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Se avanzó en el recorte de comisiones de tarjetas

Comisiones de tarjetas

El oficialismo logró el consenso de los otros bloques y las cámaras mercantiles para avanzar con un proyecto alternativo al que tenía media sanción en el Senado. El texto que recibió dictamen en Diputados, en vez de reducir las comisiones de las tarjetas de crédito al 1,5% las baja al 2% y las de débito quedarían en el 1%. Podría convertirse en ley antes de in de año, pero para ello no debería sufrir ningún traspié.

Estuvo a punto de quedarse sin quórum para su tratamiento y, por ende, de ver clausurada cualquier posibilidad de ser aprobada antes de fin de año. Sin embargo y sobre la hora, la sala de reuniones de la Cámara baja se fue completando con diputados de las comisiones de Legislación General y Finanzas y volvió a respirar el proyecto que busca reducir las comisiones que cobran las tarjetas de crédito a los comercios.

Como era sabido hace semanas, el texto original que venía con media sanción del Senado no iba a prosperar en Diputados. Por eso, desde hace poco más de dos meses se estuvo buscando con las cámaras mercantiles y las empresas emisoras de plásticos una vía alternativa que dejara conforme a todos. Y así se alumbró el proyecto de los diputados de Cambiemos Eduardo Amadeo y Daniel Lipovetzky, que fue respaldado por el resto de los bloques (el Frente para la Victoria en disidencia parcial).

LA TERCERA VÍA.

El punto central del proyecto alternativo es la reducción de las comisiones que cobran los emisores de plásticos a los comercios. El dictamen reduce de 3% al 2% el tope máximo de la tasa para operar con tarjeta de crédito y del 1,5% al 1% para las de débito. Esos montos están lejos de los previstos en el texto que venía con la aprobación del Senado (1,5% y 0%, respectivamente), pero fueron los posibles.

Según cálculos de la CAME, esta medida alcanza a más de 300 mil comerciantes e implica un ahorro anual cercano a los $ 5.000 millones para las pymes del sector.

El tema es una obsesión para la entidad, que viene cuestionando el nivel de exacción de recursos que implican los cobros de comisiones en el país (ver recuadro), los cuales cifró en $ 14.563 millones en los últimos 12 meses producto de que el 65% de las ventas son con plásticos. De hecho, uno de los argumentos de la CAME es que con la mejora de las condiciones los comerciantes podrían plantearse la posibilidad de tomar dos empleados más o al menos sostener los actuales, en un escenario donde ya cerraron 6.300 locales en los últimos meses. “¿Cuántas personas han tomado los bancos habiendo ganado $ 72 mil millones? Sabemos que ni pagan los sueldos suficientes porque los paros son reiterados”, argumentó Osvaldo Cornide.

NO SOLO LAS COMISIONES.

Tanto Amadeo como Lipovetzky defendieron el proyecto no sólo “porque estamos impulsando una importante disminución de los aranceles o tasas que abonan los comercios”, sino porque el texto incorpora articulados “para que en el mercado de tarjetas de crédito haya realmente verdaderas condiciones de competencia”.

Los items añadidos están en línea con las advertencias realizadas hace poco más de dos meses por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) en un informe donde denunció la existencia de una triple integración vertical (emisor, adquiriente y procesador) por parte de la entidad, Prisma, que concentra 6 de cada 10 pesos facturados con tarjeta de crédito. Falta de transparencia, altas comisiones, retraso tecnológico y posición dominante fueron algunas de las irregularidades detectadas por la CNDC en el mercado de plásticos y medios de pago electrónico. La Comisión advirtió que la posición dominante de Prisma genera incentivos para la realización de prácticas restrictivas de la competencia de tipo exclusorio. Según la CNDC, éstas podrían haberse materializado en el mercado de provisión de interfaces para pagos electrónicos: trato discriminatorio, degradación de la calidad y negativas injustificadas de los servicios de adhesión.

Por eso mismo, la propuesta de Amadeo y Lipovetsky incluye varias disposiciones transitorias, algunas de las cuales explícitamente estarían vigentes “hasta que se verifiquen condiciones de competencia efectiva en el mercado”. Entre ellas, se reducen los topes para las tasas de intercambio (es lo que paga el adquiriente al emisor de la tarjeta). Asimismo, se prohíbe que haya una relación de exclusividad entre los adquirientes (ej: Prisma) y una determinada empresa administradora (ej: Visa o MasterCard). Por otra parte, otros artículos establecen que los bancos no podrán fijar aranceles diferenciados entre comercios que pertenezcan a un mismo rubro, como sucede en la actualidad entre las grandes y pequeñas empresas; y que la acreditación de los importes correspondientes a las ventas en las cuentas de los establecimientos adheridos se tendría que hacer como máximo en tres días hábiles para las operaciones con débito.

CÓMO SIGUE.

Si se mantiene el consenso obtenido el jueves pasado, la iniciativa podrá ser debatida en el recinto esta semana y con esa media sanción arribar al Senado. Contra reloj, la Cámara baja podría convertirla en ley en la última sesión de esa cámara, que se celebrará el 30 de noviembre. Todo lo suficientemente ajustado como para que el mínimo traspié aborte el proyecto hasta 2017.

Fuente: Ladevi
29/11/2016