únicos paisajes relativamente “alpinos” del país, donde se combina altitud, montañas realmente grandes, hielo y verticalidad. Es un punto medio entre las grandes distancias y suavidades desérticas de la alta montaña del Noroeste y las concentradas y enhiestas moles de granito de la Patagonia. Mucho se podría escribir acerca de aspectos geológicos, históricos o románticos sobre estas bellas montañas, donde tantos montañeses de distintas generaciones tenemos montones de recuerdos, sueños y primeros logros. Pero vamos a lo concreto desde el punto de vista andinístico.

Visible en parte desde la ciudad de Mendoza y mejor aún desde las poblaciones del este y del valle de Uco, desde Guaymallén a San Carlos, los mendocinos ignoran sus secretos y muchos confunden sus blancas moles con el Aconcagua o el Tupungato.

 

El Cordón del Plata no pertenece ni a la cordillera del límite o Cordillera Principal, donde está el Aconcagua, ni a la antigua Precordillera, sino que está entre ambas, constituyendo junto a la Cordillera del Tigre la denominada Cordillera Frontal. Es geológicamente la más nueva, y por eso sus montañas son las más esbeltas de los Andes Centrales. 

 

Un error muy difundido es referirse al cordón como si fuera una única montaña (“hacer cumbre en el Cordón del Plata”). Se trata de una verdadera cordillera de unos 40 Km de largo, con un profundo y escondido valle al oeste (detrás) que lo separa de otro mundo: los míticos y poco accesibles cordones del Peine, de la Jaula, los Enanos Blancos y los Mogotes, que exceden el alcance de esta nota. A pesar de la actividad andinística deportiva desplegada en la zona, y probablemente debido a la pobreza de detalles en la cartografía, las cotas de sus cumbres han adquirido valores clásicos, casi folklóricos, totalmente ajenos a la realidad. Los mentados 6.310 metros del Plata, 5.700 del Vallecitos y 5.500 del Rincón, exageran en unos 300 metros sus verdaderas altitudes. Es casi seguro que el Plata no supera, si bien por muy poco, los 6.000 metros, y algunos conocidos “cincomiles”, como el Franke, son en realidad cuatromiles. Las alturas que citaremos aquí son orientativas y aproximadas a los 100 metros.

 

En total son más de medio centenar de cumbres que van de los 3.000 a los 6.000 metros. Como un gran peine, al este del cordón longitudinal principal descienden varias cadenas y valles transversales en los que se alinean varias cumbres. Se pueden ascender unos cuantos cuatromiles en el día o en dos días, y algunos cincomiles en dos a cuatro días. 

 

La dorsal principal del cordón contiene doce cumbres principales, que son, de sur a norte: Mercedes Beatriz (5200)-última cumbre virgen, subida en 1985-, Krauter (5.200), Daniel Susín (5.100), Nevero (5.500), El Plata (6.000), Vallecitos (5.450), Rincón (5.200), Colorado (5.200), Junción (5.100), Agustín Álvarez (5.100), Pico Portezuelo del Blanco (4.800) y Blanco (5.400). Luego, más al norte, desciende a 4.000 y 3.000 con los cerros Sergio Elías, Azulgrana, Colorado de los Ángeles, Uspallata, Minero, Cuatro Naciones y Monteruth, extinguiéndose sobre la Quinta de Uspallata. En su extremo norte, en cambio, tuerce al oeste (cerros Cecilia Amaya y Melisa Clara, 5200), Sargento Rodríguez (5400) enlazando a los Tres Mogotes: Ibáñez (5500), Excelsior (5600) y Mogote Oeste o Escuadrón Lama (5400), que por medio del Guillermo Vieiro (5500) conecta con los Enanos Blancos, para terminar en la margen oriental del río Tupungato medio. Son todos lejanos y ocultos cincomiles.

Las demás cumbres, que están en los cordones orientales, son unos pocos cincomiles, como el Negro, otro Ibañez y el Lomas Amarillas; varios cuatromiles (Santa Elena, San Bernardo, Adolfo Calle, Stephanek, Morro Chato, Mausy, Gemelos, Rastrillo, Iluso, El Salto, Franke, Platita) y tresmiles (Andresito, Arenales, Lomas Blancas, Estudiante, San Andrés, Aguja Caba). De todos ellos, los tres gigantes son el Plata, el Vallecitos y el Rincón.

 

Las ascensiones clásicas se hacen desde la localidad de Vallecitos, un antiguo centro de esquí bastante alicaído, a donde sólo se puede llegar si alguien nos lleva, pues no hay transporte regular. 

 

Lo usual entre los andinistas que no tienen auto es contratar un taxi-flet. Hace veinte años nos íbamos a pie desde Potrerillos (15 Km), último punto donde nos deja el colectivo de línea, pero hoy con el celular o un handy se habla desde las cumbres a casa o al taxi-flet.

Una ascensión al Plata requiere, en modo clásico normal, de 3 a 5 días. Otras vías de acceso, muy poco transitadas, son la quebrada de la Manga desde Potrerillos, la quebrada del Alumbre desde el cerro Negro en la ruta 7, o las quebradas de la Angostura, Guevara y Casas desde Villa del Sol y estancia Palma, camino a Tupungato.

 

El Cordón del Plata es una zona ideal para hacer trekking de altura y andinismo de muy diverso nivel, pero no hay que subestimar el ambiente de alta montaña: los cincomiles exigen botas plásticas dobles y se recomienda un piolet mediano, a veces grampones y siempre cuerda. 

 

La roca es en general de mala calidad y existen delicados canales de nieve y hielo en casi todas las laderas sur. Los vientos en las dorsales principales rara vez se calman y pueden llegar a ser terribles. Entre sus abismos, avalanchas y temporales sucumbieron ya veintidós personas y cuatro helicópteros.

 

Es que en este mágico cordón hay, al alcance de la mano y en toda la gama de dificultades, suficientes objetivos para mantenerlo a uno ocupado durante toda una vida. Vale la pena darse una vuelta alguna vez. 

 

Fuente: Gabriel Cabrera – Experto Aventurarse