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Un recorrido por la tierra del vino: Mendoza

Una mirada panameña sobre los atractivos turísticos de Mendoza, a partir del vuelo directo que nos une.

EL VOCERO viajó hasta Mendoza para conocer las ventajas de la ruta aérea que inició Copa Airlines en noviembre de 2017 —desde Panamá hasta Mendoza— que ha sido recibida con mucha alegría por la industria turística local porque pueden ofrecer a sus visitantes una ruta directa hasta su ciudad y sin necesidad de hacer escala en Santiago de Chile. Esto es lo que escriben sobre Mendoza!

 

Mendoza se encuentra en plena evolución turística con las bodegas de vino como punta de lanza, ya que el 70% de la producción de vinos argentinos se elaboran aquí en suelo mendocino. Por esta razón 200 de sus mil bodegas no han perdido tiempo en diversificar su oferta para dar otra excusa al visitante para regresar.

Sus ofrecimientos incluyen desde alojamientos temáticos en las bodegas, almuerzos con maridajes de vinos gracias a la integración de restaurantes en sus predios, exposiciones de arte en sus salones de cata, la oportunidad de crear su propio vino, hacer recorridos en bicicleta o a caballo por sus viñedos, hasta organizar celebraciones de todo tipo, especialmente bodas. Sí, Mendoza también apuesta al turismo de bodas.

 

TIERRA DE ENOTURISMO

Mendoza, localizada al este de la cordillera de Los Andes, podría definirse literalmente como un desierto convertido en oasis por la mano del hombre. Aquí la viticultura la iniciaron los huarpes, indígenas de esta región quienes tenían relación con los incas y fueron responsables de crear los canales de riego por toda la región, que se mantienen hasta hoy. Pero el auge del cultivo de la vid llegó con la emigración italiana, quienes llegaron con nuevas técnicas de cultivo, trajeron otras variedades de cepas que hicieron de la región su hogar, como es el caso de la francesa Malbec.

 

Fue así que favorecido por las excelentes condiciones climáticas y del suelo, Mendoza se convirtió en tierra de aceites de oliva, del cultivo de frutas como las manzanas y las cerezas, y de vinos de alta gama, razón de peso que hizo posible su ingreso al prestigioso grupo de las Capitales Internacionales del Vino. 

 

Asimismo, Mendoza es una ciudad cosmopolita, debido a la gran cantidad de inmigrantes que han llegado hasta aquí desde el tiempo de la conquista hasta el siglo 21.

Luego de la invasión española durante la conquista, llegaron otros grupos europeos como los italianos provenientes de la Toscana en el siglo 19 y 20, además de los alemanes y los franceses. Los árabes y hebreos llegaron en el siglo 20 y más recientemente la ciudad recibe emigración proveniente de Bolivia, Paraguay y Perú.

 

Ya en la ciudad, llaman la atención los estilos arquitectónicos de sus edificios históricos en Gran Mendoza, así como las amplias avenidas y calles arboladas. Las principales plazas se encuentran en estos momentos en renovación, porque el gobierno mendocino quiere embellecer la ciudad para recibir mejor a los cientos de turistas que se dan cita aquí por motivo de la Fiesta de la Vendimia que será en febrero de 2019 (tiempo de cosecha).

 

Se trata de un magno evento que realizan bajo las estrellas en un teatro rodeado de naturaleza y en el que participan artistas internacionales, todo para agradecer a la Madre Tierra por las bondades recibidas, que permitieron a los locales la magia de cosechar. (párrafo destacado)

 

Mendoza y sus tierras privilegiadas se convirtieron en el centro de expansión de la industria vitivinícola argentina, que ya se había expandido a otras regiones de la zona de Los Andes, como San Juan, Catamarca, Salta y La Rioja.

Asimismo, las uvas Cabernet Sauvignon, Malbec, Pinot, Semilon, Merlot y Chardonnay, descubrieron en el suelo mendocino condiciones ideales para prosperar siendo protagonistas de vinos finos argentinos. Este desarrollo incluye la elaboración, con el método “champenoise”, de espumantes de una sutileza y exquisitez extraordinaria.

Otras variedades muy cultivadas en Mendoza son: las blancas Torrontés —otra uva emblemática— y las variedades clásicas Chardonnay, Chenin Blanc, Sauvignon Blanc, Semillon, Riesling, Viognier y Gewurztraminer. En cuanto a las tintas, además de la Malbec —emblemática del país—, Mendoza dedica mucha viña a la Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Pinot Noir, Tempranillo, Torrontés, Bonarda y Sangiovese; y la nueva generación de enólogos está apostando a la elaboración de vinos de Cabernet Franc como protagonista.

 

La temporada ideal para viajar a Mendoza es durante su primavera y otoño cuando el clima se refresca. Aquí los inviernos son muy fríos y los veranos son bastantes calientes. Los paisajes son de contrastes en color, y parecen fotografías y hasta cuadros, especialmente cuando se observa la imponente cordillera de montañas de Los Andes. 

 

El Valle del Uco

Claro que no podemos hablar de las bondades de la tierra que reciben los mendocinos sin mencionar el Valle de Uco.

El término “uco” proviene del nombre de un cacique indígena que habitaba la región en épocas de la colonización. El valle está formado por altas cumbres que, desde su falda, se ramifica en pequeños valles muy fértiles donde se encuentra asentada la mayoría de la población. Está integrado por los departamentos de Tunuyán, San Carlos y Tupungato.

La Cordillera de los Andes enmarca el oeste, establece el límite con Chile y esconde en su interior paisajes deslumbrantes como las del nacimiento del Río Tunuyán, donde se encuentran las montañas de 19,685 pies más australes del mundo. El Volcán Tupungato y el Volcán Maipo también conviven entre la belleza de la región.

 

La riqueza del suelo del Valle del Uco, es ideal para el cultivo de la vid y hace que los vinos que aquí se elaboran sean de alta gama. Otras ofertas turísticas que tiene el valle para ofrecer al visitante son turismo de aventura, religioso, cultural, de naturaleza y, claro, los Caminos del Vino. 

 

En esta región podrá hacer mucho más que visitar bodegas; puede disfrutar de una gastronomía de primera, recibir los beneficios a la salud y la belleza de “spa” y baños termales, y disfrutar del senderismo, el montañismo, etc.

Nada, que la hospitalidad de los mendocinos pronto le harán sentir como en su hogar, un valor añadido muy apreciado.

 

Gran Hotel Potrerillos

Un viñedo de Malbec —uva emblemática de Argentina— bien cuidado por las bodegas Staphyle sirve de frontera entre el Gran Hotel Potrerillos y el dique Potrerillos en Lujan de Cuyo. Se trata de una hospedería de arquitectura española-californiana diseñada por el ingeniero Arturo Civit. Esta comenzó a construirse en 1940 y fue inaugurada en 1942, y en su larga historia hotelera se incluye un periodo de 16 años de abandono total.

Fue en 2016 que este hotel volvió a funciones y desde entonces se ha mantenido muy ocupado recibiendo visitantes de todas las partes del mundo —sibaritas incluidos— que han descubierto las bondades que Mendoza tiene para ofrecer a los turistas de todo tipo de gustos y preferencias.

 

Hermosas montañas del Cordón de Plata —precordillera de Los Andes— y el dique Potrerillos forman parte de la maravillosa escena natural que rodea la hospedería de 34 habitaciones de las cuales seis son “suite”. 

 

El hotel tiene un restaurante con capacidad para sentar hasta 100 personas. Aquí las empanadas de carne y cebolla, y de queso y cebolla junto al ojo de bife son los platos más emblemáticos, y ¡claro! que maridan de maravilla con los excelentes Malbec que se elaboran con las uvas de la viña del hotel: el Staphyle Malbec Premium.

En primavera —estación en la que le visitamos— y en verano, la piscina al aire libre del hotel se vuelve muy concurrida.

El lugar también cuenta con canchas para jugar tenis y fútbol y mini golf, entre otros.

Es un lugar ideal para llegar en pareja en un viaje romántico o con amigos y familiares para disfrutar de días inolvidables. 

 

Fuente: Elvocero.com, Yaira Solís Escudero