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Travesía por las bodegas de Mendoza

Travesía por las bodegas de Mendoza

Travesía por las bodegas de Mendoza

Nos adentramos al mundo del vino y sus mejores bodegones argentinos en la árida tierra de Mendoza, guiados por un artículo de la revista Play Boy Argentina. Toma nota para un viaje de color, uvas, barricas y sabor.

Si de conocer la tierra del sol y del buen vino se trata, nada mejor que apuntar rumbo oeste y dejarse atrapar por la quietud agreste de los paisajes mendocinos, sus acequias donde brilla el sol, sus uvas jugosas y sus numerosas bodegas.

¿Qué visitar, cómo y por cuánto? Para evitar quedar desbancado en la primera vuelta, aquí va el primer consejo para turistas inquietos: olvídense de viajar en temporada de invierno o de vendimia. Todo es más caro y conseguir cupos no es sencillo. Ahora, una escapada primaveral o en pleno otoño son momentos perfectos y con menos demanda.

 

Mendoza, lista para degustar

Una vez arribado a la ciudad, el turista con ganas de conocer tiene tres puntos clave por los que pasar:

Uno: las plazas de la ciudad de Mendoza, son cinco, recórrelas en la mañana, sin dejar de hacer un alto en algún café y contemplar el paisaje.

Dos: escápate hasta el parque general San Martín, es impresionante porque no te imaginas un parque de esa extensión en tanto desierto. Pasea por la Avenida de las Tipas, los Plátanos y el Palmar. Y, al final de la tarde, visita la avenida Emilio Civit.

Tres: por la noche, la Calle Arístides Villanueva explota de gente. La cultura local es sentarse en las mesas de la vereda —no llueve nunca— y beber Fernet, cerveza o vino entre amigos. Cualquier bar estará bien.

 

Bodegas a pie

La oferta de bodegas para visitar en Mendoza es amplia. El truco está en saber elegir para sacarle provecho y para ello, tienes dos opciones:

  1. a) Elegir a un prestador de turismo que te lleven por las principales bodegas de la región. Obvia todos aquellos toures que propongan más de dos bodegas por día. Sino, no se disfruta ninguna. En general estas empresas trabajan con bodegas como Séptima, Norton, Chandon y todas las de primera línea. Pero también ofrecen paquetes de intensivos.
  2. b) Un recorrido en bicicleta por las principales bodegas en torno a la ciudad. Hay empresas que te llevan a recorrer la zona de Vistalba —un rincón precioso de viñedos, bodegas y barrios residenciales— en el que te pasas medio día pedaleando por alamedas y almuerzas en Bodega Nieto Senetiner. También se ofrecen recorridos agradables en bici por Maipú, cuna de grandes vinos y antiguas bodegas.

 

Bodegas en cuatro ruedas

El mejor plan para recorrer bodegas es ir en auto. Si no tienes, conviene alquilar uno y tendrás la movilidad necesaria para salirte del circuito estándar. Piensa que la mayoría de las bodegas se encuentra en un radio de 40 kilómetros de la capital mendocina. Tip: Alquila también un GPS. Vas a ahorrar tiempo.

Con el auto bajo tu mando, hay tres recorridos que valen la pena desde la ciudad.

  • La vuelta de Vistalba y Agrelo: hacia el suroeste, arranca en la localidad de Vistalba, pasa por Agrelo y termina en Perdriel antes de regresar a Mendoza. Es sencillo y muy pintoresco y en el camino tienes varias paradas obligadas.
  • La vuelta de Cruz de Piedra y Lunlunta: arranca hacia el sur y llega a Domaine Saint Diego, la bodega de Ángel Mendoza y su familia: la primera casa boutique con todas las de la ley del país. La otra parada en la zona es Bodega Carina E, una linda bodega cuyos propietarios franceses son un encanto. Siguiendo llegarás al Club Tapiz: uno de los restaurantes de bodegas más refinados y vistosos de Mendoza, ubicado en una antigua mansión de siglo XIX. Además, es un elegante hotel boutique.
  • Valle de Uco por el camino de la Carrera: Esta es una ruta preciosa y muy poco conocida. Paciencia, porque buena parte del recorrido es por camino de tierra. Se arranca por la ruta 7 rumbo a Chile y en Potrerillos te desvías hacia el oeste, con destino a la localidad de Las Vegas. Al llegar a esta pequeña villa encontrarás un paisaje agreste, pero a unos 2300 metros y al pie de cerros con grandes glaciares, precisamente ahí, arranca el Valle de Uco. El camino se pierde en una curiosa pradera con vacas y desciende por el valle hasta llegar a Tupungato. Toma, en total, unas dos horas y media, pero nunca viste nada así como antesala de viñedos y bodegas en el mundo.
  • Las grandes bodegas: Otro recorrido es ir a Salentein y su complejo Killka —con museo de arte contemporáneo y capilla— que resulta una película en sí misma. El contraste no puede ser más increíble: arquitectura de alto vuelo en la mitad del desierto. No hace falta reservar. O bien, detén tu marcha en bodegas como Andeluna y come en su restaurante. Otra parada que amerita en la zona es Atamisque (ruta prov. 86) y comer en su restaurante especializado en truchas que ellos crían. Otras paradas interesantes son Casa Palmero y Casa Petrini, que elaboran vinos personalizados.

 

Fuente: cocinayvino.com por Lorena Centeno