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Una aguda mirada al futuro cercano de la mano de Sabre

Sabre Radar 2017 Report

El Sabre Radar 2017 Report es un estudio que rastrea y presenta algunas de las tendencias tecnológicas más disruptivas. Al mismo tiempo, analiza su aplicabilidad al ecosistema de viajes. De ese estudio y de la mano de uno de sus responsables, presentamos algunas de las ideas más novedosas.

“Cuando hablamos del futuro pensamos en robots, en autos voladores y en la conquista del Espacio… comúnmente eso es lo que representa el futuro para nosotros. Pero no está allí, en ese imaginario, el foco ni los personajes principales del futuro… El personaje principal es el mismo que ha sido siempre: la gente, nosotros, nuestros hijos, sus clientes…”, comentó Mark McSpadden, vicepresidente de Productos Emergentes y Tecnología de Sabre. El ejecutivo tiene uno de los trabajos más desafiantes dentro de la estructura de la empresa. Expresados en términos sencillos, McSpadden debe detectar e investigar acerca de las tecnologías más prometedoras y disruptivas que pudieran gravitar sobre el ecosistema de los viajes. Para eso, el ejecutivo cuenta con dos divisiones: Sabre Studio y Sabre Labs, entre las dos se dedican a responder si se está ante una tecnología posible y aplicable, si es ésta deseable por el cliente, si es vendible y si puede generar algún tipo de ahorro o eficiencia.

McSpadden fue uno de los oradores principales del último Sabre TTX que se realizó en Las Vegas. “En un futuro próximo, el 22% de los trabajadores van a pertenecer a la Generación Y o a la Z, es decir, hablamos de quienes vienen después de los Millennials. Y hay otra más, que ha nacido ya en el siglo XXI y que aparentemente se llamará la Generación Alfa”, describió McSpadden y prosiguió: “El modo en que piensan el viaje y se conectan con la tecnología es completamente diferente entre sí. Les pongo un ejemplo: el amigo de una de mis hijas dibujó recientemente a su familia y además de sus padres, hermanas y mascotas, incluyó el Amazon ‘Alexa’… Es decir, viajar sin ‘Alexa’ equivale a dejar en casa a un miembro de la familia: hay niños y niñas que están hoy creciendo con esto”.

SABRE PRENDIÓ SU RADAR.

Sabre Labs fue la responsable de desarrollar el informe “Radar 2017 Report”. Lo interesante del trabajo es que lejos de centrarse en la distribución, es decir en la parte de comercialización, el trabajo se refiere ampliamente a la tecnología aplicada a los viajes y plantea, en realidad, tendencias disruptivas e inclusive algunas de las cuales no se desarrollan con el propio devenir de Sabre o su core business.

Algunas de esas tendencias apuntadas ya están entre nosotros y con un grado de desarrollo. Otras en cambio están en pañales.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL.

La primera disrupción es el concepto mismo de inteligencia. Hoy cualquier computadora convencional puede hacer una serie de tareas, pero sólo aquellas para las que ha sido “programada”. Dicho de otro modo, sólo puede hacer todo lo que le ha sido enseñado, pero nada que no sepa. En definitiva: no puede aprender. Eso es cuestión de la inteligencia artificial, es decir un sistema que puede ir aprendiendo, desarrollando respuestas y responder a nuevas necesidades y conceptos. La inteligencia fue, hasta estos momentos, cuestión privilegiada y única del ser humano. Los animales pueden mutar, pero lo hacen generacionalmente, no pueden aprender en el transcurso de su vida.

En el sector turístico fueron las líneas aéreas las primeras en incursionar en el desarrollo de los chatbots: robots que toman la tarea de chatear y asistir a los viajeros, a través de la web, en su experiencia de comprar o informarse. Air New Zealand puso en funcionamiento a su robot Bravo Oscar Tango; Mildred se llama el de Lufthansa; Carla el de Avianca y KLM también tiene el suyo.

La consultora Gartner afirmó en un estudio que para 2020 el 85% de los clientes de las empresas gestionarán su interacción con ellas a través de un robot. Para Servion Consulting, la relación con los clientes será mediatizada por los robots en un 95%, antes de 2025.

LA REALIDAD CAMBIADA.

Se trata de dos conceptos que se suelen confundir. La realidad virtual (VR) apela a dispositivos que permiten sumergirse en un determinado ambiente o “vivir” una experiencia más realista. En general utiliza dispositivos visuales (los famosos lentes). Pero la predicción es que pueda sumar más elementos quetransformen la experiencia en sensorial.

Hace pocos meses, Marriott contaba con una “cabina VR” donde era posible “caminar” por superficies inclinadas, mirar, tocar y hasta sentir el aroma del mar, explorando diversas propiedades de la cadena.

La realidad aumentada interactúa mucho más con el entorno real. Permite mediante dispositivos al alcance de los viajeros como sus celulares, montar ofertas, propuestas e incluso información sobre actractivos y lugares físicos concretos sólo con apuntarlos. Imagínese un city tour por Buenos Aires: al llegar al Cabildo solo habría que apuntarle con la cámara del celular para que se despliegue información sobre el edificio, su historia, su actualidad, su significado. No es información novedosa en sí, lo radical es el modo en el que se la presenta. O imagínese que en una caminata por San Telmo, los distintos bares y restaurantes le hicieran saber sus promociones y ofertas, mediante un celular o a través de los Google Glass, directo a la retina.

SÓLO CON LA MENTE.

Las interfaces neuronales ya están desarrollándose. El primer paso se lo dio sobre problemas con movilidad grave, parapléjicos o hemipléjicos, pensando en que pudieran manejar sus sillas de ruedas o dispositivos de comunicación sólo con sus pensamientos. Luego vinieron las aplicaciones militares: pilotos capaces de manejar los diversos sistemas de los aviones de combate solo “pensando”. La exploración de Sabre llevó a que en el Hackaton de 2016, un evento que promociona la tecnología, se probara una interfaz neural mediante la cual un viajero podría hacer una búsqueda para reservar un viaje sólo pensándola.

PROCESOS ULTRARRÁPIDOS.

Un gran desafío de Internet hoy es la velocidad y eficiencia de las búsquedas, limitada físicamente en muchos casos. Me refiero a la velocidad del proceso en cuestión que se relaciona con el tamaño. Los chips han venido sufriendo un proceso de reducción que les ha permitido ganar en velocidad de funcionamiento, sin embargo, esa reducción tiene un límite material. La computación tradicional trabaja con los bits y el esquema binario: cada bit puede ser 0 o 1. La computación cuántica se basa en los qubits que pueden ser 0, 1 o 0 y 1 a la vez.

La aplicación de la computación cuántica mejorará enormemente “la inteligencia” de las máquinas y les permitirá acometer taras más grandes que las actuales, con mayor eficiencia y en menos tiempo.

ASOCIACIÓN DE DATOS.

Sin duda el de las “cadenas de bloques” (blockchain en inglés) es uno de los conceptos más difíciles de entender. Es como si se tratara de un una libreta con pocas páginas donde se registraran una serie de datos en cada hoja, por ejemplo una compra. Quién compró, qué compró, dónde, cómo, el modo de pago, los datos relacionados de la tarjeta, quienes intervinieron en el proceso, informaciones que en general aparecen juntas. El concepto de cadenas de bloques permitiría, justamente, acceder a las “libretas”, en vez de los datos aislados (sólo el número de tarjeta, por ejemplo). Eso aceleraría los procesos y el acceso a determinadas informaciones en las bases de datos. En definitiva, los stocks de pasajes y vuelos, la disponibilidad y demás, son bases de datos dinámicas.

LA PRESENCIA CONFIABLE.

“Trusted presence” es el concepto en inglés y es otro de los más complejos visto de lejos. Pero cuando uno se acerca y comienza a desentrañarlos, se trata de Gran Hermano. Si todo nuestro perfil en Internet (costumbres, interacción en redes sociales, archivos de compras que hemos hecho, etcétera), más los datos provenientes de la identificación biométrica (iris, rostro, huellas dactilares) estuvieran reunidos, podríamos ser fácilmente identificables en todo momento. Eso nos permitiría acceder a algunas ventajas. Por ejemplo, ofertas ultrapersonalizadas (el concepto que ya trabaja Amazon Go), o transitar más sencilla y rápidamente por los controles migratorios y de seguridad en los aeropuertos.

Es quizás de las ideas más polémicas, pero la verdad es que con el incremento de cámaras de seguridad y nuestro propio accionar en Internet, ya dejamos y desde poco más de una década una enorme cantidad de “rastros” e informaciones personales. De hecho algunas de las herramientas nuevas se Sabre incluyen la posibilidad de repetir (misma línea aérea, mismos vuelos, mismo hotel, etcétera) el viaje de negocios que ha hecho un compañero de la empresa. Ya existe la posibilidad de que el sistema detecte que ambos trabajamos en el mismo sitio. Es una paradoja de la personalización porque no sería tal, pero sí reduce enormemente el estrés que representa en muchos casos planificar y reservar un viaje.

Fuente: Ladevi
24/07/2017