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Un día de bodega en la tierra de sol y el buen vino

Bodega en Mendoza

Si vas a la provincia de Mendoza en Argentina, es un pecado no visitar una bodega para probar sus exquisitos vinos.

Cuando me planteo desafíos, siempre los consulto con mi almohada (bueno, a veces con mis amigos), y saco conclusiones acerca de todas las vivencias que he tenido a mi corta edad. Una de las actividades que no había hecho nunca es la de visitar una bodega y caminar entre viñedos. 

Salí muy temprano hacia la provincia de Mendoza, en un Fam Trip – viaje de familiarización – organizado por el Círculo de Periodistas de Turismo de Argentina (CPTA) a una Bodega ubicada en la localidad de Barrancas, Maipú a escasos 40 kilómetros de Mendoza capital.

La Bodega Finca Agostino, posee 300 hectáreas en Barrancas y 50 hectáreas más en el Valle de Uco (donde dicen la uva a causa de las inclemencias climáticas es una de las mejores) y además de sus excelentes vinos, están comenzando otros emprendimientos enfocados al turismo rural.

Esto es lo que vine a vivenciar en primera persona en mi visita a la Finca.

Llegué aproximadamente a las 12.00 del mediodía, con sol pleno (característico de Mendoza) y un poco fresco para andar de remera, por lo que me abrigué e ingresé por el pórtico de entrada a la Finca. Me recibió un guardia que amablemente me hizo pasar y junto a mi colega Laura Velasco, productora del FamTrip estaba Mariana Encina, que es la encargada de realizar los tours por la bodega y estar atenta a todo lo que necesitemos. Luego de una breve charla de ella para comentarnos el cronograma, subí a un mirador para sacar mis primeras fotografías.

Luego de esto nos invitaron a almorzar y tuve mi primer acercamiento con los vinos de la bodega. Tuvimos una charla amena y nos presentamos todos los integrantes de la mesa. Tanto Fernando y Carla del staff de la Finca Agostino, me dieron una gran bienvenida y nos dispusimos a comer platos elaborados por el Chef Sergio Guardia. En este caso era una pechuga muy bien condimentada con papas andinas. Exquisito plato acompañado por un bien vino y no qué decir del postre.

El recorrido continuaba por la planta donde se elaboran los vinos, una estructura interesante y que yo al menos no había podido ver nunca. Grandes tanques de acero inoxidable, cubren un gran galpón. Abajo las barricas de madera donde está guardado el vino premium de la finca. Un escenario de película.

Casi llegando al atardecer, me invitaron a recorrer el salón de arte de la finca, allí venden obras de artistas de diferentes ramas de arte. Luego fui al mirador y vi caer el sol en la inmensidad de la Cordillera de Los Andes.

No hay nada más lindo que despertarse en un marco de viñedos y captar este amanecer en Mendoza.

Así comenzaba un nuevo día lleno de actividades y expectativas.

Hoy tocaría el turno de aprender a catar vinos, algo que nunca había realizado. Viajar tiene eso, aprendes cosas nuevas que sentado en casa no aprenderías.

Mi primer experiencia fue muy interesante y entre otras cosas aprendí:

1. Analizar el color del vino.
2. Oxigenarlo y oler sus aromas. (mover la copa en círculos)
3. Degustarlo y explorarlo en la boca.

Me dirigí hacia las caballerizas para vivenciar y experimentar el servicio de cabalgatas de la mano de César. Nos enseñó a preparar monturas, riendas y todo lo necesario para salir a cabalgar. Había 3 caballos y muchas ganas de trotar.

Las cabalgatas por los viñedos es una experiencia super interesante y pueden durar alrededor de 2 horas.

En el mismo lugar donde estaban las caballerizas, estaba la huerta orgánica, donde el Chef Sergio Guardia, saca productos frescos para la elaboración de los platos del restaurante de Finca Agostino.

Luego vino el cooking class que consiste en:

1.Seleccionar los mejores productos de la huerta orgánica de la finca.
2.Estar atentos a cada explicación y hacerlo uno mismo.
3.Degustar un buen vino de Finca Agostino mientras se elaboran los platos.
4.Disfrutar los platos hechos por cada uno con sus propias manos.

Allí recolecté ingredientes para lo que sería el cooking class. Esta actividad la realicé con los colegas al aire libre y además de aprender fue muy divertida.

Luego se pueden saborear los productos terminados y ser parte de una mesa relajada y compartida entre amigos. Siempre en Finca Agostino, acompañan cada momento con un buen vino de su bodega.

También se puede realizar “bicing” entre viñedos con bicicletas que te proveen.

La experiencia en Finca Agostino fue impresionante, compartir momentos de camaradería con colegas y personas que te reciben bien, es formidable. Recomiendo visitar Finca Agostino si están de viaje por Mendoza.

Escrito por Javi Perez